"¡Buscad a Dios, con la alegría de la esperanza!"
fue el tema que convocó a las iglesias miembros del CMI a prepararse para la
asamblea general en Harare. El tema de las asambleas es elegido con singular
cuidado ya que debe animar y nutrir toda la reflexión de la reunión, como así
también debe trascenderla, permitiendo que con el tiempo la asamblea sea
vista a la luz de su tema central. Algunos analistas consideraron importante
la mención de Dios en el tema central. Hasta ahora, cuatro asambleas habían
mencionado a Jesucristo en su tema central (Evanston, Nueva Delhi, Nairobi y
Vancouver) y una al Espíritu Santo (Canberra). Se interpretó que esta mención
al Dios trino reafirmaba la fe trinitaria de las iglesias del CMI, y que al
utilizar dos frases en imperativo, alentaba a las iglesias a reanimar su
misión, nutriéndola con la alegría de compartir la fe con esperanza.
La presentación del tema de la asamblea se realizó en sesión plenaria y los
delegados asistieron a una presentación integral en la cual las ponencias a
cargo de tres teólogos fueron acompañadas por lecturas bíblicas en cinco
idiomas, momentos de meditación silenciosa, interludios musicales y la
proyección de 25 diapositivas en las que se mostraba como el tema había
inspirado a dos artistas zimbabwenses para plasmar su mensaje en sendas obras
de arte.
Anastasios, arzobispo de Tirana, de Durres y de toda Albania, hizo énfasis en
la "anamnesis", en la memoria como inspiración y como elemento para definir
la identidad cristiana. La memoria entendida de esta manera no es una simple
función intelectual sino una acción, por la cual se tiene siempre presente la
obra redentora de Cristo. Central a esto es la celebración de la eucaristía,
donde culmina "la energía divina siempre actuante". El arzobispo ortodoxo
también dijo que al experimentar la "anamnesis" "penetramos en el centro de
los acontecimientos más esenciales, que conciernen a todo el cosmos". De allí
la importancia de que esta memoria no se convierta en una simple celebración,
sino que sea una "doxología por todas las maravillas que el Dios del amor ha
hecho en el mundo" y una "esperanza para el futuro".
Wanda Deifelt, profesora del Seminario Luterano de Teología de San Leopoldo,
Brasil, habló sobre el significado de la "metanoia", de la conversión que nos
hace sentir que el mundo es nuestra casa y que nos llama a ser auténticos y
responsables por el mundo, para construir allí la realidad del Reino de Dios,
"que supone una situación de justicia, de paz, de reconexión y de
reconciliación". Deifelt consideró que la metanoia es apertura a los otros,
situándonos en posición de igualdad. "La metanoia llena de lágrimas nuestros
ojos... ver con los ojos borrosos de llanto no es estar ausente del mundo",
afirmó la teóloga brasileña para luego decir que al arrepentirnos podemos
celebrar la reconciliación con Dios y con toda la humanidad buscando de nuevo
a Dios "confesando nuestros pecados y enderezando nuestros caminos con la
alegría de la esperanza".
El teólogo japonés Kosuke Koyama habló sobre el anuncio de la alegría de la
esperanza en un mundo destrozado. Consideró que el misterio de este tema
"está oculto en esta extraordinaria historia de la vida íntima de Dios", en
la cual la gracia cumple una función esencial. Señaló que la gracia actúa en
un mundo visible y que su acción produce conmoción, y no tranquilidad.
"Nuestra esperanza, por naturaleza, no es tranquila, sino que está llena de
conmoción". Afirmó, además, que el misterio bíblico tampoco es tranquilo. "Es
apasionado. Y en él vemos al Jesús sin hogar que abraza a todo el mundo yendo
a la periferia".
Las diapositivas mostraron al escultor Wilbert Samapundo mientras realizaba
una interpretación en piedra del tema de la asamblea basada en el diseño del
artista Chaz Maviyane-Davies. Este diseño se convirtió en el logo de la
asamblea: una figura humana sentada, mirando al cielo en actitud de oración.
La escultura fue obsequiada al CMI por el Consejo de Iglesias de Zimbabwe en
recordación por haber celebrado la asamblea en su tierra.
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