"Juntos en áfrica bajo la Cruz" es el título del mensaje adoptado por los delegados el último día de la Asamblea de Harare. En el debate en plenaria del proyecto de mensaje, algunos delegados dijeron que era necesario hallar una fórmula más dinámica, proponiendo "avanzar juntos" o "construir juntos". Estas dos expresiones, que se encuentran en el informe del Comité de Orientación Programática de la Asamblea, suscitan las siguientes preguntas:
¿Hubo realmente un "avance" en esta Asamblea? ¿Se llevó a cabo una actividad de "construcción"? El presente informe ayudará a los lectores y, en particular, a los que no participaron personalmente en la Asamblea, a sacar sus propias conclusiones.
Cada una de las ocho Asambleas del CMI tuvo su perfil particular que queda reflejado en el informe oficial. La Asamblea de Harare se caracterizó por haberse celebrado en el continente africano, por su tema "Buscad a Dios con la Alegría de la Esperanza", que se remite al tema del jubileo bíblico, y por la celebración del 50 aniversario del CMI.
A pesar de la amplia y constructiva participación de las iglesias miembros y las organizaciones ecuménicas durante los nueve años del proceso de reflexión sobre un "entendimiento y una visión comunes del Consejo Mundial de Iglesias", algunas personas, en vísperas de la Asamblea, manifestaron inquietudes acerca del futuro del Consejo. Las iglesias ortodoxas, en particular, expresaron una gran preocupación. En la introducción y en los informes aprobados por la Asamblea de Harare queda claro que la reunión tomó muy en serio esos problemas y que, en el espíritu del tema de la Asamblea, respondió transmitiendo un mensaje de esperanza, no sólo al CMI y al Movimiento Ecuménico sino a toda áfrica y al mundo en general.
Hay dos características de esta Asamblea que, a pesar de su importante significado para los participantes, no estuvieron plasmadas debidamente en ningún informe escrito. En primer lugar, la vida de culto de la Asamblea: los servicios celebrados cada día en la carpa de cultos, las liturgias y los grupos de estudio bíblico y de reflexión sobre las ponencias en sesión plenaria. Para muchos de los que estuvieron en Harare, esos fueron los momentos de mayor contenido ecuménico. El libro de cultos de la Asamblea seguirá siendo en los años venideros fuente de inspiración para todas las actividades encaminadas a lograr lo que el Comité de Orientación Programática denomina "ecumenismo del corazón".
La segunda característica especial fue el Padare, un espacio abierto destinado al compartir, el encuentro y el diálogo, a mitad del programa de la Asamblea, con sus centenares de ponencias sobre una amplia variedad de temas y de iniciativas ecuménicas locales. El Padare estaba vinculado con el programa oficial de la Asamblea mediante dos series de reuniones de información y debate, organizadas bajo la dirección del Comité de Orientación Programática. Aunque, como era de esperar, muchos aspectos de su organización podrían mejorarse, esta novedad en la programación de una Asamblea del CMI resultó, en general, muy alentadora, al demostrar que el Movimiento Ecuménico está no solamente vivo, sino pletórico de vitalidad -- a pesar de que no faltan quienes piensan lo contrario.
La rica diversidad del Padare, que puso a prueba las aptitudes de comunicación de los redactores de informes y de los periodistas, también colocó a los participantes frente a difíciles opciones. En realidad, el carácter multifacético del programa de la Asamblea en general, si bien refleja la realidad ecuménica, plantea con mucha agudeza la cuestión de la coherencia y unidad del Movimiento Ecuménico. En cierto modo, las impresiones de los participantes difieren tanto, que uno llega a preguntarse si asistieron todos a la misma reunión.
Este informe oficial y la extensa introducción escrita por Dafne Sabanes de Plou proporcionan una amplia perspectiva de la Asamblea de Harare, tanto sobre su desarrollo como sobre sus resultados. Le somos deudores de haber sabido reunir en un todo coherente los aspectos diferentes y a veces contradictorios de esa reunión, condición esta indispensable para el comienzo del proceso de recepción de los resultados de la Asamblea. Con la Asamblea de Harare, el CMI ha iniciado un nuevo capítulo de su vida. Este informe pone en evidencia que nos anima un espíritu de esperanza y que, en lugar de dejarnos amilanar por las dificultades y los críticos problemas que tenemos por delante, estamos dispuestos a hacerles frente en la confianza de que "fiel es el que os llama, el cual también lo hará" (1 Tesalonicenses 5:24).
Konrad Raiser
Secretario General
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