Impunidad, verdad, justicia y reconciliación
JUSTICIA REPARADORA
Desde el fin de la Guerra Fría, la proliferación de conflictos nuevos y complejos plantea a las iglesias problemas inéditos que requieren solución urgente. Estos conflictos no sólo han cobrado un número de víctimas civiles sin precedentes, sino que en muchos de ellos el factor religioso ha tenido una importancia fundamental. Gran parte de esos conflictos no encajan en el modelo tradicional de la guerra entre Estados con fines de dominación territorial o política sino que han sido más bien luchas en el interior de los Estados entre grupos étnicos, nacionales y raciales. Estos conflictos han tomado a la comunidad internacional por sorpresa y ponen a prueba los métodos tradicionales de solución de los conflictos. Los estudios realizados por expertos han demostrado que este tipo de enfrentamientos se debe muy a menudo a tensiones no resueltas debidas a agravios que en el pasado ha infligido una parte a la otra.
Además de ese resentimiento acumulado por las partes agraviadas, suele estar en la raíz de los conflictos el hecho de que se conceda impunidad, de jure o de facto, a quienes han cometido crímenes de lesa humanidad y de que las sociedades y la comunidad internacional no hayan tratado de conocer la verdad acerca de esos crímenes, o no la acepten. Las iglesias en todo el mundo se han dado cuenta de que para ser verdaderos agentes de reconciliación es necesario entender mejor esta dinámica. En 1993, el Consejo Mundial de Iglesias emprendió un programa sobre la impunidad, la verdad y la reconciliación a fin de estudiar esa problemática y ayudar a las iglesias a actuar en esos contextos. El objetivo es preparar a los cristianos para que sepan reconocer los signos que anuncian un conflicto antes de que se desencadene, prestar ayuda a las víctimas en tiempos de conflicto armado y promover una curación y reconciliación social en profundidad una vez terminado el conflicto. |
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¡Algo más que una simple leyenda...!
La Iglesia de Santa María de Cosmedin, en Roma, es conocida por su Bocca della Verità (Boca de la Verdad), una máscara circular de piedra curtida por el tiempo que usaban los romanos como boca de alcantarilla. |
Según la leyenda, si una persona mentirosa o adúltera introduce su mano en la boca, esta se cierra y la muerde.
Esta escultura antigua nos recuerda que el problema de la verdad no es un problema nuevo sino que se remonta a la Antigüedad. Y que por más que la gente trate de hacer trampas, siempre se la conoce como la Boca de la Verdad.
Desde una perspectiva teológica, la verdad no está solo en el centro del mensaje de Jesús, sino que es al mismo tiempo el propio Jesús: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Juan 14, 6). Jesús relacionó la verdad con la auténtica libertad: "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8, 32). (John 8,32).
En el Antiguo Testamento, la verdad está directamente relacionada con la justicia (Salmos 85, 10-11): "La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron. La verdad brotará de la tierra, y la justicia mirará desde los cielos".
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