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    ¿Qué significa ser persona humana y ser parte de la creación de Dios? Las respuestas que parecieron claras e inconmovibles durante siglos son cuestionadas gravemente por los adelantos científicos y tecnológicos. La ingeniería genética, por ejemplo, ha agregado una nueva dimensión a la capacidad de la especie humana para modificar y alterar nuestro desarrollo y el de otras especies.

    Las tecnologías genéticas afectan a nuestras más profundas convicciones sobre el valor de la vida humana y la dignidad humana. A menudo se utiliza en público un lenguaje religioso: “Aprendemos el lenguaje en el que Dios creó la vida”, se proclamó cuando se inició el mapeo de la totalidad de los genes humanos.

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    El movimiento ecuménico se ocupó muy pronto de algunos de estos temas como parte de un proceso de estudio que culminó en la Conferencia de 1979 sobre fe, ciencia y el futuro, en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (Boston, Estados Unidos) y encontró eco en un documento de estudio sobre biotecnología en 1989. Entre tanto, las iglesias han abordado las cuestiones éticas a menudo difíciles y polémicas relativas al principio y el fin de la vida humana y han hecho frente a los nuevos retos resultantes del rápido progreso de las tecnologías.

    El Grupo Consultivo del Equipo de Justicia, Paz y Creación del CMI recogió algunos de estos retos y propuso trabajar sobre la agricultura y los alimentos genéticamente modificados como primer paso para un proceso de estudio sobre ingeniería genética que trate de las cuestiones éticas subyacentes y la visión de la vida. Un pequeño grupo de trabajo sobre ingeniería genética estudió la propuesta y redactó un documento de referencia para estimular un debate más amplio entre los miembros del Comité de Examen II previo a la reunión de 2003 del Comité Central. El debate sobre cultivos genéticamente modificados y ayuda alimentaria adquirió también relieve en 2003, tras el rechazo por el Gobierno de Zambia de maíz genéticamente modificado como ayuda alimentaria

    El contexto importa tanto para la fe como para la ciencia. Al evaluar los programas de investigación y las tecnologías, es razonable y necesario empezar siempre de nuevo a partir de esta sencilla pregunta: ¿Por qué hacemos esto?

    Dada la ética pragmática, basada en los resultados y a menudo utilitaria de la cultura tecnológica dominante, la pregunta puede reformularse en los siguientes términos:

    • ¿Qué problema se supone que esta tecnología (o ciencia) quiere resolver?
    • ¿Quién definió el problema y propuso la solución, y para qué? ¿Se define simplemente el ‘problema’ en función de las ‘soluciones’ (comerciales) de que se dispone o que serían más rentables para los que las ofrecen?
    • Si el contexto importa, tenemos que preguntarnos una y otra vez no solo ¿A quién beneficia? Sino también ¿Quién es más probable que pierda?

    El grupo de trabajo del CMI sobre ingeniería genética empezó por formar una lista de los muchos documentos, folletos y libros publicados por las iglesias y organizaciones afines. Aunque dista de ser completa, la lista revela que las cuestiones son objeto de un amplio debate y no se ven ya como preocupaciones predominantemente del “Norte”. Las iglesias del “Sur” han estudiado los efectos sobre las personas y se dan cuenta cabal del papel dirigente de las compañías transnacionales en el esfuerzo por introducir semillas genéticamente modificadas y productos farmacéuticos de ingeniería genética que, en general, no corresponden a las necesidades más urgentes de las poblaciones.

    La afirmación “el contexto importa” es también pertinente, no obstante, por otra razón. Al conocerse mejor el genoma humano, muchos científicos se han vuelto más críticos respecto al impulso inicial a favor del determinismo genético, la hipótesis de una relación directa de causa a efecto, el gen individual y la expresión de una cierta característica o efecto. En algún momento se pensó que los humanos tenían más de 100.000 genes, y ahora los investigadores creen que la cifra es solo de 20.000 a 25.000 genes. El número relativamente pequeño de genes cartografiados por el Proyecto Genoma Humano revela procesos mucho más complejos, en los que realmente importan la interacción entre diferentes genes, varios parámetros del proceso y la totalidad del contexto. Esto debe traducirse en evaluaciones mucho más prudentes de las perspectivas futuras de la tecnología, recalcando mucho más el principio de precaución.

    El grupo de trabajo compuso un documento de debate que se centra en las cuestiones que se plantean si tomamos en serio el contexto sociopolítico, económico y cultural en cuanto condicionante de los programas de investigación y de la trayectoria de la tecnología y sus aplicaciones. Al trabajar sobre el documento, el grupo decidió adoptar un doble enfoque sobre la ingeniería genética: la agricultura por una parte y los seres humanos por otra.

    Según el contexto, la ingeniería genética con animales podría corresponde a uno u otro enfoque. La divisoria entre ambos sectores es difusa, y en todo caso es difícil trazar una línea clara, ya que todas las diversas aplicaciones se basan en las mismas concepciones de la biología molecular y la tecnología de la manipulación genética. Más importante, no obstante, es la razón por la que en todos estos ámbitos encontramos casi los mismos actores y una dinámica muy análoga.

    El documento argumenta no desde una posición presuntamente neutral y objetiva, sino que parte más bien de los relatos y las voces de pequeños agricultores, pueblos indígenas, mujeres y personas discapacitadas. Los agricultores en pequeña escala y los pueblos indígenas no comparten los supuestos asumidos por los protagonistas respecto a los beneficios de semillas y cultivos genéticamente modificados. Conminan al público en general a examinar muy atentamente las declaraciones y promesas formuladas y permanecer vigilantes sobre las cuestiones de poder, lucro y control. Los pueblos indígenas luchan también en muchos lugares del mundo para defender sus datos genéticos que se han convertido en un recurso muy valioso para el desarrollo de nuevos productos farmacéuticos y nuevas terapias. Las personas discapacitadas hacen preguntas pertinentes sobre el ideal de la persona médicamente controlada en el que confluye gran parte del debate sobre genética humana. Muchas mujeres se alarman porque incluso sus cuerpos son tratados como un recurso económico. Estos y otros grupos instan al público en general a que no acepten nada a ciegas, sino que reexaminen los argumentos esgrimidos a favor de la ingeniería genética, que suelen reflejar el contexto de sociedades muy integradas en la economía mundial e influidas por el moderno paradigma de desarrollo. Precisamente por esta razón, las experiencias y las voces de dichos grupos son a menudo marginadas y excluidas del debate.

    El grupo que trabajó en el documento comprendía representantes de pueblos indígenas y personas discapacitadas junto con investigadores, especialistas en ética y eclesiásticos dedicados a las cuestiones debatidas. Al hacer transparente su opción, respondieron también al mandato del equipo JPC, que asume la responsabilidad del documento. La perspectiva escogida implica también que el documento no pretende ser representativo de las posiciones adoptadas por iglesias miembros del CMI procedentes de diferentes tradiciones teológicas y diferentes contextos. Trata de promover el debate dentro de las iglesias y entre ellas y de interpelarlas en su testimonio profético. Se destina a los fieles de las iglesias que tienen interés por los desafíos éticos relativos a la ingeniería genética y están dispuestos a participar en un debate ecuménico sobre sus propios postulados y apreciaciones. Esto es también aplicable al presente documento, que es un documento de debate en el sentido real de la palabra.

    El documento trata primero de las implicaciones de la ingeniería genética aplicada a la vida humana y se refiere después a las implicaciones para la agricultura.

    Genética humana
    La ingeniería genética añadió una nueva dimensión a la capacidad de los seres humanos para modificar y alterar el desarrollo de la especie humana y de otras especies. Está en los orígenes de una nueva generación de fármacos, nuevos diagnósticos genéticos prenatales que pueden utilizarse para la preimplantación selectiva, nuevas terapias somáticas y clonación de embriones. Estas tecnologías, los adelantos de la investigación genética y los marcos jurídicos correspondientes, por ejemplo sobre derechos de propiedad intelectual, patentes de formas de vida, consentimiento previo informado y privacidad, estatus del embrión, se desarrollan rápidamente. Hay importantes lagunas por falta de marcos legales o reglamentarios y por la escasez de debate público en la mayoría de los países. Preocupan gravemente los aspectos racistas y deshumanizadores de una nueva eugenesia.

    Las tecnologías de la genética humana suscitan cuestiones teológicas profundas. Mucho más allá de las cuestiones éticas inmediatas que plantea el uso de cualquier nueva tecnología, afectan a la estructura ética fundamental de nuestras sociedades:

    •  Las tecnologías de la genética humana afectan a nuestra actitud fundamental ante la vida. Así lo recalcan tanto los defensores como los críticos de una perspectiva teológica.
    • Las tecnologías de la genética humana nos obligan a aclarar nuestra concepción de los seres humanos como creados por Dios, en especial cuando en estas cuestiones se utiliza en público un lenguaje religioso.
    • Las tecnologías de la genética humana requieren una evaluación de la importancia de distintos bienes como la posibilidad de curar enfermedades y la integridad de la vida humana. A veces no pueden evitarse dilemas éticos. Es entonces muy importante analizar y evaluar cuidadosamente los aspectos éticos del problema para llegar a una decisión responsable.
    • Las tecnologías de la genética humana se basan en una distribución cuestionable de los recursos para la salud. Tales tecnologías utilizan recursos que están muy desigualmente repartidos en las diversas partes del mundo. El uso de cuantiosos recursos financieros para ayudar a algunos padres a tener hijos sanos mediante tecnología genéticas caras debe sopesarse frente a la satisfacción de las necesidades básicas de salud de otros niños.
    • Las tecnologías de la genética humana que permitan a los padres escoger o promover las características de sus hijos pueden repercutir sobre la ecología de valores en una sociedad, redefiniendo los conceptos de enfermedad y discapacidad.

    El documento ofrece una reflexión teológica sobre estos problemas y formula recomendaciones sobre:

    • campos prometedores de la investigación genética,
    • alerta sobre la investigación con embriones y rechazo de bebés de diseño,
    • no a la compraventa de partes del cuerpo humano,
    • advertencia contra la mezcla de genomas humanos y animales para investigación, como ejemplos e invitación a proseguir el debate.

    Biotecnología y agricultura

    El documento plantea estas cuestiones desde la perspectiva de los desposeídos y débiles. Examina detenidamente las funciones y las posiciones adoptadas por los principales interesados, tales como científicos, empresas transnacionales y mercados financieros, gobiernos y políticos, consumidores, agricultores y movimientos sociales, y pueblos indígenas. Se presta especial atención a la Ayuda Alimentaria y a los alimentos genéticamente modificados que se ofrecen a regiones gravemente deficitarias en alimentos antes de considerar las amenazas a la biodiversidad. La reflexión teológica de esta sección se centra en la comprensión teológica de los alimentos y la producción alimentaria antes de proceder a una crítica de la ingeniería genética en la agricultura.

    El grupo insta al CMI, a las iglesias miembros, a todos los cristianos y a las personas de buena voluntad a emprender las seis formas de acción siguientes:
    1. Establecer lazos de asociación con la sociedad civil, los movimientos populares, los grupos de agricultores y los pueblos indígenas para oponerse a la ciencia, la filosofía y la práctica de la ingeniería genética en la agricultura.
    2. Exhortar a los cristianos que trabajan para quienes promueven la ingeniería genética a que reflexionen sobre las implicaciones de su trabajo a la luz de la defensa evangélica de la verdad y la justicia, y que consideren la posibilidad de hacer una denuncia pública y ser objetores de conciencia.
    3. Promover la reflexión teológica cristiana para que pase de las cuestiones de seguridad alimentaria a las de soberanía alimentaria, para no frustrar nuestras ansias de justicia, libertad y participación.
    4. Animar a los cristianos dedicados a la investigación médica a que sigan estudiando los efectos sobre la salud humana de la ingeniería genética en la agricultura, como pide la Comisión Europea.
    5. Solidarizarse con quienes trabajan en las comunidades locales para promover la alimentación sana y la buena nutrición entre los menesterosos, especialmente en el tiempo del VIH/SIDA.
    6. Reconocer en nuestro trabajo y reflexión la manera en que el acceso a los alimentos se sitúa en la intersección entre ecología y economía en la lucha por la vida contra la mercantilización y el control.
    7. Emprender reflexiones bíblicas y teológicas sobre alimentación, fe y justicia, y en especial considerar la posibilidad de que el ágape en el corazón del culto cristiano –la Cena del Señor o Eucaristía– pueda considerarse como un sacramento de resistencia contra quienes tratan de hacerse con el dominio de la alimentación.

    Al hacer todo esto, estamos en la línea del documento AGAPE, y en particular su sección 3.3., “de la seguridad alimentaria a la soberanía alimentaria”:

    Creemos que el plan divino de solidaridad y justicia para la creación en cuanto hogar de la humanidad incluye la promesa de que los pueblos de la Tierra tienen derecho a producir sus propios alimentos y a controlar los recursos necesarios para su sustento, incluida la biodiversidad. Los gobiernos tienen pues el derecho y la responsabilidad de apoyar los medios de sustento de los pequeños agricultores del Norte y del Sur. Tienen derecho a oponerse a las pretensiones de las industrias agropecuarias que tratan de controlar todos los aspectos del ciclo de la vida. Este enfoque requiere el respeto de las relaciones espirituales indígenas con la madre tierra y sus munificencias.

    Adelante en el camino
    El trabajo realizado hasta ahora sobre ingeniería genética ha contribuido a identificar otros adelantos tecnológicos estimulantes, especialmente en el campo de las nanotecnologías que operan a escala de átomos y moléculas. Según la National Science Foundation estadounidense, el mercado mundial de nanotecnologías superará un billón de dólares (un millón de millones) dentro de seis años, pese a que la mayoría de los gobiernos y los organismos intergubernamentales apenas han oído hablar de nanotecnologías. Una de las Conversaciones Ecuménicas versará sobre los retos de las nuevas tecnologías al testimonio de las iglesias sobre el carácter sagrado de la vida. Se planteará la cuestión de si el CMI puede facilitar el diálogo entre las iglesias sobre estas materias para ampliar la base de testimonio y acción comunes. ¿Será verdad que ha llegado el tiempo de ahondar en las preocupaciones que suscitan la ciencia y la tecnología?

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