octava asamblea y 50 aniversario
Juntos en Camino
1.6. El programa

La asamblea se programó para alcanzar sus objetivos en el término de doce días. Fue la asamblea más corta celebrada hasta el momento por el CMI.
Para poder llevar adelante su labor en tan ajustado tiempo, el trabajo de la asamblea se dividió en tres fases, que en algunos momentos se superpusieron entre sí, y que dejaron tiempo para que los participantes también tomaran parte en una actividad especial, que se denominó padare, palabra que en el idioma shona significa "lugar de encuentro" y en la que participaron grupos y organizaciones de distintas partes del mundo.

El programa general de la asamblea se organizó en:
a) sesiones plenarias, que podían ser generales, para ceremonias especiales, discursos oficiales y actos públicos de testimonio; deliberativas, para recibir y discutir informes y propuestas para la vida de las iglesias y del CMI; y administrativas, para asuntos sobre los cuales se deben tomar decisiones detalladas;
b) reuniones de información y debate, fase I, donde se recibieron los informes de las actividades realizadas por las cuatro unidades en las que se dividía hasta esta asamblea el trabajo del CMI y el informe de la secretaría general. Las unidades eran: Unidad y Renovación; las Iglesias en Misión - Salud, Educación, Testimonio; Justicia, Paz y Creación; Compartir y Servir;
c) reuniones de información y debate, fase II, donde se discutieron programas y propuestas en relación a la nueva organización que adoptó el CMI luego de la asamblea, por grupos temáticos. Estos grupos son: Unidad y Espiritualidad, Avanzar Juntos, Justicia y Paz, Educación y Aprendizaje, Misión y Testimonio, y Solidaridad;
d) el trabajo de ocho comités, que fueron elegidos al comenzar la asamblea y estaban integrados por delegados de las iglesias, en un balance que contemplaba edad, género, región, denominación y otros aspectos que permitían que estos comités fueran realmente: representativos de toda la asamblea. Los comités fueron los siguientes:

e) Grupos de estudio bíblico: estos grupos, integrados por un promedio de quince personas cada uno, se reunieron diariamente a lo largo de toda la asamblea y marcaron momentos importantes para el recogimiento, la reflexión y el testimonio. Fueron grupos en los que personas pertenecientes a distintas iglesias y países tuvieron la oportunidad de compartir sus experiencias de fe. Al mismo tiempo, permitieron estrechar los vínculos entre los delegados y nutrieron el espíritu ecuménico de la asamblea.

En los primeros seis días de asamblea, predominaron las sesiones generales y deliberativas, donde se presentaron los saludos oficiales, el tema central de la asamblea, los informes del moderador del Comité Central y del secretario general del CMI, y se discutió sobre el documento Entendimiento y la Visión Comunes del CMI. También se dedicó una plenaria deliberativa al Decenio Ecuménico de Solidaridad de las Iglesias con las Mujeres y otra al tema africano bajo el título de "El Ubuntu y el kairós africano".

Al quinto día de asamblea se desarrollaron las reuniones de información y debate, fase I, donde se evaluó la tarea llevada adelante por cada una de las unidades de trabajo y la secretaria general del CMI durante el último período. En los días octavo y noveno se llevó a cabo la fase II de estas reuniones, en las que se analizaron propuestas para el trabajo futuro del CMI.

Al mismo tiempo, a partir del quinto día de asamblea, y durante cinco días, se desarrolló el Padare, durante el cual alrededor de 500 grupos y organizaciones presentaron su trabajo en sesiones de una hora y media. Recordamos que "padare" es un término del idioma shona que significa "lugar de encuentro". En otro apartado hablaremos sobre esta experiencia.

A partir del octavo día de reunión, todas las sesiones plenarias fueron de carácter administrativo y allí comenzaron a tomarse las resoluciones de la asamblea. Se recibieron los informes de todos los comités que trabajaron durante la asamblea, se aprobaron las declaraciones públicas, los programas para los próximos siete años y el mensaje de la asamblea y se eligieron a los miembros del Comité Central y a los co-presidentes del CMI.

Las reuniones plenarias fueron bien moderadas y la discusión fue fluída e interesante, sin intervenciones retóricas, sino precisas y significativas. Esto fue notorio especialmente cuando se discutieron los informes del moderador y del secretario general y el proceso del Entendimiento y la Visión Comunes del CMI. En general, se notó una buena participación de mujeres y jóvenes en el pedido de palabra y también de representantes ortodoxos, que hicieron escuchar su parecer sin tapujos a lo largo de toda la asamblea.

Las reuniones de información y debate, en sus dos fases, no fueron todo lo participativas ni concretas como se hubiera deseado. En algunas de ellas primaron las largas presentaciones que impidieron una mayor participación de los delegados. No obstante, todas ellas tuvieron una buena asistencia y despertaron contribuciones interesantes, que alimentaron las propuestas finales con bastante éxito.

El trabajo de los comités se desarrolló en buen diálogo con la asamblea. El Comité de Candidaturas no pudo cumplir con los plazos previstos para la presentación de nominaciones debido a que la primera lista de candidaturas no cubría las expectativas en relación al porcentaje de mujeres y de jóvenes en el futuro Comité Central. Tampoco la Comisión de Mensaje tuvo éxito en su primer presentación y recién a la tercera, la asamblea estuvo dispuesta a votar afirmativamente el texto del mensaje.


1.7: La Adoración

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