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24 de febrero de 2000

Hacer llegar el mensaje a los pasillos del poder:
Un equipo ecuménico se prepara para Ginebra 2000


Un equipo ecuménico se encuentra en Nueva York para exponer la opinión de las iglesias sobre desarrollo social en el marco de los preparativos de las Naciones Unidas para Ginebra 2000, que se celebrará del 26 al 30 de junio, y se encargará de evaluar los resultados de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, que se celebró en Copenhague en 1995."

Los miembros de este grupo han seguido los debates que tuvieron lugar en el marco de la Comisión de Desarrollo Social de las Naciones Unidas y estarán presentes en una reunión entre períodos de sesiones, del 21 al 25 de febrero. Hablaron con los representantes gubernamentales en los pasillos y en las oficinas, formularon recomendaciones para la preparación de los documentos y las iniciativas de las Naciones Unidas, e hicieron todo lo posible para que los diplomáticos y el mundo no se olviden de los más necesitados y marginados.

En el marco de un proyecto coordinado por la Oficina de las Naciones Unidas del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y la Federación Luterana Mundial (FLM), los miembros del equipo ecuménico fueron a Nueva York para asistir, como parte del proceso de preparación de Ginebra 2000 que comenzó en 1998, a una serie de reuniones de las Naciones Unidas. Los miembros del grupo representan redes mundiales del CMI, iglesias miembros, grupos religiosos y organizaciones ecuménicas.

El interés del Consejo en este esfuerzo para hacer frente a los problemas que plantea el desarrollo social fue expresado en la propia reunión de Copenhague, donde el secretario general del CMI, Dr. Konrad Raiser, tomó la palabra en una sesión plenaria y prometió el apoyo de las iglesias en la "promoción de culturas de solidaridad y de vida".

Uno de los miembros del equipo, Esther Camac-Ramírez, perteneciente a la comunidad quechua de Perú, dirige la Asociación IXA CA VAÁ de Desarrollo e Información Indígena, en San José (Costa Rica). Camac-Ramírez, que fuera miembro de la Iglesia Metodista, pertenece actualmente a la tradición de la espiritualidad indígena."

Representantes de otras organizaciones no gubernamentales (ONG) también han seguido el proceso preparatorio para Ginebra 2000, y están presentes en Nueva York, pero Camac-Ramírez no había encontrado entre ellos a ningún otro miembro de la comunidad indígena.

"El Consejo Mundial de Iglesias", expresó, "ha dado oportunidades a personas de todos los sectores para que expresen nuestra visión, y sin el CMI no estaríamos aquí. Los esfuerzos para garantizar nuestra presencia en acontecimientos como éste son muy importantes. Si no estamos allí, otras personas se encargarán de presentar nuestras preocupaciones, pero ellos no pueden tener una vivencia real de nuestros problemas".

Su esperanza es poder transmitir la información sobre el proceso que tiene lugar en las Naciones Unidas a otros miembros de la comunidad indígena, estimular una mayor participación de esta comunidad, y que la reunión en Ginebra aborde con toda seriedad las necesidades de los indígenas.

Gail Lerner, representante del CMI ante las Naciones Unidas en Nueva York, dijo que, en abril, iría a Nueva York un grupo más numeroso para asistir a la segunda reunión preparatoria, y después iría a Ginebra con ocasión de la Asamblea General de las Naciones Unidas en el marco de Ginebra 2000.

Cuando seleccionamos a los miembros del equipo "dimos prioridad a las personas del Sur, a las mujeres y a los indígenas", dijo Lerner. Destacó que el grupo se apoya en "éticas y valores comunes" que constituyen su firme base. Como dijo un miembro de Canadá, el objetivo de la delegación es "presentar una sólida visión ética " en relación con los problemas de desarrollo social que se han de abordar en las Naciones Unidas. Todos los que fueron a Nueva York se alojan en el mismo hotel y toman el desayuno juntos, para poder conocerse y actuar más fácilmente como equipo.

"Tenemos una forma de trabajar diferente que la de otros grupos", dijo Lerner. "El equipo ecuménico aporta la voz de expertos locales a las Naciones Unidas". Y señaló que "su competencia suele ser el resultado de su experiencia práctica".

Los miembros africanos del equipo pusieron sobre el tapete las necesidades especiales de su continente
Los miembros africanos del equipo destacaron las necesidades especiales de su continente. "Hace ya cinco años que se celebró la Cumbre de Copenhague, y vemos muy pocos resultados: prácticamente ninguno", dijo Bernardino Mandlate, obispo metodista de Maputo (Mozambique). Espero que en Ginebra 2000 se logre el compromiso de hacer realmente algo, para que diez años después de Copenhague se pueda hablar de los resultados obtenidos en la reunión "cinco años después de Copenhague".

Mandlate dijo que, en Ginebra, el equipo ecuménico mostrará a los representantes de los gobiernos "los rostros humanos" de los que continúan sufriendo a causa de la pobreza a pesar de los avances económicos que benefician a otros sectores de la población mundial."

Y expresó, además: "Deseo que en Ginebra 2000 se formulen declaraciones en las que se utilice un lenguaje más vinculante, que obligue a los gobiernos y no simplemente los inste a actuar ". "Desearía que se fijen plazos límites así como un proceso de control, y que haya una mayor participación de la sociedad civil".

Los africanos del equipo ecuménico aseguran una presencia que los respectivos gobiernos no siempre pueden garantizar. Beauty Maenzanise, pastora de la Iglesia Metodista Unida de Zimbabwe, piensa que debería haber representantes de su Gobierno en las reuniones preparatorias de las Naciones Unidas, pero, de hecho, "no es así". Se enteró de que la Misión de Zimbabwe ante las Naciones Unidas sólo cuenta con tres personas, por lo que no pueden participar en todas las numerosas reuniones que se celebran continuamente.

Y señaló: "Trato de hablar con los representantes de todos los gobiernos africanos". Uno de ellos me dijo: "Nos alegra que ustedes estén aquí y que puedan ser nuestros oídos". Pero, aunque los africanos del equipo ecuménico puedan hacer una contribución, para Maenzanise es una verdadera pérdida que muchos gobiernos africanos no puedan participar de forma eficaz en el proceso preparatorio. Cuando es necesario hablar como representantes oficiales acerca de las necesidades de África, dijo, y votar cuando se toman decisiones, la presencia de los miembros del equipo ecuménico como "oídos" no sirve.

El SIDA en el África subsahariana: un problema urgente
Maenzanise dijo que el elevado número de personas infectadas por el VIH/SIDA en el África subsahariana era un problema muy urgente, y que los gobiernos necesitan relacionar esta cuestión con el desarrollo económico a fin de tener una visión de conjunto de la situación de África.

Hellen Wangusa, una mujer anglicana residente en Kampala (Uganda), que coordina una red que trata de hacer frente a los problemas que preocupan a las mujeres africanas, dijo que esperaba que la reunión de Ginebra proporcionara una oportunidad para abordar las necesidades de las personas de la "base".

También expresó su esperanza de que en Ginebra 2000 se tomen las debidas decisiones por lo que respecta a la deuda internacional. "Puede ser un marco en el que se puedan examinar otros problemas, como el ajuste estructural".

Un miembro católico del equipo, Albert Gyan, procedente de Ghana, que trabaja actualmente en Bruselas con Kairos Europa, red de organizaciones de cooperación de las iglesias que trata de hacer frente a los problemas de los marginados. Como economista expresó su esperanza de que en la reunión "cinco años después de Copenhague" se puedan escuchar las voces de los que sufren a causa del "modelo neoliberal" de desarrollo económico. Este enfoque, que deja las cuestiones de desarrollo y las necesidades de los pobres en las manos de las fuerzas del mercado ha fracasado, expresó.

"Podremos avanzar", dijo, "si tenemos algo nuevo que proponer, de no ser así nos quedaremos en el mismo lugar".

Espera que estén presentes en Ginebra 2000 muchos representantes de los grupos marginados para poder organizar manifestaciones como las de Seatle, el año pasado, durante la reunión de la Organización Mundial del Comercio, pero sin la violencia y los enfrentamientos que se produjeron entre algunos manifestantes.

"Necesitamos hacer llegar nuestro mensaje a la calle", dijo Gyan, "y después a los pasillos del poder". "Espero que podamos movilizar protestas generalizadas".

Uno de los miembro europeos del equipo ecuménico era Nicoleta Druta de la Iglesia Ortodoxa de Rumania, que es arquitecta, pero colabora como coordinadora voluntaria de una organización ecuménica en Bucarest, "Solidarios en favor del cambio". Ella también expresó su preocupación por los "ajustes estructurales", aunque señaló que en Europa oriental esta expresión tiene un significado diferente que en el Sur. Y dijo que los países de Europa oriental tienen que reestructurar la sociedad en general, y esto requiere que se dé una prioridad especial a la dimensión humana.

"Las personas no son ordenadores a los que se cambia el programa", expresó. Por esta razón, cree que los ajustes económicos son mucho más complejos, y no es posible dejar todo en las manos de la economía del mercado.

John Langmore, director de la División de Desarrollo Social de las Naciones Unidas, dijo que la presencia del equipo ecuménico había tenido repercusiones simplemente por el hecho de que los gobiernos se enteraron de que había alguien en la sala vigilando y escuchando. E informó que uno de los gobiernos hubiera incluso deseado que se impidiera la presencia de observadores de las ONG como ellos.

Langmore, anglicano australiano, participa en la Comisión de las Iglesias para Asuntos Internacionales del CMI. Y manifestó que la justicia social, que muchas personas que preparan la reunión de Ginebra desearían ocupara un lugar central en los debates, tenía una base bíblica. En el extremo opuesto, dijo, está el "fundamentalismo del mercado" que ve la respuesta a todos los problemas simplemente dejándolo todo a cuenta del mercado libre.

Espero que las iglesias como organizaciones preocupadas por la humanidad y la justicia social sean abogados defensores en este contexto", expresó. "No tienen que ocuparse demasiado de las cuestiones técnicas, sino más bien indicar cuáles son los objetivos y los valores, y defender con determinación la visión".

"Las iglesias tienen por delante una excelente ocasión para promover la dimensión de justicia de su fe."

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El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) es una comunidad de 337 iglesias, procedentes de más de 100 países de todos los continentes y de la mayor parte de las tradiciones cristianas. La Iglesia Católica Romana no es una iglesia miembro pero mantiene relaciones de cooperación con el CMI. El órgano rector supremo es la Asamblea, que se reúne aproximadamente cada siete años. El CMI se constituyó oficialmente en 1948 en Amsterdam (Países Bajos). Al frente del personal del CMI está su Secretario General, Konrad Raiser, de la Iglesia Evangélica de Alemania.