Consejo Mundial de Iglesias
y Conferencia de Iglesias Europeas en cooperación con la Federación Luterana Mundial |
Veanse "De Última Hora" del CMI: Una delegación ecuménica visita Albania y la ex República Yugoslava de Macedonia. (17.5.99) |
En abril de 1999, el Consejo Mundial de Iglesias, la Conferencia de
Iglesias Europeas y la Federación Luterana Mundial enviaron a Yugoslavia una
delegación que había de entrevistarse con las iglesias para examinar las causas y
las consecuencias del actual conflicto de los Balcanes. Y, como parte de su continua
preocupación por la guerra, el CMI y la KEK, en cooperación con la FLM,
organizaron también el viaje de una segunda delegación a la ex República
Yugoslava de Macedonia y a Albania, viaje que tuvo lugar del 18 al 24 de mayo de este mismo
año. A esta delegación se le pidió:
Miembros de la Delegación
Agradecimientos
Nuestra visita fue breve y aunque nuestras impresiones son muy
vivas, es imposible llegar a conclusiones definitivas después de sólo unos pocos
días en cada país. Por eso, y después de discutirlo ampliamente,
decidimos no formular recomendaciones específicas a las iglesias, sino más bien
hacer constar nuestras observaciones y compartir algunas de nuestras conclusiones generales
sobre la situación en la ex República Yugoslava de Macedonia y en Albania.
1. El actual conflicto de los Balcanes no es una guerra de religión. Aunque las
identidades étnicas están muy arraigadas, personas de diferentes grupos
étnicos y religiosos llevan siglos viviendo juntos con respeto y tolerancia los unos por
los otros. Todo intento de presentar la guerra como conflicto religioso es muy peligroso. Y en
este contexto altamente politizado, ni las iglesias ni otras comunidades religiosas
deberían dejarse utilizar con fines políticos por los gobiernos o por los distintos
grupos.
2. La crisis actual de los Balcanes es una crisis de larga duración. Los efectos
de esta guerra se dejarán sentir durante muchos años, mientras que lo probable es
que la atención de la comunidad internacional no se prolongue demasiado. Al mismo
tiempo nos preocupan profundamente las repercusiones del conflicto y de la presencia de
refugiados en los países que los han acogido. Si se produce una nueva crisis global o si
los organismos humanitarios pueden trabajar en el interior de Kosovo, es posible que la
atención se desplace de las necesidades actuales de los refugiados en Albania y
Macedonia a otras regiones. Y, dada la volatilidad de la situación en los dos
países, ese cambio podría tener trágicas consecuencias no sólo para
ellos sino también para el conjunto de la región.
3. La guerra está creando una situación muy peligrosa para los países
vecinos y merece una atención más sostenida por parte de la comunidad
internacional. Es imposible que los países de Macedonia y Albania sigan acogiendo a
gran número de refugiados sin el apoyo sostenido de la comunidad internacional. Y
tenemos también que recordar que en ambos países está resultando muy
difícil la transición de un régimen comunista a un sistema de instituciones
democráticas.
4. Los habitantes de toda la región tienen miedo de los efectos
desestabilizadores de la llegada de un gran número de personas de distintos
orígenes étnicos y manifiestan su preocupación ante la posibilidad de que
el conflicto se extienda a sus países. Los problemas de la región están,
pues, relacionados unos con otros y eso hace necesario un plan de conjunto para toda la
región. En un acuerdo de paz, por ejemplo, habría que tener en cuenta no
sólo el regreso de los refugiados kosovares de Macedonia y Albania, sino también
las repercusiones de la guerra en Grecia, Italia, Hungría, Bulgaria y otros países
de la región.
5. Yugoslavia es el centro de los Balcanes. Lo que sucede en Yugoslavia tiene
repercusiones en toda la región en todo lo concerniente a transacciones comerciales y
económicas, infraestructura, transportes, e incluso evolución política.
Mientras no haya democracia en Yugoslavia, toda la región seguirá en una
situación de riesgo.
6. El reto para las iglesias de la región es construir y mantener sociedades
pluralistas en las que personas de distintos orígenes étnicos y religiosos
puedan convivir en condiciones de paz y de respeto mutuo. Aunque en los últimos
años hemos sido testigos de conflictos en gran escala, también tenemos que
recordar que ha habido períodos de paz en los que han funcionado bien las sociedades
multiculturales. En este contexto, son muy peligrosas las propuestas encaminadas a redefinir
las fronteras nacionales.
7. Al hablar con muchas personas distintas sobre la situación de los refugiados, hemos
descubierto que las personas informadas tienen muy distintas visiones del futuro.
Algunos creen que pronto se firmará un acuerdo de paz y que la mayoría de los
refugiados regresarán inmediatamente a sus hogares. Pero son muchos más los
que creen que el proceso de repatriación será muy lento; "aunque la semana que
viene se firme el acuerdo de paz", nos han dicho, "los refugiados permanecerán
aquí como mínimo un año más". Otros creen que la mayoría
de los refugiados no regresarán nunca a Kosovo. Y estos distintos análisis
configuran respuestas distintas a la cuestión de los refugiados, respuestas que van desde
la decisión de invertir en costosos proyectos para hacer frente al invierno hasta la idea
de una evacuación humanitaria.
Hasta los primeros años noventa, Macedonia formó
parte de Yugoslavia. Sus mercados, su infraestructura y las modalidades de su comercio
estaban todas integradas en este país. La actual ruptura de relaciones con Yugoslavia
como resultado de la guerra está teniendo importantes repercusiones en la ex
República Yugoslava de Macedonia, la cual es ademas una nueva democracia cuyas
instituciones políticas se han desarrollado recientemente y cuyos partidos
políticos están aún en proceso de consolidación. La tensión
producida por la llegada de 300.000 refugiados de origen albano hasta mediados de mayo de
1999 ha tenido por lo tanto graves consecuencias en las frágiles estructuras
democráticas. Antes de la llegada de los refugiados, el 75% de los dos millones de
habitantes del país eran de origen macedonio y el 25% de origen albanés.
Había también 45.000 romaníes registrados (aunque la cifra real es
posible que llegue a los 90.000). La presencia de los refugiados - cuyo total representaba el
12% de la población de Macedonia en el momento de nuestra visita - ha hecho temer a
los macedonios que el equilibrio étnico del país pueda alterarse.
Económicamente, la ex República Yugoslava de Macedonia está sufriendo
graves perturbaciones en su comercio. Tradicionalmente, gran parte de la producción
agrícola del país se exportaba a Yugoslavia, sin cuyo mercado los agricultores
macedonios no tienen donde exportar su producción. Se nos ha dicho, por ejemplo, que
en Strumica 20 kilos de pepinos se venden ahora por un dólar. Fábricas que
dependían de Yugoslavia para obtener sus materias primas y/o vender sus productos
están cerrando. Análogamente, el comercio entre la ex República
Yugoslava de Macedonia y Alemania, tradicional interlocutor comercial de Macedonia, se ha
visto asimismo perturbado. Antes de la llegada de los refugiados, el desempleo en la ex
República Yugoslava de Macedonia se estimaba en el 40%, mientras que ahora cifras no
oficiales indican que el número de desempleados es superior al de empleados. Los
inversionistas extranjeros se están retirando, el tráfico comercial aéreo se
ha reducido en un 80% y la situación económica general es precaria.
En cuanto a la política, escuchamos informes según los cuales el país se
está polarizando entre las fuerzas pro OTAN y anti OTAN, y los sentimientos
contrarios a ésta se están agudizando como consecuencia de los bombardeos. Los
macedonios tienen miedo de verse envueltos en el conflicto. Dos terceras partes de la
población macedonia viven en un radio de 20 a 25 kilómetros de la frontera
yugoslava, y actualmente hay 16.000 soldados de la OTAN en el país. Los macedonios
de origen manifiestan asimismo su miedo a un Kosovo independiente y a la posible
creación de una gran Albania. Como nos dijo una persona, "no es posible cambiar las
fronteras en los Balcanes sin un gran derramamiento de sangre". En este contexto, los
refugiados albaneses de Kosovo son considerados como una fuerza desestabilizadora y los
macedonios parecen unánimes en instar a que dichos refugiados sean reasentados fuera
del país. De hecho, la salida en las últimas semanas de 50.000 refugiados con
destino a otros países parece haber aliviado algo la situación.
Los refugiados
En el momento de nuestra visita, el número de refugiados
albaneses que se encontraban en la ex República Yugoslava de Macedonia se estimaba
en 229.000, de los que 79.000 viven en nueve campamentos y 125.000 con familias de
acogida. Otros 50.000 habían salido para otros países en el curso del mes
anterior. Los albaneses no están reconocidos como refugiados, sino más bien
como "personas asistidas por razones humanitarias". Además de los refugiados
albaneses, hay otros varios millares, con inclusión de ciudadanos macedonios (tanto de
origen albanés como macedonio) que vivían en Kosovo, y de refugiados serbios
y romaníes de otras partes de Yugoslavia. Actualmente la policía se niega a
reconocer a los no albaneses como "personas asistidas por razones humanitarias", si bien
hemos tenido noticias según las cuales están siendo discretamente asistidos por
organizaciones no gubernamentales. Finalmente hay varios millares de refugiados que no
están registrados como tales.
En cuanto a los refugiados que viven en campamentos, una de las principales preocupaciones
es la llegada del verano con sus calores, pero tampoco hay que olvidar las necesidades
más apremiantes del próximo invierno. En la ex República Yugoslava de
Macedonia las temperaturas pueden elevarse hasta 45 grados en verano y descender hasta -20
grados en invierno. La adaptación para el invierno de los alojamientos de refugiados
puede resultar muy costosa, y a eso hay que añadir que ese proceso, que significa que
los refugiados permanecerán todavía algún tiempo en el país, puede
exacerbar los sentimientos de xenofobia entre la población local. Y en el caso de los
refugiados que viven con familias de acogida se teme que las posibilidades se reduzcan
considerablemente a medida que pasan los meses, sobre todo teniendo en cuenta que muchas
de las familias con las que viven son muy pobres. Entre los refugiados, por su parte, aumenta
el interés por la evacuación humanitaria a países occidentales.
También hemos tenido noticias del creciente resentimiento de la población
macedonia ante las mejoras introducidas en las condiciones de vida en los campamentos de
refugiados, especialmente teniendo en cuenta el empeoramiento de la situación
económica general. Como nos dijo un macedonio, "nos dicen que los refugiados
están recibiendo bananas, fruta que nosotros llevamos mucho tiempo sin poder
comprar". También nos preocupan las repercusiones de la llegada de muchas
organizaciones internacionales no gubernamentales. Los precios en Skopje están
aumentando, en un momento en que son muchos los ciudadanos macedonios que están
sin empleo.
Hemos tenido informes sobre las decenas de miles de personas internamente desplazadas en
Kosovo que podrían pasar a la ex República Yugoslava de Macedonia ahora que
la nieve está desapareciendo de las montañas. Con la destrucción de la
infraestructura de Kosovo también es probable que en el futuro aumente el
número de refugiados que salgan del territorio empujados por el hambre.
Nosotros visitamos dos campamentos de refugiados. Radusa es un campamento relativamente
pequeño, dirigido por el MCIC (Centro Macedonio de Cooperación
Internacional). Aunque con capacidad para 1.500 refugiados, actualmente son sólo 700
los que viven en él. En conjunto, todos los servicios que se les prestan son excelentes.
Una organización búlgara proporciona la asistencia médica (con 13
médicos y equipo adecuado) y dos comidas calientes al día. También hay
agua limpia en cantidad suficiente, y duchas calientes, sanitarios y un servicio gratuito de
teléfono por satélite para los refugiados. Existen además planes para la
construcción de locales sociales que serán administrados por los propios
refugiados y que permitirán a éstos disponer de lugares de reunión.
El campamento de refugiados de Cegrane es actualmente el más grande del país,
con 40.000 refugiados. El campamento fue urgentemente Aampliado@ cuando la llegada
inesperada de nuevos refugiados provocó un crecimiento demasiado rápido de su
población. Abierto hace tres semanas, todavía no está terminado. Algunos
de los caminos, por ejemplo, no tienen grava (lo que significa que cuando llueve se convierten
en barrizales), y el número de letrinas es inadecuado; el MCIC está actualmente
construyendo otras 50. No se facilitan comidas calientes (a diferencia de Radusa), y las
familias preparan sus comidas en las hogueras que encienden en los pequeños espacios
que hay entre las tiendas. Este campamento se ha concebido con carácter permanente y
con limitado movimiento de refugiados a otros países. Nos preocupan las posibles
repercusiones ambientales del campamento, por cuanto los refugiados tienen que procurarse
ellos mismos la leña que necesitan y, por otra parte, las aguas sucias se vierten en el
río más próximo. Algunos refugiados nos han informado también
sobre ciertas deficiencias de la asistencia médica.
En los dos campamentos los refugiados parecen disfrutar de relativa libertad de movimiento y
su presencia es visible en las comunidades vecinas. Las relaciones entre las ONG que
actúan en el campamento de Cegrane parecen ser relativamente esporádicas, si
bien diariamente se celebran reuniones de coordinación. Aunque las necesidades
básicas de los refugiados parecen estar atendidas, a nosotros nos preocupó la
dimensión social de la vida en los campamentos. Los refugiados están deprimidos
y tienen pocas actividades con las que llenar su tiempo. La mayor parte se limitan a
permanecer sentados en sus tiendas en espera de las decisiones que puedan tomarse acerca de
su futuro. La falta de actividades interesantes agravará sin duda, no sólo la
depresión de los refugiados, sino también otros problemas sociales. Algunos de
los niños más pequeños del campamento de Radusa van a la escuela en los
pueblos vecinos, pero no existen (todavía) actividades para adolescentes y
jóvenes, ni hay tampoco escuelas a las que puedan asistir los niños del
campamento, todavía más poblado, de Cegrane.
El Centro Macedonio de Cooperación Internacional (MCIC)
Las estructuras gestoras del MCIC están formadas por representantes de las
comunidades religiosas (Iglesia Ortodoxa de Macedonia, Iglesia Metodista Unida y
Comunidad Religiosa Islámica), representantes de la sociedad civil (tales como los
romaníes y organizaciones femeninas), y de personas expertas en distintas materias.
Parecía existir cierta preocupación, especialmente por parte de la Iglesia
Ortodoxa de Macedonia, en cuanto a la necesidad de que el MCIC se esforzara por reforzar
todavía más la labor de las iglesias.
En general, nos impresionaron tanto la labor del MCIC como el carácter plural de su
Junta Ejecutiva. Concretamente, la decisión del MCIC de comprar localmente los
alimentos para los paquetes que está distribuyendo a las familias de acogida es una
forma de responder a las necesidades no sólo de los refugiados sino también de
los macedonios. También nos impresionó favorablemente la decisión del
MCIC de asistir tanto a los unos como a los otros. Así, en los dos campamentos que
visitamos el MCIC tiene la intención de mejorar la infraestructura (energía, agua
y saneamiento) tanto de las comunidades locales como de los propios campamentos. Dado el
comprensible resentimiento de la población local hacia los refugiados y hacia los
recursos que a éstos se destinan, son éstas importantes iniciativas que
habría que fomentar y apoyar.
Nos preocupan las consecuencias que para el MCIC puedan tener sus programas de
emergencia. El MCIC ha hecho una gran labor al responder a la crisis inmediata en la ex
República Yugoslava de Macedonia. Pero el costo ha sido la suspensión de sus
programas ordinarios de desarrollo, que también son importantes y que a la larga
seguirán siendo necesarios. Si la crisis inmediata se prolonga, será importante
garantizar que las necesidades de los refugiados serán atendidas por profesionales bien
entrenados para las situaciones de emergencia y que se reanudará la labor de desarrollo
del MCIC.
Nos reunimos también con la organización humanitaria Mesechina (o "Moon")
de los romaníes, que ha suspendido igualmente sus programas educativos ordinarios
para éstos, y los de desarrollo de la capacidad de las ONG que trabajan con ellos, para
dedicar toda su atención a la situación de emergencia. Actualmente Mesechina
está distribuyendo 2.600 paquetes de comida y artículos de higiene a las familias
que albergan a refugiados, y 1.000 al mes a los necesitados macedonios de Gostivar. A este
respecto se nos dijo que es posible que sean actualmente unos 3.000 los refugiados
romaníes de Kosovo que viven con familias de acogida en la ex República
Yugoslava de Macedonia.
Nos sorprendió la falta de "espíritu" o de antecedentes ecuménicos entre
las iglesias macedonias, así como el aislamiento de la Iglesia Ortodoxa de Macedonia.
Porque si bien hay algunas pruebas de buena cooperación entre iglesias, eso parece ser
más resultado de contactos individuales que de un compromiso ecuménico por
parte de las instituciones. La reunión que nosotros celebramos con Caritas-Macedonia
puso, por otra parte, de relieve la buena cooperación ecuménica que existe sobre
el terreno. Dentro de la Iglesia Católica también existen divisiones entre los
uniatos y la Iglesia Católica Romana.
Del total de dos millones de macedonios, hay actualmente 1,5 millones que son miembros de
la Iglesia Ortodoxa de Macedonia (más otro millón que viven fuera de la
República). En 1967, la Iglesia Ortodoxa de Macedonia declaró su independencia
de la Iglesia Ortodoxa Serbia - separación que no ha sido reconocida por otras iglesias
ortodoxas. En 1967 también, la Iglesia Ortodoxa de Macedonia solicitó la
admisión en el Consejo Mundial de Iglesias, pero su solicitud no fue aceptada. Nuestra
delegación se reunió con el Metropolitano Kiril, de la Iglesia Ortodoxa de
Macedonia, como expresión de solidaridad con la iglesia principal de un país que
está experimentando serias dificultades como resultado de la guerra en el vecino
Kosovo, pero hizo constar claramente que su propósito era informarse sobre los
problemas humanitarios y políticos del país, y no ocuparse de cuestiones
relativas a la posición de la iglesia dentro de la comunidad ortodoxa o a su deseo de
ingresar en el CMI y en la CIE. La delegación insistió también en que las
decisiones sobre esas cuestiones incumben a los demás miembros de la familia
ecuménica.
El Metropolitano Kiril recibió a la delegación con cordialidad y reconocimiento,
disculpándose por la ausencia del Arzobispo Mihail que estaba en el hospital
recuperándose de una intervención cardíaca. Inició su
declaración haciendo notar que era la primera vez en más de 30 años que
una delegación del CMI o de la KEK visitaba su iglesia, y que esta visita era muy
apreciada. Hizo notar que la iglesia recordaba todavía vivamente la asistencia ofrecida
por el CMI y la KEK a raíz del devastador terremoto de 1963. La solidaridad entonces
manifestada por la comunidad ecuménica internacional había sido "abrumadora"
y nunca podía olvidarse. Expresó también el sincero deseo de su iglesia de
formar parte del CMI y la KEK, el dolor que le causaba la división de las iglesias al final
de este milenio y la esperanza de que la iglesia ortodoxa de Macedonia pudiera incorporarse
en un futuro próximo a la comunidad ecuménica mundial.
El Metropolitano Kiril se refirió asimismo a varias preocupaciones apremiantes de la
Iglesia Ortodoxa de Macedonia, iglesia que todavía está sufriendo los efectos de
50 años de régimen comunista durante los cuales sus bienes habían sido
confiscados, al mismo tiempo que se debilitaban las bases de la propia iglesia. Actualmente hay
2.500 iglesias y monasterios que hay que mantener con unos recursos que son limitados. Y
aunque la juventud de Macedonia muestra cada vez más interés por participar en
la vida de la iglesia, ésta no tiene fondos suficientes para la producción de los
materiales adecuados en el idioma del país (la Biblia se publicó por primera vez
en macedonio en 1991) y la institución teológica carece igualmente de recursos
financieros adecuados. El Metropolitano Kiril manifestó además su
preocupación ante el desarrollo del Islam en la ex República Yugoslava de
Macedonia y ante los recursos que recibían los musulmanes del extranjero; esa
preocupación aumenta, por otra parte, habida cuenta de la actual afluencia de
refugiados. A este respecto hizo notar que los refugiados yugoslavos de origen serbio llegan a
las puertas de su iglesia, y que ésta carece de medios para asistirles, mientras que los de
origen albanés reciben amplios recursos de las organizaciones humanitarias
internacionales. Las iglesias están haciendo lo que pueden (incluida la
organización de comedores de beneficencia) por las personas necesitadas, pero tienen
muy pocos recursos.
Durante nuestra visita a la ex República Yugoslava de Macedonia mantuvimos
también largas conversaciones con el Pastor Cekov, de la Iglesia Metodista Unida, en
Strumica, y pudimos visitar cuatro iglesias metodistas en el valle de Struma. En Strumica se
nos informó sobre el incremento de la cooperación ecuménica con las
religiosas católicas de la Eucaristía, a las que también visitamos,
recorriendo su clínica médica. La Iglesia Metodista de la ex República
Yugoslava de Macedonia no está muy extendida (12 congregaciones con un total de
4.500 miembros), pero parece desempeñar un papel bastante mayor de que se
podría suponer en la labor ecuménica, especialmente en el marco del MCIC.
También nos entrevistamos con Zejnula Fazliu, secretario de la Comunidad Religiosa
Islámica, quien nos hizo notar que hay en Macedonia 500 mezquitas (además de
otros edificios) y que su organización agrupa todas las comunidades islámicas del
país. La comunidad islámica había sufrido grandemente bajo el
régimen comunista, con la confiscación de sus bienes. El Hillal se había
organizado como brazo humanitario de la Comunidad Religiosa Islámica y estaba
relativamente bien preparado para actuar en caso de emergencia. Hizo notar asimismo que el
MCIC era la única organización que apoyaba al principio a El Hillal y que ahora
éste participaba activamente en la Junta del Centro. Comentó también que
"las relaciones entre las comunidades religiosas son mejores que las que mantienen nuestros
políticos".
Albania
Albania tiene actualmente dos millones de habitantes. Hace una
década su población era de tres millones, pero como resultado de una serie de
crisis en el país un millón aproximadamente se han expatriado en busca de
posibilidades de supervivencia y de vida mejor. Actualmente el 70% de los albaneses
están desempleados y muchas, quizá la mayoría, de las familias albanesas
sólo pueden sobrevivir gracias a las remesas que les envían aquellos de sus
parientes que viven en el extranjero. La mayor parte de los alimentos del país son
importados, y son escasas las exportaciones. El 80% aproximadamente de los albaneses
perdieron sus ahorros de toda la vida como consecuencia del colapso de los sistemas
Apiramidales@ en 1997 y la población se está todavía recuperando de los
efectos de esa crisis. A este respecto se nos informó de la pérdida de confianza de
la población en sus instituciones políticas y económicas a las que se
considera incapaces de atender adecuadamente a sus conciudadanos, los cuales no ven para el
futuro más solución que la emigración.
Hoy, aproximadamente el 67% de la población de Albania es de tradición
musulmana, con un 23% de ortodoxos y del 10 al 11% de católicos. Así pues, la
Iglesia Ortodoxa de Albania es la iglesia mayoritaria dentro de una población cristiana a
su vez minoritaria. Dentro de la Iglesia Ortodoxa de Albania existen varios grupos
étnicos distintos, entre los que figuran albaneses, griegos y vlados. La iglesia es, pues,
una iglesia multiétnica en un país que también lo es, y es además
una iglesia en proceso de reconstrucción y resurrección. Hay también
pequeñas iglesias y organizaciones protestantes que están actualmente trabajando
con los refugiados; también parecen muy buenas las relaciones entre la Iglesia Ortodoxa
de Albania y la Iglesia Católica Romana.
Albania es asimismo única en el mundo por la naturaleza y la extensión de la
persecución religiosa que experimentó de 1967 a 1990. Durante 23 años
toda expresión religiosa -tanto pública como privada - estuvo prohibida.
Iglesias y monasterios fueron destruidos, y los sacerdotes perseguidos, al mismo tiempo que se
les prohibía el ejercicio de su ministerio y que se promovía oficial y
vigorosamente el ateísmo en las escuelas y en la vida civil. Con el cambio de gobierno
en 1990 y la apertura del país, se dio a la Iglesia Autocéfala de Albania una
oportunidad de revivir. Pero la Iglesia tuvo que volver a empezar casi a partir de cero. Cuando
Su Beatitud el Arzobispo Anastasios asumió su cargo en 1991, se encontró con
sólo 15 ancianos sacerdotes en el país (frente a los 350 que había antes del
inicio de la persecución) y con un país casi desprovisto de iglesias ortodoxas.
Desde entonces la Iglesia ha establecido un seminario teológico, ha ordenado 104
sacerdotes y ha restablecido el sínodo. Por otra parte, se han reconstruido, reparado o
restaurado 250 iglesias, y actualmente la Iglesia está presente en 400 comunidades.
Dada la tendencia de los albaneses a abandonar el país, la Iglesia está alentando,
por otra parte, a sus seminaristas a permanecer en él.
Al mismo tiempo que restablecía sus estructuras y que reparaba los edificios, la Iglesia
inició un ministerio diaconal a través de Diaconia Agapes, proporcionando
alimento, ropa y medicinas a los necesitados. En el curso de los años su actividad se ha
extendido a toda Albania con el Programa de escuelas para los niños, los programas de
agricultura y aguas, los programas de sanidad y otros formas de ministerio. En el curso de
nuestra visita pudimos ver una escuela de párvulos en Tirana, la emisora de radio de la
iglesia de la Resurrección, y el Centro de diagnóstico de la Anunciación,
que en breve será inaugurado El Centro de diagnóstico dispone, en un
impresionante edificio moderno, de los aparatos y el equipo más adelantados, y
contribuirá en gran medida al mejoramiento de la situación sanitaria en el
país. Estas visitas nos impresionaron profundamente al darnos a conocer los esfuerzos
de diaconía realizados por la Iglesia Ortodoxa de Albania y la resurrección de
esta iglesia que había estado a punto de desaparecer bajo el régimen comunista.
También quedamos llenos de admiración ante la visión y el compromiso
con que el Arzobispo Anastasios estaba reconstruyendo la iglesia en todas sus
dimensiones.
Los refugiados
Este es el contexto en el que Albania ha recibido 450.000 refugiados en los últimos 45
días. La población del país ha aumentado en casi un 25%, en un momento
en que el gobierno es incapaz de cubrir las necesidades de sus propios ciudadanos. Aunque
aplaudidos por la comunidad internacional por su generosa acogida de los refugiados, a
muchos albaneses les preocupan los efectos que a largo plazo puede tener este aumento de la
población, especialmente si los refugiados no pueden regresar a sus hogares en un
futuro próximo.
Los refugiados están llegando a un país con un nivel de vida muy inferior al que
ellos tenían en Kosovo y están viviendo entre personas que tienen aún
menos que ellos. Así, por ejemplo, algunos al menos de los refugiados consiguieron
traer algún dinero (o automóviles o tractores) con ellos. Y como la comunidad
internacional ha respondido proporcionándoles comida, alojamiento, agua y asistencia
médica, existe el temor de que los albaneses se sientan resentidos ante tal asistencia.
El éxodo de albaneses de Kosovo está teniendo importantes repercusiones en
Albania. La Iglesia Ortodoxa de Albania ha respondido a las necesidades de los refugiados no
sólo por razones humanitarias, sino también por razones teológicas. El
Arzobispo Anastasios explicó que, al enfrentarse con esta emergencia humanitaria,
Apodríamos haber dicho que éramos una iglesia pobre y quedarnos en nuestro
rincón@; pero, en lugar de eso, la iglesia decidió cumplir el mandato
evangélico de responder a las necesidades de los que sufren y organizó un
importante programa de emergencia para ayudar a los refugiados. Actualmente, la Iglesia
Ortodoxa de Albania está movilizando, a través de ACT, la ayuda de las iglesias
protestantes y ortodoxas de todo el mundo en apoyo a su ministerio en favor de los refugiados
musulmanes. Este testimonio podría ser un importante modelo para el conjunto de los
Balcanes. A diferencia de la postura adoptada por el MCIC en la ex República
Yugoslava de Macedonia, Diaconia Agapes ha continuado su labor ordinaria de desarrollo en
todo el país y ha contratado, por otra parte, más personal para atender a las
necesidades urgentes de los refugiados.
Muchos de los refugiados han sido alojados en más de 300 campamentos por todo el
país, mientras que otros viven con familias que los han acogido o en centros mixtos de
asentamiento. Aunque se discute bastante (como en la ex República Yugoslava de
Macedonia) la necesidad de proporcionar alojamiento a los refugiados durante el invierno,
también preocupa profundamente la situación en que se encontrarán
durante los meses de verano. En los últimos años Albania ha experimentado en
esa época graves deficiencias en el suministro de agua y de electricidad. Ejemplo de ello
son los cortes de alumbrado a los que una cuarta parte de la población de Tirana
está sometida por turno durante esos meses, Como preguntaba Penny Deligiannis,
Director del programa de emergencia ACT/Diaconia: "¿Cuáles serán los
efectos de la provisión de agua y de al menos un poco de electricidad a otros 450.000
refugiados?"
En Nrodoq visitamos un campamento de refugiados que había sido construido y estaba
siendo gestionado conjuntamente por Diaconia Agapes y Acción Conjunta de las
Iglesias. El campamento alberga actualmente 1.250 refugiados y tiene capacidad para 2.000.
Como en los campamentos que visitamos en la ex República Yugoslava de Macedonia,
la mayoría de los refugiados viven en tiendas. La presencia de árboles y de
espacios verdes crea un mayor sentimiento de apertura en el campamento y da más
intimidad que otros campamentos que visitamos a la vida de las familias. Aunque el
campamento no llevaba abierto más que diez días, la mayoría de los
servicios estaban en funcionamiento y ya se estaba atendiendo a las necesidades psicosociales
de los refugiados traumatizados y a sus necesidades materiales. El Gobierno polaco
proporciona los servicios médicos y una brigada de bomberos. Y ya se han identificado
otros tres emplazamientos para la construcción de nuevos campamentos de
ACT/Diaconia Agapes, cuya apertura está prevista para el mes próximo.
Como en la ex República Yugoslava de Macedonia, escuchamos informes sobre el
resentimiento con que algunos albaneses ven la asistencia que están recibiendo los
refugiados. La mayoría de los albaneses son desesperadamente pobres y las
infraestructuras del país son al parecer deplorablemente deficientes. Por eso Diaconia
Agapes y ACT están estudiando medidas para mejorar también el abastecimiento
de agua del cercano poblado de Ndroq. La cuestión del emplazamiento de los
campamentos es muy delicada. En algunos casos, las organizaciones han tenido dificultades
para encontrar para los campamentos terrenos cuya propiedad estuviera claramente definida.
La iglesia se ha mostrado también sensible a la necesidad de colocar a los refugiados en
zonas en las que su presencia tenga menos probabilidades de provocar fuertes reacciones
negativas por parte de las comunidades locales.
Como en la ex República Yugoslava de Macedonia, muchos miles de refugiados de
Albania están viviendo con familias que los han acogido. En algunos casos, viven con
miembros de su propia familia, pero también hemos oído informes de albaneses
que, viendo refugiados en las calles, les invitan a sus casas. Lo que sucede es que la
mayoría de las familias albanesas disponen ya de poco espacio para vivir y tienen ellas
mismas pocos recursos. Y mientras que la atención de los medios de información
internacionales se centra en los grandes campamentos de refugiados, las condiciones de los
que viven con familias albanesas están empeorando, ya que son muchos los albaneses
que están iniciando ahora su tercer mes como familias de acogida. Por eso un
importante elemento del programa de emergencia de ACT/Diaconia Agapes consiste en la
asistencia a las familias que acogen a los refugiados, en forma de entregas periódicas de
víveres y de artículos de higiene.
En nuestra visita a la Academia Teológica de la Resurrección de Cristo en St.
Vlash/Durres, nos enteramos de que los seminaristas están también participando
en el ministerio para los refugiados. Una vez a la semana viajan a Ndroq para visitar a los
refugiados, hablar con ellos, desarrollar actividades para los niños y, sobre todo,
establecer contactos humanos. En Durres, los seminaristas participan en la distribución
de paquetes de comida a 500 refugiados albaneses de Kosovo que viven con 120 familias
albanesas en la cercana ciudad. Varios de los seminaristas nos dijeron que aunque la primera
vez que habían visitado a los refugiados, ellos mismos estaban tensos y nerviosos por
no estar seguros de cómo reaccionarán los refugiados ante la presencia de
seminaristas ortodoxos, luego vieron, con sorpresa y alegría que los refugiados les
recibían cordialmente y apreciaban esa aproximación de las iglesias. Los
estudiantes aprovecharon la oportunidad de su primera visita para determinar otras
necesidades de los refugiados, comprobando, por ejemplo, que la mayoría de ellos
dormían sobre suelos de cemento y que no tenían comida para niños, y
ahora están pensando en distribuir colchones y comida infantil en ulteriores visitas.
Itinerario
20 de mayo: Skopje, entrevistas con miembros del Centro Macedonio de Cooperación
Internacional, la Iglesia Ortodoxa de Macedonia, la Comunidad Religiosa Islámica,
Saso Klekovski, Director del MCIC y Caritas - Macedonia; comida con la Junta Ejecutiva del
MCIC.
21 de mayo: Visitas al campamento de refugiados de Radusa, al campamento de refugiados de
Cegrane, visita a "Moon", asociación humanitaria y benéfica romaní, en
Gostivar.
22 de mayo: Skopje-Tirana, breve entrevista con Su Beatitud el Arzobispo Anastasios de
Tirana, Durres y Toda Albania.
23 de mayo: Tirana: culto en la Catedral Ortodoxa de la Anunciación, visita al
campamento de refugiados de ACT/Diaconia Agapes en Ndroq, entrevista con Su Beatitud el
Arzobispo Anastasios y con Penny Deligiannis, Director del Programa de emergencia
ACT/DA en Albania.
24 de mayo: Tirana: visitas a una escuela de párvulos, al Centro de Diagnóstico
de la Anunciación y a la emisora de radio "Ngjalla". Durres: visitas al monasterio de St.
Vladh y al Seminario Teológico Ortodoxo de la Resurrección. Comida con Su
Beatitud el Arzobispo Anastasios y con Penny Deligannis.
25 de mayo: Tirana - Tesalónica.
Personas con las que nos entrevistamos
Albania
Los participantes en esta delegación esperan que el presente documento informe a las
iglesias sobre algunas de las consecuencias del actual conflicto y contribuya así a un
entendimiento más profundo de la guerra y de sus repercusiones a largo plazo en toda la
Europa sudoriental.
Wilhelm Nausner, Iglesia Metodista Unida, región de Ginebra
Antonios Papantoniou, Iglesia de Grecia
Sylvia Raulo, Iglesia Evangélica de Finlandia
Elizabeth Ferris, Consejo Mundial de Iglesias
Alessandro Spanu, Federación de Iglesias Protestantes de Italia (Albania
únicamente)
La delegación desea expresar su profundo agradecimiento al personal del Centro
Macedonio para la Cooperación Internacional en la ex República Yugoslava de
Macedonia, y a Su Beatitud el Arzobispo Anastasios de Tirana, Durres y Toda Albania,
así como al personal de Diaconia Agapes de Albania, por la cordialidad y la amabilidad
con que nos acogieron, al mismo tiempo que seguían gestionando sus programas de
emergencia. En particular, los miembros de la delegación agradecen al Pastor Mihail
Cekov y a Dragi Vrgov la semana que, a pesar de sus muchas tareas, dedicaron a
acompañarnos en nuestra visita.
Introducción
Las repercusiones de la guerra en la ex República
Yugoslava de Macedonia
El MCIC fue creado en 1993 para que se ocupara de proyectos de desarrollo, y en el curso de
los años ha ido acumulando un impresionante historial en las esferas del desarrollo rural,
la higiene y el desarrollo de la capacidad entre las ONG locales. En abril de este año, el
MCIC inició un programa de emergencia, suspendiendo sus programas ordinarios para
responder a la crisis. Con el apoyo de Acción Conjunta de las Iglesias (ACT), el MCIC
participa actualmente en: 1) la prestación de asistencia de emergencia (con actividades
de saneamiento en varios campamentos, gestión general del campamento de Radusa, y
distribución de paquetes de comida y artículos de higiene a las familias de
acogida), 2) actividades de concienciación, con inclusión de educación de
los refugiados, formación de los creadores de opinión, y una campaña
pública dirigida a fomentar la tolerancia a nivel popular, y 3) el establecimiento de un
centro de información urgente con material impreso y de una página web que
proporcione información actualizada sobre los acontecimientos en Macedonia. El MCIC
tiene previsto restablecer, al menos parcialmente, sus programas ordinarios en junio.
Iglesias
19 de mayo: Tesalónica-Strumica, visitas a las iglesias metodistas de
Strumica, Murtino, Kolesino y Monospitovo, y partida para Skopje, Macedonia.
Ex República Yugoslava de Macedonia
Mihail y Cristina Cekov, Iglesia Metodista en Strumica
Gonce Jakovleska, Centro Macedonio de Cooperación Internacional
Metropolitano Kiril, Iglesia Ortodoxa de Macedonia
Sacerdote Dragi Kostadinovski, Iglesia Ortodoxa de Macedonia
Fejnula Fazliu, Comunidad Religiosa Islámica
Msr. Antun Cirimetic, Director de Caritas-Macedonia
Mirko Spirovsla, Profesor de Medicina y presidente de la Junta del MCIC
Teuta Cuckova-Krasnika, Junta Ejecutiva del MCIC
Murije Kadriu, Junta Ejecutiva del MCIC (Unión de Mujeres Albanesas)
Edwin Bjastad, Ayuda de las iglesias noruegas, campamento de Radusa
Skendevi Samet, organización humanitaria romaní "Moon"
Muhamed Toci, organización humanitaria romaní "Moon"
Arzobispo Anastasios de Tirana, Durres y Toda Albania
Penny Deligiannis, Director del Programa de emergencia de ACT/DA
Paul Zanes, ACT/DA
John Damerel, ACT/DA
Juhani Kokko, ACT/DA
Martti Penttinen, ACT/DA
Fr. Luke A. Veronis, Academia Teológica de la Resurección de Cristo, St.
Vlash-Durres