Consejo Mundial de Iglesias

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21 de agosto de 2000

El Consejo Mundial de Iglesias aprende a bailar
Entrevista con Lusmarina Campos Garcia
Directora del Ballet "Paz a la Ciudad"


El sábado 2 de septiembre, una compañía de ballet asociada al Consejo Mundial de Iglesias (CMI) interpretará una obra dramática sobre formas de superar la violencia. En esta representación, cuyo estreno mundial tendrá lugar con ocasión de la EXPO 2000 en Hannover (Alemania), se contará la historia de una campaña que comenzó en 1997. Ese año, iniciativas por la paz en siete ciudades -Río de Janeiro (Brasil); Belfast (Irlanda del Norte); Boston (Estados Unidos de América); Colombo (Sri Lanka); Durban (Sudáfrica); Kingston (Jamaica); y Suva (Fiji)- aunaron sus esfuerzos para participar en la campaña "Paz a la Ciudad".

En colaboración con los artistas de los grupos Marzia Milhares Dança Contemporânea y Trio Aquarius, la directora del Ballet "Paz a la Ciudad", Lusmarina Campos Garcia, ha creado un espectáculo de 40 minutos de duración lleno de dinamismo que interpela a las iglesias y la sociedad civil para que examinen la forma en que la violencia se manifiesta en los respectivos contextos en todo el mundo.

Karin Achtelstetter conversa con la teóloga y artista Lusmarina Campos Garcia acerca de la producción.

KA: ¡"Paz a la Ciudad" se convierte en una comedia musical! ¿Resultó difícil crear un espectáculo sobre la campaña?
LCG: Necesitas entender la campaña y enamorarte de ella. Necesitas saber cómo y por qué nació y continúa viva. Necesitas imaginarte las caras y los cuerpos que le dieron vida, oír sus historias y moverte a su ritmo. Necesitas entrar en sintonía con las esperanzas y los esfuerzos concretos que te dicen cómo alcanzar los objetivos de la campaña. Necesitas sumergirte en el "espíritu" de la campaña, y saber cómo expresarlo y darlo a conocer.

¿Cuál fue el mayor desafío que le planteó este proyecto?
La forma de expresión; fue un gran desafío encontrar una forma de expresión adecuada para transmitir el tema central de la campaña, porque fue necesario tener en cuenta las diferentes culturas, los idiomas, los puntos de vista cósmicos, el aspecto local y universal al mismo tiempo- ¿Cuál es el lenguaje que puede llegar a la gente, y a los pueblos, relacionados con la iglesia, aunque no sólo a esas personas; un lenguaje que no esté preso de la palabra, de las costumbres o de una estética local, y que pueda llegar a lo más hondo de las personas?

El arte ofrece esta posibilidad. Pero, ¿qué tipo de arte? Cuando empezamos a hablar de este proyecto, surgió la idea del teatro. Pero el teatro se expresa mediante un lenguaje hablado. ¡Y vamos a hacer una gira por todo el mundo! La traducción no funcionaría, así que optamos por un arte que, en principio, no necesita traducción: la música y la danza.

El segundo desafío fue encontrar una forma de expresión que pudiera reconocerse como parte integrante de la campaña pero, al mismo tiempo, que aportara nuevos elementos. Me refiero a la objetividad y a la subjetividad, a ser literal o no ser literal. ¿Cómo hacer para que la experiencia de las ciudades que participaron en el proyecto esté presente y se reconozca, y que, al mismo tiempo, esta obra de arte no sea sólo una interpretación literal?

Creo que hemos logrado un buen equilibro. La música, a veces ligera y picaresca, representa el lado más literal y objetivo dado que se utilizan los ritmos de las siete ciudades participantes en forma de suite. La coreografía es más subjetiva y mucho menos literal en relación con la campaña. Presenta movimientos e imágenes que reflejan la tensión inherente a los procesos de paz, y resurrecciones sucesivas en medio de situaciones de violencia.

¿A quién está destinada la obra?
Quiero hacer llegar esta obra a personas sensibles a la paz y al arte, personas que pertenezcan o no a la iglesia, que crean en la posibilidad de volver a entablar relaciones rotas y reconstruir situaciones de fragmentación; jóvenes, adultos, ancianos, adolescentes, niños, hombres, mujeres "personas a las que no es fácil acercarse por medio de libros, conferencias, discursos" Me gustaría ofrecer la posibilidad de comunicación entre la comunidad local y la iglesia gracias al arte y, de este modo, facilitar el acercamiento a la propia cultura. Me gustaría ayudar a las personas que piensan que la iglesia se expresa de manera inadecuada, a veces inaceptable, sin adaptarse al contexto, a que cambien de opinión. Me gustaría reunir en algún sitio a personas a las que les es difícil sentarse juntas en una habitación, un templo, un teatro.

¿Cuál es el mensaje del espectáculo "Paz a la Ciudad"?
Que existen diferentes maneras de reconstruir vidas quebrantadas y restablecer los lazos rotos entre las personas; que las personas de ambos bandos de un conflicto pueden encontrar espacios de comunicación; que necesitamos descubrir o crear esos foros independientemente de donde nos encontremos. El arte puede ser otra forma de unir a las personas. Nos da los medios de liberarnos de situaciones formales que, a menudo, requieren difíciles negociaciones. Se puede lograr la paz siempre y cuando estemos dispuestos a cambiar, siempre y cuando seamos creativos y osemos nuevas formas de lograrla y expresarla. La paz es viable- y con una belleza sin límites.

¿Qué hay de especial en crear un espectáculo de música y danza para el Consejo Mundial de Iglesias?
¡Casi todo es diferente! Es la primera vez que el Consejo Mundial de Iglesias ha encomendado un proyecto de este tipo. Todos los que participamos estamos aprendiendo a montar una producción artística profesional. Todos estamos aprendiendo nuevas palabras y conceptos, por ejemplo, la idea de que el cuerpo es el medio de expresión de un bailarín. Tenemos que habérnoslas con conceptos y un vocabulario teológicos y religiosos que no conocíamos. Para mí, es una experiencia nueva hacer dialogar los conceptos teológicos y religiosos con las artes; un mundo en el que la palabra es la principal forma de expresión con otro en el que la palabra es casi prescindible. El hecho de crear un espectáculo basado en un mundo que aún puede considerar que el cuerpo alberga el pecado, también resulta una experiencia novedosa. Se trata una cuestión delicada pero apasionante.

Para concluir diré que es muy, muy interesante para una brasileña como yo ver al Consejo Mundial de Iglesias aprender a bailar. Es una oportunidad de redención para mi cultura y para otras culturas -culturas que, históricamente, sólo han estado parcialmente integradas (¡si lo han estado alguna vez!) en el mundo religiosoteológico de las iglesias cristianas.

Creo firmemente que las iglesias miembros del CMI de todo el mundo tienen la oportunidad de utilizar un nuevo canal de comunicación con sectores de la población a los que, en una situación normal, no tienen acceso. También se está utilizando una nueva forma de expresión para hacer llegar el mensaje de amor y paz, y esto se aprecia mucho. ¡Felicitaciones al Consejo Mundial de Iglesias!

¿Desearía usted que en su ciudad o región se presentara el espectáculo "Paz a la Ciudad"?
Para más información, póngase en contacto con:
Sara Speicher, Equipo de Información del CMI
Tras solicitud les enviaremos fotografías y una reseña del espectáculo.

Decenio para Superar la Violencia (2001-2010)

En la Octava Asamblea del CMI, celebrada en Harare (Zimbabwe), los delegados que representaban a más de 300 iglesias miembros del CMI proclamaron el Decenio para Superar la Violencia (DSV). La Asamblea declaró que en relación con las cuestiones de no-violencia y reconciliación el CMI "debe elaborar una estrategia de colaboración con las iglesias ...con miras a crear una cultura de la no-violencia". El Decenio, que se iniciará en todo el mundo en febrero de 2001, se basará en las iniciativas que ya existen en el mundo y ofrecerá un foro para intercambiar experiencias y establecer relaciones a fin de aprender unos de otros.

Para más información pónganse en contacto con: la Oficina de relaciones con los medios de información
Tel. (+41 22) 791 61 53 (Oficina)
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El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) es una comunidad de 337 iglesias, procedentes de más de 100 países de todos los continentes y de la mayor parte de las tradiciones cristianas. La Iglesia Católica Romana no es una iglesia miembro pero mantiene relaciones de cooperación con el CMI. El órgano rector supremo es la Asamblea, que se reúne aproximadamente cada siete años. El CMI se constituyó oficialmente en 1948 en Amsterdam (Países Bajos). Al frente del personal del CMI está su Secretario General, Konrad Raiser, de la Iglesia Evangélica de Alemania.