octava asamblea y 50 aniversario
1.9. El debate interno

El debate durante la asamblea tuvo dos centros principales de atención: el futuro de la participación de las iglesias ortodoxas dentro del movimiento ecuménico y la discusión sobre el proceso de Entendimiento y Visión Comunes del CMI. Ambos temas concentraron buena parte de las intervenciones de los delegados y la cuestión ortodoxa se hizo notar en practicamente todos los debates en las sesiones plenarias.

La situación de las iglesias ortodoxas marcaba dificultades desde antes de la asamblea, debido a la renuncia de una de ellas a la membresía plena en el CMI, la iglesia ortodoxa de Georgia, y al anuncio a poco de iniciada la asamblea de la renuncia como miembro de la iglesia ortodoxa de Bulgaria. La iglesia ortodoxa Rusa también expresó serias dificultades en su participación y decidió asistir a la asamblea con una delegación reducida de cinco miembros, cuando le hubiera correspondido una delegación de 25 personas.

Las iglesias ortodoxas celebraron una reunión conjunta en Tesalónica, en abril de 1998, para fijar su posición en el CMI y durante la misma decidieron pedir la creación de una comisión especial sobre la situación ortodoxa en el seno del CMI para que en el término de tres años establezca nuevos lineamientos para el diálogo y el trabajo ecuménico dentro del CMI. En el debate, durante la asamblea, las iglesias ortodoxas objetaron que el CMI estuviera demasiado dominado por el protestantismo occidental que impone sus propios lineamientos en las políticas del CMI, sin tomar en cuenta la opinión ortodoxa. También señalaron que el sistema de debate parlamentario adoptado por el CMI desde su creación debería cambiar por un sistema de toma de decisiones por consenso, sin mayorías ni minorías para que nadie se sienta marginado. Actualmente, las iglesias ortodoxas ocupan el 25% de los escaños en el Comité Central. En el debate, algunos delegados hicieron notar que se trataba de una discusión por cuestiones de poder y rechazaron algunas intervenciones ortodoxas que sonaron agresivas, como las emitidas por los representantes de la Iglesia Ortodoxa Rusa que cuestionaron públicamente la ordenación de mujeres al ministerio y el uso de lenguaje inclusivo en las iglesias. Pero en general, se estuvo de acuerdo en que era importante instalar la comisión de diálogo, hecho que fue aprobado por la asamblea. La idea que primó es que no se trataba meramente de "un problema ortodoxo", sino de una cuestión que atañía a todo el movimiento ecuménico representado en el CMI, ya que las iglesias ortodoxas vienen desempeñando un rol importante en el CMI desde sus inicios, con contribuciones significativas al pensamiento y la espiritualidad ecuménicos. "La comisión no debería concentrarse sólo en cuestiones estructurales", dijo a la prensa el Dr. Konrad Raiser, "sino que debe ir a las raíces del sentimiento de marginación y de exclusión que tiene la Iglesia Ortodoxa. Eso será muy bueno para el movimiento ecuménico". Se espera que esta comisión celebre su primera reunión en agosto de 1999.

A pocas horas de haberse aprobado la creación de la comisión de diálogo con las iglesias ortodoxas, la Iglesia Ortodoxa Rusa anunció la suspensión de la participación de sus delegados en el Comité Central hasta que esa comisión no hubiera finalizado su trabajo, calculado en tres años de labor. "Si estamos satisfechos con los resultados, retomaremos nuestro trabajo", dijo el Dr. Hilarion Alfeyev a la prensa. "Si no, nuestra iglesia tendrá que retirarse del CMI".

Una de las cuestiones que hizo notorio el desentendimiento con las iglesias ortodoxas fue que no se pudo celebrar en esta ocasión la Liturgia de Lima, servicio eucarístico ecuménico aprobado en 1982 y que había sido celebrado en las asambleas de Vancouver y de Canberra. El hecho de que los miembros de las distintas iglesias no puedan comulgar juntos es una muestra clara de las diferencias que todavía existen dentro del movimiento ecuménico. Debido a ello se acordó que habría cultos eucarísticos según las diferentes tradiciones por las mañanas temprano y que uno de los domingos los asambleístas tendrían la oportunidad de asistir a un culto eucarístico de acuerdo a su tradición en una congregación local.

Pero también hubo un momento interesante de encuentro con las iglesias ortodoxas durante el Culto de Renovación del Compromiso que se celebró el domingo 13. Contrariamente a lo que se pensaba, todas las iglesias ortodoxas estuvieron presentes en este culto, incluyendo la Iglesia Ortodoxa Rusa. Estos representantes también se comprometieron con el movimiento ecuménico diciendo al unísono junto al resto de los participantes: "Porque Cristo nos ha elegido como amigos, porque Cristo nos ha designado para llevar frutos que perduran, porque Cristo nos ha pedido que nos amemos los unos a los otros, con la ayuda de Dios decimos con confianza: queremos permanecer juntos. Respondemos a la oración de Jesucristo de que todos sean uno para que el mundo crea (Juan 17:21). Estamos impacientes por avanzar juntos hacia la unidad."

En el debate sobre el Entendimiento y Visión Comunes del CMI (ECV), la atención se focalizó sobre la necesidad de crear un Foro de Iglesias Cristianas y Organizaciones Ecuménicas, para abrir las posibilidades de diálogo ecuménico con otras iglesias cristianas que en la actualidad no son miembros del CMI, como la Iglesia Católica Romana, buena parte de las iglesias de corriente evangélica libre y la mayoría de las iglesias pentecostales. Este foro no sería una instancia de decisión ni de definición de programas, sino una posibilidad de aumentar la cooperación ecuménica. El CMI sería un integrante más del foro. La creación del Foro fue finalmente aprobada, pero el debate fue duro, ya que muchos asambleístas deseaban dejar en claro que de ninguna manera deberá considerarse comparable la participación de las iglesias en un Foro con la responsabilidad y compromiso ecuménicos de seguir siendo miembros del CMI. Se espera que en el foro puedan participar otras iglesias cristianas, como la Católica Romana y las pentecostales e independientes. Estas últimas son especialmente fuertes en el continente africano.

Además de aprobarse la creación de una comisión especial para tratar sobre el futuro del diálogo con la Iglesia Ortodoxa en el seno del CMI, la asamblea aprobó la creación de un Grupo Mixto de Trabajo del CMI con las iglesias pentecostales y alentó nuevas formas de relación con las iglesias evangélicas libres, en el espíritu del EVC. También renovó la vocación al diálogo con la Iglesia Católica Romana, a través del Grupo Mixto de Trabajo.


1.10: Tras bambalinas

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