Informe del Comité de Examen II
IV. Respuesta a la plenaria sobre el Decenio Ecuménico
Versión aprobada por la Octava Asamblea
de Solidaridad de las Iglesias con las Mujeres
Como se señala en la publicación De Canberra a Harare, en algunas iglesias el Decenio puso en contacto a "grupos (...) que hasta entonces no se habían sentado nunca alrededor de una misma mesa para reflexionar juntos sobre las preocupaciones manifestadas en el Decenio". Esas preocupaciones o esferas de interés fueron las siguientes:
Voces de la plenaria sobre el Decenio
"... habéis transformado en alegría los lamentos de los portadores de mirra" (himno ortodoxo). Se alzaron voces jubilosas de solidaridad y alabanza por el Decenio Ecuménico. Muchas piedras, muchos escollos se removieron durante el Decenio. Los presentadores de la plenaria sobre el Decenio fueron unánimes en encomiar el avance logrado. Hubo voces que afirmaron el profundo llamamiento por los derechos humanos y sociales de la mujer, y voces que deploraron todas y cada una de las múltiples formas de la violencia contra la mujer. Otras voces manifestaron el compromiso de proseguir la lucha para que el nuevo milenio sea verdaderamente nuevo, en particular para las mujeres.
Sin embargo, en respuesta a la presentación del Decenio, algunas voces de la Asamblea expresaron opiniones discrepantes e incluso opuestas. Algunas de ellas dicen "ni ahora, ni nunca" a las cuestiones planteadas sobre la ordenación, la orientación sexual y el lenguaje inclusivo. Alguien lo expresó con estas palabras: "a veces parece que estuviéramos recorriendo un camino apostólico distinto".
Otras voces llamaron la atención a la Asamblea por la demora en remover las piedras que obstaculizan la plena participación de las mujeres en todos los aspectos de la vida de la iglesia y de la sociedad. Esas voces dicen que ha llegado la hora de pasar de la solidaridad a la responsabilidad. Dicen que no hay vuelta atrás en el camino de fe que ha abierto el Decenio. Éste es el momento de Dios, el kairós de Dios, para la transformación.
Como lo dice el título de la carta enviada al CMI, ahora estamos llamados a la "responsabilidad". El CMI ha comprendido claramente la exigencia de asumir su compromiso con los objetivos del Decenio en todas sus actividades y orientaciones. Nosotros también hemos escuchado el llamamiento a fortalecer la solidaridad de las iglesias con las mujeres.
Para afianzar la solidaridad de las iglesias con las mujeres, es obvio que el CMI y las iglesias deberían participar en un proceso profundo de conversación, conversión, oración y acción con respecto a las cuestiones examinadas en el documento De la solidaridad a la responsabilidad y en la Plenaria sobre el Decenio. Como iglesias, tratamos de dar vida a la afirmación bíblica de que hemos sido creados, hombre y mujer, a imagen de Dios (Gn 1:28) y a la visión bautismal según la cual "ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús" (Gá 3:20). A tales efectos, hacemos las siguientes recomendaciones.
Recomendamos (Aprobadas)
1. Al CMI, que prepare directrices sobre la conducta en las relaciones entre hombres y mujeres, que introduzcan el entendimiento de que cualquier forma de violencia contra la mujer es un pecado.
2. Que se inste a las iglesias a que ofrezcan a las mujeres oportunidades de hablar claro en relación con los casos de violencia y de abuso, que permitan tanto a las víctimas como a los agresores experimentar el poder del perdón y la reconciliación. Se reconoce la necesidad del arrepentimiento por las acciones y las omisiones en relación con la inclusión de las mujeres, así como por la violencia de las que muchas han sido víctimas.
3. Que la Asamblea apoye la labor en curso del CMI para impugnar la legitimidad de la guerra, y recomiende la declaración del Comité Central de 1995 sobre la superación de la violencia, así como otras declaraciones del CMI, en particular por cuanto tales declaraciones tienen repercusión para las mujeres y los niños, víctimas inocentes de la guerra, de las situaciones de conflicto y de la violencia en el hogar.
4. Que la Asamblea inste a que se utilicen lenguajes y políticas que sean inclusivas, especialmente en relación con el sexo, la edad, la raza, el contexto cultural o la discapacidad, y que, en el marco de esas políticas, se apoye la inclusión de personas, sin discriminación, en los cargos de dirección a todos los niveles de la vida de las iglesias, en consonancia con la comprensión eclesiológica que tienen las iglesias de sí mismas.
5. Que el CMI abogue por medidas de condonación de la deuda y la utilización de los recursos economizados por este concepto para mejorar la calidad de vida, en particular de las mujeres, los jóvenes y los niños.
6. Que el CMI denuncie la explotación sexual de las mujeres y los niños con fines comerciales, como la esclavitud sexual, la prostitución, la pornografía, y toda clase de trata de mujeres y niños.
7. Que el CMI apoye la creación de estructuras y sistemas económicos justos en la iglesia y en la sociedad a fin de que las personas, independientemente de su sexo, edad, raza, procedencia cultural o capacidad, puedan beneficiarse de la justicia, de la igualdad salarial, de sueldos que permitan vivir decorosa y dignamente, y prácticas laborales equitativas.
8. Que la Asamblea recomiende a las iglesias miembros el estudio de la Convención de las Naciones Unidas sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, el documento de las Naciones Unidas "Plataforma de Acción de Beijing", y el Decenio de las Naciones Unidas para la Erradicación de la Pobreza 1997-2007.
9. Que la Asamblea invite a las iglesias miembros a buscar medios de tener siempre presentes los objetivos del Decenio.
A título informativo, las recomendaciones siguientes fueron sometidas a la consideración del Comité de Orientación Programática:
1. Que el CMI facilite y apoye programas, oportunidades y planes de estudio teológicos que incluyan las voces, las perspectivas y las experiencias de las mujeres. (Remitido para examen al Comité Central)
2. Que el CMI emprenda un estudio sobre la sexualidad humana, en toda su diversidad, y que lo ponga a disposición de las iglesias miembros. Además, que el CMI aliente a las iglesias miembros a iniciar un debate y entablar un diálogo sobre el tema de la sexualidad humana. (Incorporado en el Informe del Comité de Orientación Programática)
3. Que la Asamblea se haga eco de la insistencia del Decenio en los esfuerzos para combatir el racismo y en la preocupación por los trabajadores migrantes, y pida que estas preocupaciones se incorporen a los diversos programas del CMI. (Incorporado en el Informe del Comité de Orientación Programática)
4. Pide al CMI que, en consulta con las iglesias, siga de cerca los progresos en esta esfera, que celebre una consulta a mitad de camino y que informe al respecto a la Novena Asamblea. (Remitido para examen al Comité Central)
Informe del Comité de Examen II
Octava Asamblea y 50 Aniversario