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el 11 de mayo de 1999

ORGANISMOS ECLESIÁSTICOS INTERNACIONALES CELEBRAN EL FIN DE LA GUERRA EN KOSOVO


cf. CMI Comunicado de Prensa de 21 de mayo de 1999
cf. CMI De Última Hora de 28 de mayo de 1999

Los organismos eclesiásticos internacionales con sede en Ginebra han celebrado hoy la noticia del acuerdo de paz en Kosovo ratificado ayer por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. "Celebramos muy particularmente el acuerdo de las partes de remitirse al marco de la Carta de las Naciones Unidas en aras de una solución duradera de este conflicto, con la convicción de que sólo en este contexto podrán instaurarse efectiva y adecuadamente la paz y relaciones armoniosas entre los pueblos de Yugoslavia y en la región más amplia de los Balcanes", dice el texto de una declaración conjunta formulada por el Consejo Mundial de Iglesias (CMI), la Conferencia de Iglesias Europeas (KEK), la Federación Luterana Mundial (FLM) y la Alianza Reformada Mundial (ARM). En la declaración se exhorta a las iglesias, en particular las de Europa y América del Norte, a "participar activa y generosamente" en las operaciones de reconstrucción, repatriación de los refugiados y reconciliación, que deben iniciarse sin demora.

A continuación figura el texto de la declaración.

"Las iglesias, los cristianos y los fieles de otras religiones de todas las partes del mundo se han movilizado y han orado para que se ponga fin a las atrocidades cometidas en nombre de la limpieza étnica y a la destrucción infligida a Kosovo y Serbia en las once semanas que han durado los bombardeos de la OTAN. Además de ayuda han aportado su solidaridad a los cientos de miles de albaneses, serbios y otros que se han visto forzados a huir de Kosovo y otras partes de Yugoslavia. Damos gracias a Dios de que las partes hayan llegado a un acuerdo para poner fin a este conflicto, así como por los esfuerzos del secretario general de las Naciones Unidas y otros que han trabajado sin descanso para lograr este resultado.

Celebramos muy particularmente el acuerdo de las partes de remitirse al marco de la Carta de las Naciones Unidas en aras de una solución duradera de este conflicto, con la convicción de que sólo en este contexto podrán instaurarse efectiva y adecuadamente la paz y relaciones armoniosas entre los pueblos de Yugoslavia y en la región más amplia de los Balcanes. Suscribimos lo reiterado por el Consejo de Seguridad, a saber, que se debe buscar una solución duradera sobre la base del respeto de la soberanía y la integridad territorial de la República Federal de Yugoslavia. También apoyamos firmemente la afirmación del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, a saber, que el respeto de los derechos humanos debe ser el fundamento de cualquier solución duradera a esta crisis.

La reconstrucción en Kosovo es una tarea fundamental y un requisito previo para el regreso de los refugiados pero la reparación de los daños que ha sufrido Serbia y la supresión de las sanciones económicas son también elementos esenciales para el establecimiento de la paz y para aliviar el sufrimiento del pueblo y promover la reconciliación en la región. La delegación enviada hace dos semanas a Albania y a la ex República Yugoslava de Macedonia por el Consejo Mundial de Iglesias y la Conferencia de Iglesias Europeas puso de relieve el hecho de que las consecuencias de la guerra se extienden mucho más allá de la fronteras de Yugoslavia. La comunidad internacional debe dar prioridad a la necesidad de reconstruir la infraestructura, los hogares y las economías de la totalidad de Yugoslavia y adoptar un enfoque regional amplio de la reconstrucción y la reconciliación, con miras a promover las condiciones necesarias para la estabilidad económica y política, y para la paz en toda Europa sudoriental.

Todos los que se han visto internamente desplazados o expulsados de Kosovo deben tener la posibilidad de regresar a sus hogares en condiciones de seguridad. Al mismo tiempo, los principios internacionales relativos a la protección de los refugiados estipulan que nadie puede ser obligado a regresar en contra de su voluntad cuando existen temores bien fundados o amenazas de persecución o de violación de sus derechos humanos. Por otro lado, el principio de reunir a las familias separadas debe ser plenamente respetado en Kosovo y en la diáspora. En las operaciones de regreso de los refugiados deben tomarse medidas para proteger a la población serbia de Kosovo contra cualquier represalia y violación de los derechos humanos.

El Consejo de Seguridad ha indicado claramente que la tarea de establecer y edificar la paz sobre el terreno y de restablecer una administración civil efectiva tiene componentes militares y civiles. Esos papeles no deben confundirse. Los que asuman la responsabilidad militar de garantizar la seguridad deben abstenerse en la mayor medida posible de recurrir a la fuerza armada. La responsabilidad del restablecimiento de la administración civil y de fuerzas policiales civiles debe recaer exclusivamente en el componente civil, en el que la OSCE debe desempeñar un papel primordial. Debe atribuirse claramente al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados la responsabilidad de supervisar la fase de aplicación del acuerdo de paz y de establecer mecanismos eficaces por lo que respecta a los derechos humanos a nivel local y nacional.

A su vez, las iglesias desempeñarán un papel clave en la ingente tarea de reconstrucción, repatriación de los refugiados y reconciliación, que debe iniciarse sin demora. Exhortamos a las iglesias, en particular las de Europa y América del Norte, a participar activa y generosamente en esas operaciones, tanto en Kosovo como en las otras repúblicas yugoslavas, en Albania y en la ex República Yugoslava de Macedonia, y con los refugiados que hayan solicitado asilo en sus países.

Oramos para que el acuerdo firmado signifique realmente el fin de la guerra pero somos conscientes de que una paz justa y duradera sobre la base de la reconciliación exigirá un compromiso firme y a largo plazo por parte de la comunidad internacional, los gobiernos nacionales y las iglesias.

Que Dios bendiga y oriente el camino hacia la paz para todos los que tanto han sufrido, antes y durante esta guerra."

Para más información pónganse en contacto con:

Karin Achtelstetter, Responsable de Prensa e Información
Tel. (+41 22) 791 61 53 (Oficina)
Correo electrónico: media

Robin Gurney, secretario de Comunicación e Información, KEK
Tel: (+41.22) 791.64.85

Pauline Mumia, FLM
Tel: (+41.22) 791.63.54

Páraic Réamonn, secretario de Comunicaciones, ARM
Tel: (+41.22) 791.62.43

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