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5 de abril de 2000

Hacia una economía basada en la justicia y la ética: un equipo ecuménico se prepara para participar en "Ginebra 2000"


Véase el CMI Crónica del 24 de febrero de 2000

Los objetivos que se establecieron en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social de 1995 no podrán alcanzarse si no se introducen cambios fundamentales en el funcionamiento de la economía mundial: es lo que afirmaron los miembros de un equipo ecuménico en las conversaciones que mantuvieron con los delegados que se preparan actualmente para evaluar la aplicación de los objetivos de la Cumbre.

Los miembros del equipo dicen que, a pesar del compromiso contraído por los líderes políticos del mundo, con ocasión de la Cumbre de Copenhague, de erradicar la pobreza, en los cinco años transcurridos desde entonces, la pobreza ha continuado aumentando y cada vez son mayores las diferencias entre ricos y pobres.

El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y la Federación Luterana Mundial (FLM), que copatrocinaron la presencia de representantes de las iglesias en las reuniones preparatorias de "Ginebra 2000", en cuyo marco se evaluarán los resultados de la Cumbre de 1995 y que tendrá lugar del 26 al 30 de junio, enviarán un equipo ecuménico internacional integrado por cerca de veinte personas que asistirá, en Nueva York, a la reunión del comité preparatorio, que se celebrará del 3 al 14 de abril.

Respaldados por Rogate R. Mshana, secretario ejecutivo de Justicia Económica del CMI, y Gail Lerner, representante del CMI ante las Naciones Unidas en Nueva York, los miembros del equipo se han puesto en contacto con los delegados de los gobiernos para exponer los puntos de vista de las iglesias y reunir información que transmitirán a sus respectivas iglesias.

Refiriéndose a los objetivos del equipo ecuménico, Mshana y Lerner señalaron que se daría prioridad al primero de los diez compromisos del programa de acción aprobado en Copenhague: "crear un entorno que permita el logro del desarrollo social".

Fundamental importancia tiene también para los representantes de las iglesias el segundo compromiso: la erradicación de la pobreza.

En estos ámbitos, el equipo considera que existe un amplio consenso entre la posición de la comunidad ecuménica y la posición que propugna la Iglesia Católica Romana por por conducto de la misión de observación de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, y de las organizaciones católicas no gubernamentales (ONGs).

Mshana y Lerner afirmaron que una de las condiciones fundamentales para crear un entorno apropiado era renunciar al enfoque "neoliberal" del desarrollo y comprometerse en favor de una "economía en la que se dé prioridad a las personas".

Desde el punto de vista "neoliberal", sólo el libre mercado y la no intervención de los gobiernos inducirían un verdadero crecimiento y pondrían fin a la pobreza, gracias a su efecto "de filtración". Sin embargo, según Mshana y Lerner, es "ilusorio" creer que los mercados son "libres", dado que, en realidad, siempre ha habido un cierto control y que, desde Copenhague, la experiencia de los países pobres ha puesto en evidencia que el neoliberalismo no funciona.

Por lo que respecta a la eliminación de la pobreza, el equipo ecuménico insistió en la necesidad de dejar atrás las ideas convencionales, como el llamamiento de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) en favor de la reducción de la pobreza en un 50% para el año 2015.

Según Mshana y Lerner, no hay que hablar de reducción sino de erradicación de la pobreza.

Los miembros del equipo instan a que se aumente la ayuda para el desarrollo que se proporciona a los países pobres. Además, señalan que un "impuesto sobre las transacciones en divisas", a veces llamado Impuesto Tobin (por el economista James Tobin, que fue quien propuso la idea en 1978), podría ayudar a las economías débiles, al limitar la especulación en divisas, y permitir recaudar cantidades importantes para el desarrollo.

Haciéndose eco de la Asamblea del CMI celebrada en 1998 en Harare, el equipo ecuménico exhorta también a que se preste particular atención a la cuestión de la deuda. Sin embargo, Mshana y Lerner dijeron que sería necesario exhortar primeramente a que se hagan ciertas "reparaciones", o sea a que se devuelvan los fondos que los países más ricos han sacado a los pobres. Asimismo, los representantes de las iglesias pedirán la total condonación de las deudas de los países pobres en lugar de la negociación de nuevos plazos para el reembolso.

También sostuvieron que las deudas deberían condonarse sin exigencias de "ajustes estructurales" por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) o de otros organismos, lo que conlleva generalmente una reducción del gasto social y el traspaso de muchos servicios públicos al sector privado.

El equipo ecuménico intentará que se tengan en cuenta algunas cuestiones éticas y morales fundamentales, así como las necesidades del continente africano y de los pueblos indígenas. Sin embargo, los miembros del equipo no pretenden tratar todos los temas que se examinarán en la reunión de evaluación de la Cumbre de Copenhague, llamada Ginebra 2000, ni ahondar en algunos de los aspectos técnicos.

Fundamentalmente, los representantes de las iglesias consideran que su tarea principal es instar a un cambio de actitud entre los que actualmente dominan la economía mundial, para que pueda llegar a ser una economía basada en la justicia y la ética, en la que los recursos se repartan de forma equitativa y en la que las instituciones públicas y privadas asuman la responsabilidad de las repercusiones sociales y ecológicas de sus actos.


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