Orden del día anotado
"La prueba de fuego de toda la labor del CMI es su pertinencia para sus iglesias miembros en
todo el mundo. ¿Responde su labor a las necesidades de las iglesias? ¿Está
en consonancia con las expectativas de esas iglesias? Y por encima de todo, ¿ayuda y
estimula a las iglesias a que tomen en serio su vocación reconocida por todas de trabajar
juntas en pro de la unidad de la Iglesia de Cristo y, si es necesario, las incita a hacerlo?"
(De Canberra a Harare, p.1). Este es el hilo conductor que corre a lo largo de la labor
presentada en esta serie de sesiones y es la varilla con la que se medirán las actividades,
las reuniones y los programas realizados durante los siete últimos años. Al leer el
material y al escuchar las presentaciones, los participantes se plantearán estas tres
preguntas fundamentales: 1) ¿Cuál era el mandato para este sector de trabajo en
este período? 2) ¿De qué estructuras y recursos dispuso el CMI para
realizar este trabajo? 3) ¿Cuáles son los puntos fuertes y débiles del trabajo
realizado que pueden indicar rumbos para la labor futura?
a. Ayudar al secretario general y a las unidades de trabajo del Consejo a desarrollar, coordinar
y acompañar las relaciones con las iglesias miembros en cooperación con los
grupos de trabajo y las secretarías regionales;
b. Facilitar la labor del Grupo Mixto de Trabajo y fomentar las relaciones con la Iglesia
Católica Romana;
c. Promover y mantener relaciones con las organizaciones ecuménicas regionales, los
consejos nacionales de iglesias y las Comuniones Cristianas Mundiales en consulta y
cooperación con otras oficinas del CMI;
d. Entablar relaciones con otras organizaciones ecuménicas como la FUMEC, las ACJ,
las ACF, etc., y acompañar y coordinar esas relaciones;
e. Promover las relaciones con las iglesias que no son miembros del CMI;
f. Entablar y fortalecer las relaciones con los evangélicos libres y sus organizaciones y
con los movimientos carismáticos;
g. Asesorar al secretario general sobre las medidas a tomar de carácter regional/
pastoral en relación con las iglesias miembros y los consejos afiliados, y coordinar la
aplicación de tales medidas cuando proceda;
h. Facilitar la coordinación y la cooperación internas con los grupos de trabajo
regionales y los grupos de trabajo sobre cuestiones específicas: viajes, cuestiones
ortodoxas, relaciones con la Iglesia Católica Romana, relaciones con los
evangélicos libres , etc.
Breve reseña de las actividades
Iglesias miembros. La Oficina pudo enriquecer y estrechar las relaciones con las
iglesias miembros organizando (por propia iniciativa o cooperación con otras oficinas)
visitas de miembros del personal, de equipos ecuménicos, así como recibiendo
delegaciones de iglesias que visitaban el CMI y respondiendo a invitaciones. La Oficina puso
particular empeño en expresar solidaridad a las iglesias que pasaban por situaciones de
conflicto. Por otra parte, prestó especial atención a dos sectores de la comunidad
ecuménica: las iglesias ortodoxas, en el marco del mandato confiado a uno de los dos
secretarios ejecutivos ortodoxos en Ginebra, y las iglesias miembros de los Estados Unidos de
América por intermedio de la Oficina del CMI en aquél país.
Ecumenismo local. En algunos casos la Oficina contribuyó a promover las
relaciones entre iglesias en una situación local ( por ejemplo, Rumania, Bulgaria,
República Democrática del Congo).
Responsables de relaciones ecuménicas. Se dio un primer paso para formar una red de
responsables de relaciones ecuménicas en las iglesias miembros. Se organizaron dos
reuniones con esos responsables y se inició con ellos un proceso de reflexión en
común sobre formas de colaboración.
Nuevas iglesias miembros. Desde que se estableció la Oficina, se encargó
de tramitar las solicitudes de admisión. Durante este período se recibieron 13
iglesias como miembros del CMI, dos miembros asociados pasaron a ser iglesias miembros de
pleno derecho y una iglesia unida sucedió a una de sus iglesias constitutivas en la calidad
de miembro.
Lo que significa ser miembros. El Comité Central revisó los criterios de
admisión como miembro y aprobó los cambios propuestos en el Reglamento. La
ORICE contribuyó a establecer un documento normativo sobre el significado de la
calidad de miembro, que fue recibido por el Comité Central.
La Iglesia Católica Romana
Grupo Mixto de Trabajo (GMT). La Oficina se hizo cargo de la secretaría
conjunta en nombre del CMI. El GMT ha servido como lugar para intensos debates y
reflexiones sobre cuestiones de interés común, estimulados por importantes
documentos de una y otra parte (por ejemplo, encíclicas papales, Directorio sobre
Ecumenismo, el documento EVC Entendimiento y Visión Comunes). Se terminaron
tres documentos de estudio sobre "Formación ecuménica", "Testimonio
común y proselitismo" y "Diálogo ecuménico sobre cuestiones morales".
Un importante tema de debate y cooperación fue la preparación de las
celebraciones del año 2000.
Relaciones a nivel local. Pese a los esfuerzos del GMT, las posibilidades de influir
sobre las relaciones ecuménicas locales siguen siendo limitadas. La creciente
participación de la ICR en los consejos nacionales de iglesias y en las organizaciones
ecuménicas regionales es una novedad que requiere un estudio cuidadoso.
Consejos de iglesias
Consejos nacionales de iglesias/consejos nacionales cristianos. La ORICE
participó activamente en la planificación, la ejecución y el seguimiento de la
Tercera Consulta Internacional de los CNI, en febrero de 1993, en Hong Kong. El lugar y el
papel de los CNI en el Movimiento Ecuménico fue el tema de una sesión plenaria
del Comité Central, en 1994, sobre el ecumenismo a nivel local. Se organizaron
regularmente reuniones de los representantes de los CNI que participan en el Comité
Central. Se mantuvieron contactos con los CNI mediante envíos postales ocasionales y
visitas cuando fue posible. Tres CNI fueron admitidos como consejos asociados del CMI.
Organizaciones ecuménicas regionales. Un grupo de secretarios generales de
OER y la ORICE terminaron la redacción, en 1992, de un documento sobre "Principios
orientadores para las relaciones y la cooperación entre las OER y el CMI", que fue
aprobado por el Comité Central. Desde 1992, la Oficina participó en las
reuniones anuales del grupo de secretarios generales de las OER, y, desde 1994, ha
proporcionado alguna asistencia administrativa. A petición del secretario general, la
Oficina organizó una serie de reuniones entre el CMI y cada una de las OER para
analizar las relaciones y la cooperación de manera más específica en el
contexto de la respectiva región. Este proceso dio lugar a la formación de
pequeños "grupos mixtos de trabajo" con tres de las OER, con objeto de explorar
nuevos modelos de cooperación; seguirán probablemente esfuerzos
análogos con otras OER.
Nuevas tendencias. Dos hechos han influido en la naturaleza y la comprensión
que de sí mismos tienen los consejos de iglesias en los últimos años: la
creciente participación de la Iglesia Católica Romana en los planos nacional y
regional y la búsqueda de nuevos modelos. Para estimular la reflexión a este
respecto, la ORICE publicó documentos sobre "Tendencias principales en los CNI" y
"Modelos de Consejos", que fueron ampliamente difundidos y debatidos.
Comuniones Cristianas Mundiales (CCM)
Conferencia anual de las CCM. La Oficina ha coordinado la participación del
CMI en las reuniones anuales de los secretarios generales de las CCM. Entre otros temas, se
debatió la cuestión de la aportación de las CCM a la determinación
de las orientaciones del CMI, lo que requiere un examen más a fondo en el contexto del
proceso de Entendimiento y Visión Comunes.
El año 2000. Nadie había previsto que este fuera un tema en el orden del
día de la ORICE. Surgió principalmente de las relaciones con la ICR y con las
CCM. La Oficina propició contactos y debates y organizó dos reuniones oficiosas
con las CCM y otros interlocutores ecuménicos para ofrecer un espacio de consulta
ecuménica con una amplia gama de interlocutores.
Otras organizaciones ecuménicas
Iglesias evangélicas libres, pentecostales e
independientes
Consultas. En varias regiones se realizaron consultas que reunieron a participantes de
iglesias evangélicas libres, pentecostales o independientes no pertenecientes al CMI con
representantes de las iglesias miembros del CMI.
Diálogo ortodoxo-evangélico. A petición de un pequeño
grupo de miembros del Comité Central, la Oficina se encargó de organizar dos
consultas entre representantes de iglesias ortodoxas y evangélicas libres miembros del
Consejo.
Otros contactos. Se efectuaron visitas a iglesias evangélicas libres y
pentecostales y a las iglesias de la Santidad (Holiness Churches) en varios países, como
parte del esfuerzo general para ensanchar el círculo de relaciones. Las relaciones
actuales con organizaciones evangélicas libres internacionales se reforzaron mediante
visitas, contactos regulares y representación en las reuniones importantes.
Grupo mixto de trabajo. Se llegó a un acuerdo con los representantes de las
comunidades pentecostales para constituir un grupo mixto de trabajo del CMI y las iglesias
pentecostales en el período siguiente a la Asamblea.
Coordinación y cooperación interna
Servicio de visitantes
Publicaciones
Entendimiento y Visión Comunes (EVC)
Elementos de una evaluación
Relaciones con las iglesias miembros. El objetivo de acompañar y documentar las
relaciones con cada iglesia miembro (su participación en las actividades del CMI, las
visitas, su representación en órganos rectores, etc.) no pudo concretarse. Este
esfuerzo habría permitido identificar a los miembros "pasivos" y olvidados de la
comunidad y organizar visitas deliberadas para integrarlos más. Sólo en unos
pocos casos se llevó a cabo ese tipo de visitas ( por ejemplo, a Malasia y la
República Democrática del Congo).
Como el papel de la ORICE es ayudar al secretario general y a todo el Consejo a mantener y
cultivar las relaciones con sus miembros, las visitas del secretario general a las iglesias
miembros y programas como las visitas de equipos del Decenio Ecuménico de
Solidaridad de las Iglesias con las Mujeres constituyen importantes oportunidades para la
realización de esta tarea. Aunque participó en algunas de estas visitas, la
contribución de la Oficina podría haber sido más importante.
La Oficina cumplió sólo parcialmente su cometido de ocuparse de las iglesias que
se debatían con problemas internos, vivían en situaciones de conflicto
sociopolítico o tenían dificultades para seguir formando parte de la comunidad
ecuménica. Algunas acciones emprendidas no se concluyeron. Aunque sería
fácil encontrar razones para estas lagunas (por ejemplo, falta de tiempo y recursos), se
trata básicamente de una cuestión de prioridades.
Es probable que la ORICE no haya captado plenamente la profundidad de los sentimientos
antiecuménicos que se manifestaban en las iglesias ortodoxas, especialmente en Europa
central y oriental, y la necesidad de dedicar mucho más tiempo y recursos a asistir y
acompañar a esas iglesias. La Oficina no estaba sola en esta tarea, pero esto no es una
excusa.
Coordinación interna. El problema más difícil para la ORICE era
evitar convertirse en una oficina más, yuxtapuesta a las estructuras existentes, con su
propio programa de acción. Sin embargo, esto fue lo que ocurrió, a causa, sobre
todo, de la distinción persistente entre relacionesprogramas y de la
dificultad de actuar en nombre de los grupos de trabajo específicos del personal. La
coordinación en el sentido de tomar iniciativas juntos y consultarse mutuamente era
posible y de hecho tuvo lugar, pero una vez terminada la cooperación sobre cuestiones
precisas, no había continuidad. Era difícil concebir enfoques y acciones
integrados.
Consejos nacionales de iglesias. Pese a algunos esfuerzos, la ORICE no
consiguió elaborar un método eficaz para ayudar a los CNI a reflexionar sobre su
propia naturaleza y su lugar en el Movimiento Ecuménico. Un estudio proyectado sobre
las consecuencias de la participación católica romana en los CNI no llegó a
realizarse, y el debate sobre ecumenismo local en el Comité Central en 1994 no se
llevó a término. Debería haberse hecho más para contribuir a
formar nuevos CNI (por ejemplo en Rumania y Lituania).
Por lo que respecta al documento EVC
Construcción de la comunidad ecuménica Al reflexionar sobre su finalidad
básica, la ORICE concluyó que su cometido podría compararse a una
labor de construcción de la comunidad ecuménica. Se entiende aquí por
comunidad ecuménica tanto la comunidad de iglesias miembros como el círculo
más amplio de grupos ecuménicos, consejos, iglesias no miembros, etc. Al hablar
de "construcción" se reconoce que la "memoria ecuménica" no es ya una fuerza
motivadora para muchos fieles de las iglesias. El documento EVC, que aparece al cumplirse el
cincuentenario del CMI, permite situar esta observación en el contexto más
amplio de las transformaciones fundamentales que tienen lugar en el movimiento y en sus
instituciones. La construcción de la comunidad ecuménica es un imperativo que
podría ser central en la futura labor de relaciones del CMI.
Relaciones entre iglesias miembros. El EVC afirma que la esencia de la comunidad del
CMI son las relaciones entre las iglesias. La ORICE no ha sido capaz de desarrollar
métodos para realzar la calidad de la comunidad en este sentido. Desde luego,
métodos puramente "relacionales" pueden hacer poco al respecto, ya que las iglesias se
relacionan entre sí cuando y donde participan en acciones comunes. Esto significa que
es necesario asociar más estrechamente esos dos ámbitos de la labor del CMI,
relaciones y programas, para que las iglesias puedan dar contenido a sus relaciones y a su
pertenencia a la comunidad del CMI.
Un examen crítico de las relaciones actuales entre las iglesias miembros nos
obligaría probablemente a reconocer el carácter predominantemente
confesional de esos vínculos. Se vería también que los objetivos se
definen sobre todo en función de la asistencia mutua, el intercambio y el compartir.
Integración de relaciones y programas. En el marco de sus relaciones y de sus
actividades "centradas en la comunidad ecuménica", el CMI deberá hacer frente,
en el futuro, a una difícil tarea: vincularlas sólidamente, desde el principio, con
las actividades de su programa "centradas en cuestiones específicas".
Análogamente, la labor programática deberá ser mucho más
deliberadamente relacional.
Durante los últimos años, la Oficina de los Estados Unidos ha desarrollado un
modelo de trabajo que establece un vínculo más estrecho entre las relaciones con
la comunidad ecuménica y la promoción de los programas del CMI. Mediante la
tercera dimensión de esta labor, la comunicación, se aspira a favorecer las
relaciones y la participación en los programas con y entre las iglesias miembros. Este
modelo parece funcionar bien en un contexto con límites geográficos y
comunitarios reconocibles, y podría servir para definir un futuro modelo de trabajo en
el ámbito de las relaciones regionales.
Mirando al futuro
5. Una cuestión importante en el futuro programa de trabajo es la de las relaciones
regionales, en particular la búsqueda de nuevas formas de tomar decisiones en
común y cooperar entre el CMI y las OER.
6. Para proseguir el proceso del EVC, la Oficina debería facilitar la consulta entre
iglesias, organizaciones ecuménicas, familias confesionales y asociaciones
ecuménicas respecto a la creación de un "Foro Ecuménico".
Construcción de la comunidad
La calidad de la comunidad del CMI que se expresa en las relaciones con y
entre las iglesias miembros es una preocupación y la razón de ser de la Oficina. Es
también su más difícil tarea, dado el número de iglesias miembros y
la gran diversidad de situaciones locales.
Fuera del círculo de las iglesias miembros, la ICR es en cierto
sentido el interlocutor más inmediato del CMI. Desde el principio, las relaciones con la
ICR han sido una importante responsabilidad y preocupación de la ORICE.
Casi todas las iglesias miembros del CMI son también miembros de
los consejos nacionales de iglesias (CNI) y de las organizaciones ecuménicas regionales
(OER). La Oficina ha considerado que uno de sus principales cometidos es promover la
reflexión sobre las interrelaciones de los CNI, las OER y el CMI y sus respectivos
papeles dentro del único del Movimiento Ecuménico.
Históricamente el Consejo ha tenido una estrecha relación con
algunos de los organismos confesionales mundiales, mientras que con otros los contactos han
sido menos frecuentes. También a este respeto la ORICE ha considerado que su
cometido principal es el de estimular la reflexión en común y facilitar nuevas
formas de relaciones.
La Oficina ha mantenido constantes relaciones con varios organismos
ecuménicos internacionales. Como parte de la revisión de los criterios para la
admisión de miembros, se redactó y aprobó un nuevo artículo del
Reglamento sobre las organizaciones ecuménicas internacionales que ofrece a estas
entidades la posibilidad de ser oficialmente reconocidas como organizaciones que mantienen
relaciones de trabajo con el CMI.
La primera reunión del Grupo Asesor (1992) dio una cierta prioridad
al desarrollo de relaciones con iglesias y organizaciones pertenecientes a las tradiciones
evangélica libre y pentecostal. La Oficina tomó varias iniciativas y facilitó
contactos con ese mundo evangélico en nombre del CMI.
Desde la constitución de la ORICE, después de la
reestructuración de 1991, la coordinación y la cooperación con otras
unidades y oficinas del CMI y demás grupos de trabajo del personal han sido una
prioridad para la Oficina. Se mantuvieron reuniones con las unidades y con algunos de esos
grupos para formular un entendimiento común de las tareas y las formas de consulta. En
la práctica cotidiana del trabajo ha habido muchos ejemplos de colaboración
efectiva (por ejemplo, en visitas en equipo, reuniones, consultas), pero también ha
habido fracasos.
La recepción de grupos, delegaciones y personas que visitaban el
CMI y el Centro Ecuménico dejó en el pasado mucho que desear. Se pidió
a la Oficina que se encargase de este aspecto de las relaciones del Consejo. No se
encontró una solución satisfactoria hasta que fue posible, en 1996, nombrar a una
persona con este cometido principal y establecer un Servicio de Visitantes. Para el trabajo de
la Oficina, las visitas de delegaciones de iglesias miembros e iglesias no miembros son
importantes. Su número va en aumento, y brindan oportunidades útiles para dar a
conocer las actividades del CMI y establecer contactos.
La Oficina dedicó tiempo y recursos considerables para la
publicación de informes de consultas y reuniones y escribir artículos sobre varios
aspectos de su labor. Estos son prácticamente los únicos medios de dar a conocer
sus actividades y comunicarse con los miembros del CMI. La Oficina de los Estados Unidos
publica regularmente un boletín llamado Courier.
La ORICE participó activamente en el proceso del EVC.
Contribuyó a la redacción del documento de trabajo y comunicó sus
reflexiones sobre las consecuencias del EVC para la estructura interna del Consejo. Aún
más importante es el hecho de que la labor de la ORICE se concibe cada vez más
en el marco y en la perspectiva del EVC. Por ejemplo, la ORICE planteó la
cuestión de si las OER y el CMI podían emprender juntos una reflexión
fundamental sobre una nueva configuración de las estructuras ecuménicas
regionales y mundiales. Hizo hincapié en la cuestión de la participación de
las CCM en los procesos de formulación de las orientaciones del CMI. El intercambio
de informaciones y los debates en el GMT contribuyeron a preparar el camino para la
respuesta del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos al documento EVC.
Por lo que respecta al mandato
En conjunto, parece justificado decir que la ORICE cumplió el
mandato que se le había fijado. Sin embargo, es necesario señalar algunos puntos
débiles.
Es esencial discernir las consecuencias del estudio sobre el EVC para la
labor de relaciones del CMI con las iglesias miembros y la comunidad ecuménica.
1. Dos de los principales objetivos de la futura labor centrada en la comunidad
ecuménica deberían ser:
2. En el marco del programa futuro del GMT, la Oficina
3. La Oficina debería contribuir al diálogo con las iglesias miembros ortodoxas,
especialmente respecto a las siguientes cuestiones que preocupan a los ortodoxos:
4. El diálogo con las iglesias y los medios evangélicos libres, pentecostales e
independientes debería tender a encontrar modelos de relaciones que faciliten una
mayor interacción y participación conjunta en asuntos de interés
común.
a. Promover las relaciones de las iglesias con personas de otras religiones y con otras
comunidades de fe, y ayudar a las iglesias a entender el pluralismo religioso y sus
consecuencias para su vida y su concepción de sí mismas;
b. Facilitar al CMI los medios que posibiliten sus relaciones con otras comunidades de fe y con
las expresiones mundiales de las organizaciones religiosas e interreligiosas;
c. Colaborar con otras dependencias del CMI en el estudio de las dimensiones religiosas de los
conflictos y organizar actividades en favor de la paz y la reconciliación;
d. Iniciar estudios de cuestiones interreligiosas: sociales, teológicas y políticas; y
cuando proceda, participar en ellos junto con las unidades de trabajo pertinentes;
e. Prestar servicios y asesoramiento al secretario general en sus relaciones con otras
comunidades de fe.
Principales actividades
El segundo programa se inició con una consulta internacional cristiano-musulmana
sobre la "cooperación interreligiosa y el mantenimiento de la paz en el contexto de las
tensiones entre comunidades". Se organizaron dos seminarios sobre este tema.
El tercer programa reunió a instituciones o centros cristianos especializados en el
estudio del Islam y de las relaciones entre cristianos y musulmanes, que compartieron sus
experiencias y examinaron la posibilidad de colaboración con instituciones y centros
musulmanes comparables. En agosto de 1997 tuvo lugar un coloquio académico sobre
"Perspectivas recíprocas y evolución de las relaciones entre cristianos y
musulmanes en los últimos treinta años".
Desde la perspectiva de su mandato y su responsabilidad específicos, la ORI
colaboró con otros programas del CMI en los esfuerzos de promoción de la paz
en varios países y regiones. Contribuyó asimismo al programa de
educación cristiana en sociedades pluralistas.
Diálogo entre cristianos y judíos
Un diálogo entre cristianos chinos y judíos en Hong Kong, en noviembre de
1992, fue ocasión para promover las conversaciones entre cristianos y judíos en
regiones del mundo distintas del Atlántico Norte, para que se produzca un encuentro
productivo entre las percepciones teológicas y la experiencia de los cristianos y los
judíos de diferentes partes del mundo.
En colaboración con el Programa de Teología y Culturas en Asia (PTCA), la
Oficina organizó un diálogo entre cristianos y judíos en el contexto de las
culturas y las religiones asiáticas, en Cochin, India meridional, en diciembre de 1993.
Entre los temas debatidos cabe señalar el pueblo de Dios, las minorías, la fe
judeocristiana en medio de otras expresiones religiosas y la imagen de Dios.
En 1995, el Comité Judío Internacional de Consultas Interreligiosas y la ORI
copatrocinaron una consulta africana entre cristianos y judíos sobre "Familia,
comunidad, tradición", como continuación de una reunión celebrada en
Nairobi, en 1986.
El Oriente Medio es una importante región conflictiva donde es urgente que las
personas religiosas colaboren. La ciudad de Jerusalén está en el centro de las
preocupaciones religiosas de judíos, cristianos y musulmanes. En consonancia con el
cometido de la ORI de cultivar las relaciones interreligiosas para construir la paz, se puso en
marcha un proceso para hacer que la ORI, el Pontificio Consejo para el Diálogo
Interreligioso, la Comisión de la Santa Sede de Relaciones Religiosas con los
Judíos y la Secretaría General de la Federación Luterana Mundial
patrocinasen conjuntamente una serie de coloquios en torno a la significación de
Jerusalén para judíos, cristianos y musulmanes. El primero, titulado "El
significado espiritual de Jerusalén para los judíos, los cristianos y los
musulmanes", tuvo lugar, en mayo de 1993 y el segundo en Tesalónica, Grecia, en
agosto de 1996.
Relaciones entre cristianos e hindúes
Un equipo de visita interreligioso ayudó, en 1994, en Fiji, al grupo local de
"Búsqueda Interreligiosa" a analizar los problemas planteados entre naturales de Fiji
cristianos e indios, que en Fiji son principalmente hindúes o musulmanes.
Oración y culto interreligiosos
Nuevos movimientos religiosos
Pluralismo religioso
Las cuestiones que plantean los encuentros cristianos con creyentes de otras religiones se
consideraron también en una consulta de la ORI y la Unidad II en Bangalore, en octubre
de 1995, sobre el tema "La búsqueda de una comunidad humana en un mundo de
pluralismo religioso: ¿Qué significa para lo que la Iglesia es y hace?" La consulta
pretendía investigar la correlación entre la búsqueda de comunidad en el
mundo de hoy y el posible papel de la iglesia en una sociedad en transformación y en el
contexto del pluralismo religioso, y definir a grandes rasgos una eclesiología y una
misiología que tienen en cuenta ese pluralismo religioso.
Educación religiosa
Relaciones entre cristianos y musulmanes
Se realizaron tres programas. El primero consistió en una serie de
seminarios de estudio que congregaron a cristianos y musulmanes para debatir sobre
"Religión, Ley y Sociedad". Se trataron temas controvertidos como religión y
modernidad, secularización, reavivamiento religioso, legitimidad política, fuentes
del derecho, relaciones entre minorías y mayorías y derechos humanos. Desde
1995, se han redoblado los esfuerzos para establecer un Foro Cristiano-Musulmán sobre
Derechos Humanos.
El Comité Central aprobó en 1992 un documento titulado
"Diálogo entre cristianos y judíos tras Canberra 1991" como base y documento
normativo para un diálogo permanente entre cristianos y judíos, y lo envió
a las iglesias miembros para examen y decisión. El documento apuesta por la
continuidad en las relaciones y la apertura a la diversidad en cuanto a la participación de
cristianos y judíos y a los temas a tratar, se pronuncia resueltamente contra el
antisemitismo, relaciona el diálogo y la promoción de perspectivas
políticas con un compromiso en favor de la justicia y la paz, como parte esencial del
diálogo entre cristianos y judíos, y afirma que el diálogo puede ofrecer
perspectivas espirituales para participar creativamente en las luchas del mundo.
Se organizaron dos talleres con el propósito de articular las
cuestiones de las relaciones entre cristianos e hindúes en cooperación con el CNI
de la India, en 1995, en Madura y, en 1997, en Varanasi.
En 1994, la ORI y el Pontificio Consejo para el Diálogo
Interreligioso emprendieron una reflexión conjunta sobre la oración interreligiosa.
El proyecto se inició con una encuesta sobre la práctica de la oración
interreligiosa en las iglesias locales y en diferentes tradiciones. Esta encuesta terminó en
1995. Después se celebró una consulta en Bangalore, India, en l996, que
congregó a un pequeño grupo de personas de diferentes tradiciones cristianas con
experiencia en la oración inter-religiosa. Por último, un pequeño grupo de
teólogos representantes de iglesias distintas y procedentes de diversas partes del mundo
se reunió en Bose, Italia, en 1997, para examinar las bases teológicas de la
oración interreligiosa. El proyecto concluyó con una publicación
común.
La cuestión de los nuevos movimientos religiosos ha resultado
difícil de tratar. ¿Es la relación con los nuevos movimientos religiosos una
cuestión de diálogo interreligioso? ¿Es posible reunir a todos esos
movimientos con miras al diálogo? ¿Dónde están los límites
del diálogo?
La ORI y la Unidad II convocaron en 1993 una reunión en Baar,
Suiza, a fin de determinar ámbitos para actividades complementarias en el marco de las
Directrices para el Diálogo suscritas por el CMI en 1979. La consulta examinó
atentamente cuestiones como testimonio, evangelización, bases teológicas para la
cooperación con creyentes de otras religiones, pureza de la fe, celebración del
culto con otros y participación en reuniones con creyentes de otras religiones.
Otro intento de cooperación interna sobre asuntos relativos a
relaciones interreligiosas fue la colaboración de la ORI con el programa de
educación cristiana de la Unidad II. En dos consultas (Delhi 1994 y Madrás
1995), copatrocinadas con la Unidad II y el CNI de la India, se plantearon preguntas (aunque
no hubo respuestas satisfactorias ) sobre la forma en que la educación cristiana debe
tener presente el pluralismo religioso. ¿Qué significa para la educación
cristiana la existencia de otras religiones? Esta pregunta apunta a un nuevo ámbito de
reflexión a largo plazo por lo que respecta a la interacción entre la
educación cristiana y una sociedad multirreligiosa. Esta reflexión no
debería limitarse a describir la situación, sino que debería llevar a repensar
la comprensión que los cristianos tienen de sí mismos.
a. Dar a conocer y difundir la vida y el trabajo del CMI y del Movimiento Ecuménico
entre el público en general y las iglesias miembros del CMI en particular;
b. Representar al CMI en sus relaciones con los medios de comunicación, lo que incluye
preparar y distribuir comunicados de prensa, organizar conferencias y operaciones de prensa
en las principales reuniones, responder a las preguntas de los representantes de la prensa o
remitirlos a las instancias competentes, y organizar entrevistas de los periodistas visitantes con
el personal del CMI;
c. Asesorar al secretario general sobre cuestiones de política relativas a la
información pública y las publicaciones, y coordinar los boletines relacionados
con los programas y todos los materiales emanados del CMI;
d. Actuar como editor del CMI, ocupándose como tal de lo siguiente : 1)preparar,
producir y distribuir material impreso y audiovisual regulares u ocasionales a fin de dar a
conocer el CMI y sus programas así como el Movimiento Ecuménico; 2)
mantener contactos regulares con el personal de los programas para examinar los conceptos,
los formatos y calendarios de los próximos proyectos de publicaciones; 3) colaborar con
editores, productores y distribuidores externos en la tarea de dar a conocer y divulgar la labor
del CMI y los materiales ecuménicos;
e. Mantener relaciones con las instituciones de comunicación vinculadas a las iglesias o
de carácter ecuménico, prestando especial atención a las solicitudes
concretas de ayuda para atender a las necesidades de comunicación que formulen las
iglesias miembros del CMI;
f. Asesorar al personal de las unidades de trabajo del CMI en las cuestiones relacionadas con
la comunicación, en particular los proyectos de comunicación, el conocimiento de
los medios de prensa, y la comunicación en la formación teológica;
g. Prestar apoyo al personal de otras secciones del CMI en lo relativo a la comunicación
de su labor;
h. Proporcionar los servicios lingüísticos que necesita el CMI y ayudar a sus
unidades a apreciar el papel que desempeña el idioma en la comunicación y la
educación interculturales, para responder mejor a las necesidades
lingüísticas de sus miembros.
En agosto de 1992, el Comité Central aprobó una nueva Política de Comunicación del CMI, que define los principios generales orientadores del trabajo del CMI en la comunicación con los medios informativos. El documento recalca la necesidad de que los productos de comunicación del CMI estén concebidos en función de sus destinatarios; es decir, que sean atractivos, útiles y estén adaptados al público al que se dirigen. Se entiende que comunicar el CMI es dar a conocer: 1) la comunidad de iglesias, 2) el Movimiento Ecuménico, 3) la institución y su labor. Comunicar la institución significa dar a conocer no sólo sus muchas actividades sino también la "totalidad" que da cohesión a esta variedad de actividades en una sola organización. Finalmente, enuncia tres principios en los que se basa la actividad de comunicación del CMI: colaboración auténtica con otros, acceso a todos los miembros de la familia ecuménica, adaptación al contexto local. Las directrices para llevar a la práctica este mandato y esta política se formularon en un documento sobre Estrategia de Comunicación que fue recibido por el Comité Central y es la base de la reflexión y el debate en curso con todo el personal del CMI.
Un pequeño grupo asesor internacional prestó una importante asistencia en la formulación y la aplicación de esos dos documentos, así como en la evaluación de la labor de la Oficina de Comunicación. Ese grupo se reunió tres veces en el período considerado (mayo de 1992, octubre de 1994 y junio de 1996) y sus miembros estuvieron a disposición en todo momento para asesoramiento y consulta por correspondencia y por teléfono. A principios de 1997, se contrató a un consultor para examinar el papel de la comunicación en un CMI reestructurado después de 1998 y a la luz del proceso del Entendimiento y la Visión Comunes. Su informe fue sumamente valioso para formular las propuestas que finalmente se presentaron.
Panorama del trabajo
En agosto de 1992 no se habían materializado todas las subvenciones esperadas. El
Comité Ejecutivo del CMI recomendó entonces que se reorganizase el
Servicio Ecuménico de Noticias del propio CMI en forma de un servicio de
noticias para los medios periodísticos en auténtica y estrecha colaboración
con las demás organizaciones. Aunque en dimensiones menores que lo previsto, con dos
periodistas y dos auxiliares, se inauguró el servicio ENI, y rápidamente se
afirmó como la principal fuente internacional de noticias religiosas, no denominacional,
como ponen en evidencia la reproducción de sus artículos en los medios de
información y las reacciones positivas de dirigentes de las iglesias y otras personas en
puestos de responsabilidad.
ENI se encarga actualmente de: a) un servicio diario de noticias (en inglés y
francés) por fax y correo electrónico; b) un boletín informativo impreso en
inglés y francés que aparece cada dos semanas; y c) un resumen diario de
noticias, sólo en inglés, distribuido gratuitamente por correo electrónico.
ENI está también presente en la World Wide Web (WWW). Tiene acuerdos de
intercambio con varios servicios latinoamericanos. Mediante sus clientes en el sector
periodístico, los productos de ENI son también traducidos y reproducidos
localmente en otras partes del mundo, como África y Asia.
El contacto directo del CMI con los medios informativos externos es responsabilidad de la
Oficina de Prensa e Información. Este contacto se realiza mediante comunicados de
prensa, relaciones con los periodistas, organización de operaciones de prensa en las
reuniones del Comité Central, conferencias mundiales y consultas importantes, sesiones
de información y conferencias de prensa, así como mediante la
organización de entrevistas y visitas de grupos de periodistas al Centro
Ecuménico.
Además de organizar los servicios de prensa en la Conferencia Mundial de Fe y
Constitución (1993), la Conferencia Mundial sobre Misión Evangelización
(1996) y la Octava Asamblea, la Oficina de Prensa e Información se ocupó de las
siguientes cuestiones : la designación de un nuevo secretario general en 1992; las
solicitudes de información por parte de periodistas acerca de las relaciones del CMI con
las iglesias de Europa oriental y central durante el período comunista (la Oficina
proporcionó documentación a las iglesias miembros para ayudarlas a responder a
las críticas al CMI publicadas en el número del Reader's Digest de
febrero de 1993, y ampliamente difundidas); y la respuesta de la comunidad ecuménica a
las tragedias de la ex Yugoslavia y de Rwanda. Cada año, se distribuyeron versiones
escritas y grabadas del mensaje de Navidad del secretario general y del mensaje de
Pentecostés de los presidentes y las presidentas del CMI, con un eco relativamente alto,
especialmente en los medios informativos eclesiales.
Un cambio importante en la labor de información del Consejo tuvo lugar en enero de
1996 con la decisión de poner fin a la publicación de la revista mundial One
World. La misión asignada inicialmente a la revista era la de "acercar a los cristianos
de continentes y tradiciones muy diferentes" y, durante 22 años, se esforzó por
ser intérprete del CMI y ofrecer un foro para la expresión de puntos de vista
divergentes en el marco del ecumenismo mundial. La disminución de las suscripciones y
la evolución de las necesidades de comunicación del Consejo llevaron a la
decisión de buscar una estrategia de comunicación más flexible y abierta
que la que era posible dedicando tantos recursos a un solo producto impreso en un solo
idioma. Se propuso para ello la creación de un puesto de "consultor encargado de
proyectos especiales". Lamentablemente, la mayor parte de este plan no pudo realizarse: muy
pronto después de la decisión de poner fin a One World, la
situación financiera general del CMI impuso grandes reducciones en el presupuesto de
comunicación. Sin embargo, muchos miembros de la comunidad ecuménica
continúan lamentado la desaparición de One World.
Publicaciones del CMI
Entre los muchos títulos incluidos en el catálogo de publicaciones del CMI, cabe
destacar cinco en este período: 1) The Dictionary of the Ecumenical Movement,
publicado en 1991, tras casi cuatro años de preparación, ha tenido muy buena
acogida entre lectores y críticos como instrumento de referencia indispensable para
toda persona que participe y se interese en las cuestiones, la historia y los acontecimientos del
Movimiento Ecuménico, con un acervo de información que no procede de una
fuente única; una edición revisada en rústica se proyecta para 1998. 2) El
WCC Yearbook, primer anuario del CMI, apareció en 1995. Tras una
introducción en la que se examinan los principales elementos de la vida y la labor del
CMI durante el año anterior, cada anuario comprende las listas de direcciones de las
iglesias miembros, los órganos ecuménicos nacionales y regionales y las
organizaciones ecuménicas internacionales, así como los nombres de los
componentes del Comité Central del CMI y del personal. 3) La Risk Book
Series ha seguido ofreciendo a un público internacional cada vez más amplio,
cuatro veces al año, obras provocadoras, fáciles de leer y bien documentadas
sobre cuestiones importantes de la actualidad ecuménica. 4) The Ecumenical
Movement An Anthology of Key Texts and Voices, publicado en 1997, es un manual y
un documento de referencia único en su género que responde a una necesidad
largamente sentida de un volumen básico para cursos sobre ecumenismo en seminarios y
facultades de teología. 5) El tercer volumen de A History of the Ecumenical
Movement, que abarca el período de mediados del decenio de los sesenta hasta el
presente, está en preparación desde junio de 1994 y se prevé su
publicación en 1998.
Gracias a los contactos con editores en diversas partes del mundo las publicaciones del CMI
pueden ser traducidas a otros idiomas o editadas en colaboración con otros editores en
inglés. Aproximadamente un tercio de los libros del CMI se publica por lo menos en un
idioma distinto del inglés. La Oficina de Publicaciones del CMI se encarga
también de publicar trimestralmente The Ecumenical Review, foro para el
debate teológico de los temas ecuménicos. Cada número se centra en un
tema único de importancia ecuménica.
Artes visuales
Debido al costo relativamente elevado de la producción profesional de vídeos, ha
sido necesario limitarse a constituir un archivo de filmaciones en vídeo. La
sección ayudó a producir el vídeo "Acting in Faith", en respuesta al
artículo del Reader's Digest antes citado, un vídeo sobre el estudio
"Evangelio y Culturas" y, en 1997, un nuevo vídeo ("Permaneceremos juntos") sobre la
labor del CMI, destinado a las congregaciones locales.
Servicio lingüístico
En 1996, el servicio se vio gravemente afectado por la insuficiencia de los ingresos no
asignados del CMI y se vio obligado a reducir su personal en el equivalente a cuatro puestos a
tiempo completo. El personal consta actualmente de un puesto a tiempo completo para el
inglés (que se encarga también de coordinar la traducción y la
interpretación), dos a medio tiempo para el francés y el español, y un
puesto a medio tiempo para el alemán. Esta situación ha obligado a dar mucho
más trabajo a traductores externos, lo que ha acrecentado la tarea de revisión.
Interlocutores ecuménicos
¿Qué hemos aprendido?
Para mejorar la imagen del CMI habrá que modificar el estilo de trabajo de la
organización en su conjunto e invertir recursos considerablemente mayores. El necesario
cambio de estilo de trabajo consistirá básicamente en tener en cuenta en toda la
medida de lo posible el aspecto comunicación desde que se inicia cada actividad. La
cuestión consiste, más que en decidir cómo comunicar los diversos
aspectos de la actividad, en ver cada actividad en sí misma como un ejercicio de
comunicación que realzará la imagen o el perfil de la organización, no con
miras a promover la propia institución, sino para que sea un instrumento más
eficaz al servicio del Movimiento Ecuménico.
Al mismo tiempo, nuevas tecnologías de la comunicación, especialmente
Internet, abren enormes posibilidades, no sólo para dar a conocer el CMI y su labor a
públicos diversos, sino también para facilitar la comunicación entre las
iglesias a fin de reforzar y dar contenido a la realidad que constituye esa "comunidad de
iglesias". En este sentido, desde principios de 1998, ha estado esforzándose por mejorar
el sitio Internet del CMI.
Noticias e información
La novedad más importante en este sector fue el lanzamiento en
septiembre de 1994 de Ecumenical News International (Noticias Ecuménicas
Internacionales), en cooperación con la Conferencia de Iglesias Europeas, la
Federación Luterana Mundial y la Alianza Reformada Mundial. La iniciativa ENI,
aprobada por los órganos rectores de las cuatro organizaciones en 1990 y 1991,
aspiraba a promover una mejor comprensión del trabajo y la misión de la iglesia y
del Movimiento Ecuménico, especialmente en los medios periodísticos laicos y
eclesiales, mediante la distribución oportuna de noticias sobre cuestiones, sucesos y
tendencias en relación con las actividades de las iglesias en el mundo. Ese tipo de
colaboración debería permitir aumentar la eficacia, reducir la duplicación y
superposición de servicios y ensanchar el círculo y las fuentes de las noticias y la
información ecuménicas.
Durante este período, el CMI ha publicado un promedio de unos 20
nuevos libros al año. Sus temas se refieren tanto a la labor general y la misión del
CMI como a los trabajos específicos de sectores de su programa. También se
han publicado otros libros de interés más general relativos a cuestiones
ecuménicas clave (como los de la serie Risk Book).
En la reestructuración del CMI en 1991, los trabajos gráficos y
de diseño
antes dependientes del Departamento de Comunicación pasaron a depender
administrativamente de los Servicios Centrales. La Sección de Artes Visuales pudo
concentrarse así en la fotografía y, en cierta medida, en el trabajo de
vídeo. Además de prestar servicios a ese respecto a las unidades de trabajo, el
coordinador de Artes Visuales viajó a muchas partes del mundo para actualizar la
fototeca del CMI. Los envíos directos de un catálogo regular de Photo
Oikoumene han propiciado el crecimiento constante del número de clientes
exteriores (revistas, libros, televisión, periódicos). Desde 1997, se ha recurrido
cada vez más a Internet para transmitir fotos a los clientes.
El Servicio Lingüístico del CMI se encarga de la
traducción de textos y documentos del CMI, la revisión del trabajo de
traducción realizado por traductores externos y la organización de la
interpretación para un promedio de 30 reuniones anuales.
Además de los contactos regulares con la Asociación Mundial
para la Comunicación Cristiana, la Oficina de Comunicación convocó en
Ginebra, en diciembre de 1992 una consulta, con 12 organizaciones de información
internacionales católicas romanas y protestantes. Participó en consultas
análogas en Aquisgrán (Aachen, Alemania), en 1993, y en Munich en 1995. Los
temas del orden del día eran la comunicación en Europa oriental, la
capacitación y la educación para la comunicación, proyectos de
comunicación, formación para la comunicación religiosa, la
comunicación en la educación teológica, los efectos de la
comunicación electrónica en la iglesia y la cultura, y los métodos para
facilitar la cooperación sistemática entre las organizaciones.
La situación ecuménica actual ha puesto de manifiesto la necesidad de prestar una
mayor atención a la comunicación del perfil o la imagen del CMI entre sus iglesias
miembros. Por supuesto, esta responsabilidad no puede delegarse simplemente en una parte
del Consejo ni en consultores externos. En cuanto organización, el CMI tiene que
definir claramente la imagen que quiere transmitir a sus miembros y al público en
general. Dentro de este marco, es preciso optar por un número limitado de programas y
actividades a los que se dará prioridad en el trabajo de comunicación en un
período determinado, y para los que han de formularse estrategias especiales y
asignarse recursos suficientes.
El Instituto de Bossey está dirigido por una junta directiva de 15 miembros procedentes de todo el mundo, de los cuales un representante de la Universidad de Ginebra y el secretario general adjunto del CMI. La junta se reúne anualmente para determinar el programa, asesorar al director, redactar informes sobre presupuesto y financiación y ayudar a movilizar recursos financieros.
Con arreglo a sus Estatutos, los objetivos y funciones del Instituto de Bossey son:
1990-91 Ven Espíritu Santo, renueva toda la creación
1991-92 Hacia nuevos modelos de comunidades
1992-93 Hacia una comunidad sin exclusiones
1993-94 Hacia la comunión en la fe, la vida y el testimonio
1994-95 Educación para la koinonía
1995-96 Teología para la vida
1996 Artífices de la paz de Dios
1997 Llamados a una sola esperanza: el Evangelio en las distintas culturas
1998 El año de gracia del Señor
Cada estudiante debe realizar un trabajo escrito en estrecha colaboración con uno de los profesores. Además, los estudiantes dirigen el culto, realizan estudios bíblicos, reflexionan e informan a otros sobre las situaciones de sus propias iglesias y países. Durante una semana, la Escuela de estudios ecuménicos es recibida en Roma por el Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos. Además, los estudiantes tienen la oportunidad de visitar el Consejo Mundial de Iglesias y otras organizaciones internacionales con sede en Ginebra y de pasar un largo fin de semana en parroquias suizas. De esta manera, los estudiantes aprenden con la experiencia tanto como con los estudios teóricos y descubren que se encuentran, de hecho, en un proceso constante de aprendizaje, siendo realmente el ciclo académico un "laboratorio" para la vida ecuménica.
Muchos estudiantes viven un importante proceso de crecimiento personal que les lleva a describir el tiempo pasado en el Instituto de Bossey como de "cambio vital". Al marcharse tienen un mejor entendimiento de su propia tradición y una nueva comprensión de lo que es la familia cristiana mundial con toda su diversidad y complejidad. Profesores y alumnos del Instituto de Bossey convienen en que el aprendizaje ecuménico es un proceso multidimensional y permanente que enriquece e interpela a todos los participantes.
Cursos y consultas
Cada año el personal del Instituto de Bossey organiza cursos, consultas y seminarios de
una a tres semanas sobre varias cuestiones y para públicos diversos. Estos programas se
desarrollan a menudo en colaboración con unidades del CMI o de otras organizaciones
hermanas. Algunos de ellos, como el seminario ortodoxo, el seminario interdisciplinario y el
seminario de teología, han llegado con los años a formar parte de la
tradición del Instituto de Bossey; otros constituyen una respuesta a cuestiones e
intereses específicos. Los seminarios del Instituto de Bossey tratan de ser
interdisciplinarios, abiertos a todos y abiertos al futuro, investigando cuestiones y temas de
que preocupan al Movimiento Ecuménico. Actualmente, cada miembro del personal se
encarga de organizar dos de estos seminarios al año.
Los seminarios proyectados para 1999 son:
Teología y espiritualidad ortodoxas (en San Petersburgo)
Seminario sobre cuestiones éticas de actualidad (cuestiones medioambientales)
Capacitación y formación ecuménicas para laicos
Religión y arte
Misión en el siglo XXI
Consulta en memoria de Visser 't Hooft
Semana con un autor célebre
Hermenéutica bíblica
Mujeres y espiritualidad
Semana de ex alumnos del Instituto de Bossey
Cooperación en la enseñanza y la investigación
Para diversificar y aumentar el número de consultas y seminarios, el Instituto de Bossey
trabaja en cooperación con otros interlocutores ecuménicos, dentro y fuera del
CMI. Así pues, por ejemplo, en 1998, el Instituto de Bossey patrocinó un
seminario sobre ministerio urbano con la Academia de Misión de Hamburgo, Alemania.
Análogamente, el seminario interdisciplinario de 1999 sobre cuestiones
medioambientales se realizará en cooperación con la TEMEC (Theological
Education to Meet the Environmental Challenge).
El Instituto de Bossey da mucha importancia a su labor de investigación. La investigación enriquece tanto al ciclo académico como los seminarios, ayuda al personal docente a estar al día en sus ámbitos de especialización y da contenido a las otras diversas dimensiones del Movimiento Ecuménico. Se ha reunido un equipo interdisciplinario de 10 especialistas para que analicen juntos durante varios años la religión en el mundo de hoy. El estudio incluye trabajos sobre fundamentalismo, nuevos movimientos religiosos, Islam y nuevas imágenes de lo sagrado.
Trabajo de extensión
Siendo la educación en esta institución a menudo tan apasionante que llega
incluso a cambiar la vida de los estudiantes, suele sugerirse que debería prolongarse
más allá del Instituto Ecuménico. Sin embargo, transmitir la vivencia de
Instituto de Bossey a quienes no han vivido esa experiencia, resulta ser caro y complicado, y
sólo ha sido posible en raras ocasiones. Una de tales ocasiones fue el Curso de
formación de dirigentes laicos que tuvo lugar en Harare, a principios de 1998. Pero
aunque sea difícil trasladar la totalidad del programa, se alienta al profesorado del
Instituto de Bossey a pasar varias semanas al año en otras instituciones,
enseñando y haciendo trabajos de investigación. El personal ha asumido
recientemente funciones de enseñanza en Sri Lanka, Cuba y Brasil. Además, el
seminario ortodoxo se organiza a menudo fuera del Instituto de Bossey en lugares donde la
ortodoxia puede ser vivida en su contexto histórico.
Reconociendo que es muy importante mantener contacto con los muchos miles de personas de todo el mundo que han asistido al Ciclo Académico y a los seminarios del Instituto de Bossey, el equipo de profesores se ha esforzado junto con ex alumnos graduados de varias regiones en formar grupos de amigos del Instituto de Bossey. Estos grupos se reúnen para participar en programas ecuménicos, intercambiar informaciones y apoyar las actividades del Instituto de Bossey en su contexto local. El Instituto de Bossey coopera con información, boletines y, cuando es posible, la participación de su personal en la programación local. Además, el Instituto de Bossey ha establecido una página Web que permite al público en general acceder a informaciones sobre los programas del año en curso y leer los documentos destinados a los seminarios y las consultas.
Un centro para reuniones y conferencias
Las instalaciones del Instituto de Bossey, sus habitaciones para huéspedes y el hermoso
parque que lo rodea hacen que sea un lugar ideal para reuniones y conferencias. Se
están haciendo esfuerzos para mejorar esas instalaciones, acondicionando lugares
confortables para que los participantes puedan descansar entre las sesiones de trabajo, tener
fácil acceso a fotocopiadoras, fax y teléfono, y garantizar un transporte
práctico para los residentes. Además, el personal docente del Instituto de Bossey
junto con un comité encargado del edificio está considerando la viabilidad de
renovar el castillo para que en los próximos decenios siga ofreciendo la infraestructura
necesaria para la enseñanza , los encuentros y los estudios ecuménicos que son la
misión del Instituto de Bossey.
Orientaciones futuras
Al celebrar su jubileo en 1996, el Instituto Ecuménico de Bossey examinó
detenidamente su historia y su misión y reafirmó su papel fundamental en el
Movimiento Ecuménico del siglo XXI. Su planificación para el futuro es
dinámica y llena de optimismo. Seguirá interpelando e informando así
como reuniendo a personas en torno a programas innovadores y proyectos de
colaboración. El personal docente está sopesando actualmente la posibilidad de
ofrecer dos semestres de estudios superiores cada año, lo que daría a los
estudiantes la posibilidad de obtener un título de maestría en estudios
ecuménicos en cooperación con la Universidad de Ginebra.
En la asamblea, la situación financiera global del CMI y los factores concretos que incidirán en ella son examinados detenidamente por su propio Comité de Finanzas, que presenta su informe en las últimas sesiones plenarias administrativas. Aun así, es oportuno que un informe y un debate de carácter más general sobre las finanzas también formen parte de la reunión de información y debate sobre la Secretaría General, ya que la cuestión de los recursos con los que el CMI ha de desempeñar su labor ha sido una preocupación capital del Consejo en los siete años anteriores.
En este sucinto informe se explican las tendencias financieras generales que han incidido en la vida del Consejo durante el período que nos ocupa y se indican las decisiones adoptadas a ese respecto, en lugar de referirse a las cifras del presupuesto, los ingresos y los gastos, que serán objeto de un minucioso examen en el Comité de Finanzas de la Asamblea.
Dos factores provocan las dificultadas financieras crónicas que aquejan al Consejo:
La Asamblea de Canberra pidió un mayor apoyo financiero a todas las iglesias miembros, especialmente a aquellas que no aportaban contribución financiera alguna, así como la movilización de nuevas fuentes de fondos, una política de inversiones más dinámica, un examen de la política presupuestaria, la reducción de los gastos a los límites de los ingresos ordinarios, y la elaboración de un procedimiento de planificación integrado en el que se tomasen en cuenta las prioridades programáticas, la dotación de personal y las proyecciones financieras.
Para alentar a las iglesias a que aportaran una contribución financiera anual, el Comité Central aprobó una modificación del Reglamento del CMI en virtud de la cual esa contribución pasó a ser una obligación de las iglesias miembros; su monto se determina en consulta con el Consejo y es proporcional a los recursos de cada iglesia miembro.
Para recaudar más fondos en los Estados Unidos, el CMI puso en marcha una iniciativa de desarrollo ecuménico junto con el Consejo Nacional de Iglesias de los Estados Unidos. También se procuró incrementar el apoyo de las iglesias miembros más nuevas de Asia oriental. Ahora bien, por lo común se requiere dedicar mucho tiempo y recursos a la recaudación de fondos antes de que se puedan recoger los beneficios; además, el clima económico general de Europa, América del Norte y Asia durante este período así como las consiguientes presiones financieras a que se han visto sometidas todas las iglesias y organizaciones caritativas limitaron las posibilidades de encontrar nuevos recursos, al menos en lo inmediato.
Tras la reorganización del Consejo en enero de 1992, se llevó a cabo una completa reestructuración financiera, estableciéndose procedimientos más estrictos de presupuestación y contabilidad.
Un examen realizado en 1993 reveló que siete octavas partes de los gastos programáticos del CMI se sufragaban con cargo a fondos de proyectos y fondos fiduciarios y, por ende, sólo una octava parte con cargo al presupuesto ordinario de funcionamiento. Puesto que ello daba una impresión engañosa de la situación financiera del Consejo, el Comité de Finanzas dispuso un procedimiento contable enteramente nuevo, basado en fondos generales o fondos de actividades. También se implantó un método simplificado y más transparente de calcular los costos redistribuidos o compartidos.
En enero de 1994, cuando estos cambios entraron en vigor, la situación financiera se había estabilizado y se habían acumulado reservas. No era evidente aún que las vicisitudes financieras del Consejo habían llegado a un punto crítico, que afectaría profundamente a su vida y su trabajo futuros.
En suma, los grandes cambios de las condiciones económicas mundiales también han tenido incidencia en la financiación del CMI. El predominio de la economía de mercado, el colapso del socialismo, los efectos de las reducciones de plantillas, la subcontratación y la exigencia de una buena relación "calidad-precio", todo ello ha modificado las actitudes de las organizaciones internacionales, los gobiernos, los organismos y las iglesias.
La incertidumbre en otras dos esferas crearon dificultades: las carteras de inversión del CMI arrojaron imprevistamente magros resultados, y muchas monedas se vinieron abajo en relación con el franco suizo. En particular, una pronunciada caída del valor del dólar estadounidense provocó pérdidas excepcionales en las transacciones monetarias con vencimiento en 1994.
Al mismo tiempo, las entidades de financiación de Alemania y Suecia, durante años grandes contribuyentes a los fondos generales y a los fondos de actividades del CMI, tuvieron que reducir su aporte. Otras iglesias y organismos se vieron imposibilitados de aumentar, y en algunos casos incluso de mantener, su nivel de contribución, ni siquiera para ajustarlo al relativamente bajo índice de inflación de Suiza.
Inicialmente, se esperaba que las serias reducciones de fondos registradas en 1994 y 1995 serían de corta duración y que el CMI estaría en condiciones de capear la tempestad recurriendo a sus reservas, aun cuando estas últimas habían mermado considerablemente. Pero los resultados de 1995 dejaron en claro que lo que se había esperado fuese un fenómeno pasajero, en realidad indicaba un cambio fundamental en la base de financiación del Consejo. Se decidió reducir la dotación y los gastos de personal y establecer claros objetivos presupuestarios para los años siguientes, señalando la necesidad de que el CMI adoptara lo antes posible el tan anhelado presupuesto unificado.
Varias consultas con los principales asociados en la esfera de la financiación permitieron constatar que éstos seguían apoyando al Consejo. Pero las dificultades que experimenta el CMI también aquejan a la mayoría de las iglesias y los organismos. No se vislumbra ninguna solución rápida. Sencillamente, el CMI tendrá que adaptar radicalmente sus actividades y estructuras para afrontar los desafíos del siglo XXI.
En 1996, un examen exhaustivo de los presupuestos puso en evidencia que aún eran necesarias nuevas reducciones de personal. Fue preciso preparar y financiar un plan de reestructuración del personal, pues sería menester suprimir puestos. Se inició una evaluación completa del programa para determinar las actividades que debían suprimirse o reducirse y las repercusiones que podría tener esa decisión en la labor y los ingresos del Consejo. Como se reconoció en el proceso "Hacia un Entendimiento y una Visión Comunes del CMI" (EVC), cualesquiera sean las nuevas formas y estructuras que adopte el CMI, éstas deberán tener en cuenta los recursos disponibles que, a su vez, dependerán de las actividades y los programas que se lleven a cabo. En la práctica, esto significa que habrá una relación más estrecha entre las propuestas y sus consecuencias presupuestarias.
En septiembre de 1997, el Comité Central aprobó la declaración normativa del EVC y también aceptó los lineamientos generales de una estructura y un estilo de trabajo radicalmente nuevos para el Consejo, en virtud del cual se eliminarían las cuatro unidades de trabajo actuales y se reagruparía la totalidad de la labor constituyendose un único conjunto administrativo. Esto ha allanado el camino para un nuevo estilo de presupuesto unificado y una nueva estructura financiera.
Las Reuniones de Información
y Debate Octava Asamblea y 50 Aniversario |