Informe del Comité de Examen I
Versión aprobada por la Octava Asamblea
El informe del Moderador presenta una evaluación general de las actividades del CMI desde la
última Asamblea, contiene un interesante análisis de la actual dinámica del
Movimiento Ecuménico y pone de relieve el papel del CMI dentro del "único
Movimiento Ecuménico", recordando las lecciones aprendidas durante el proceso de
reflexión que dio lugar a la declaración normativa Hacia un Entendimiento y una Visión Comunes del CMI
(EVC).
Ofrece además una seria evaluación de las relaciones entre las iglesias ortodoxas y el
CMI, y sugiere la búsqueda de soluciones constructivas decididas de común acuerdo. Es
una estimulante lectura de las actitudes de las iglesias por lo que respecta a los derechos humanos y
al desafío de la globalización. También presenta una propuesta de política
de futuro, en la que se integra una visión respecto del papel de la generación más
joven en el Movimiento Ecuménico.
Al hablar claramente acerca de la crisis causada por muchos factores, el Moderador exhortó a
tener confianza en el futuro, instando al Consejo a una autocrítica y una redefinición de
sus orientaciones futuras, sus estructuras y sus actividades. Al destacar que "el ecumenismo
institucional está en crisis", el Moderador recordó que esa crisis no puede calificarse
indiscriminadamente de "crisis del Movimiento Ecuménico" o de "crisis ortodoxa".
La conciencia de que estamos viviendo una nueva situación requiere renovación. El
proceso de reflexión sobre el EVC ha sido un esfuerzo para formular una expresión
nueva de la visión ecuménica y reflejar su coherencia e integridad. En el espíritu
del EVC, el Moderador llamó a la conversión y la transformación, a una
evaluación de nuestra comprensión de la Iglesia en el contexto ecuménico,
aunque reconoció que algunas iglesias no están plenamente satisfechas con los cambios
propuestos en el EVC. Por lo tanto, destacó el hecho de que el EVC debe considerarse en el
marco de un proceso permanente.
El Moderador abordó las preocupaciones ortodoxas en el contexto de ese proceso.
Reafirmó el compromiso ortodoxo con el Movimiento Ecuménico, destacó la
contribución ortodoxa al CMI, expuso las causas de las dificultades actuales e informó a
la Asamblea acerca de las iniciativas tomadas y de los esfuerzos realizados hasta el presente. Habida
cuenta de esa situación, sugirió que se proporcionase un espacio en el que las iglesias
ortodoxas pudiesen entablar una interacción creativa con otras iglesias miembros.
El Moderador afirmó la necesidad de que el CMI y sus iglesias miembros redefiniesen y
reformulasen su compromiso con los derechos humanos, la justicia, la paz y la reconciliación.
Aunque es de destacar la índole global del informe, también cabe resaltar el debate que
siguió a la presentación, en cuyo marco se puso sobre el tapete la cuestión del
perdón y el arrepentimiento, como parte integrante del proceso de
reconciliación, así como la cuestión de la corrupción, que
podría calificarse de enfermedad crónica que afecta a todas las sociedades y a todas las
esferas de la vida.
En casi todas las partes de su informe, el Moderador hizo referencia a los jóvenes y
exhortó a su integración en el Movimiento Ecuménico. Durante el debate en
plenaria, el Moderador insistió con más fuerza aún en esa preocupación,
diciendo que las propias iglesias deberían crear más oportunidades para la
participación de los jóvenes en su vida y en el Movimiento Ecuménico.
En el año 2001, la Pascua caerá en la misma fecha, el 15 de abril. El Moderador
destacó la posibilidad de que este hecho pueda ser el comienzo de una celebración
común de la Pascua.
La Octava Asamblea recibió el informe del Moderador con aprecio y gratitud por
lo que ha aportado a la vida del Consejo desde la Séptima Asamblea del CMI.
En su informe, y mediante una reflexión y un análisis de las experiencias del CMI y de
sus iglesias miembros en los últimos años, el Secretario General hizo una
descripción realista de la Asamblea del Jubileo, exponiendo las dificultades y los
desafíos actuales, y terminando con una visión ecuménica para el próximo
siglo. Al referirse a la conmemoración del cincuentenario de la fundación del CMI, el
Secretario General hizo una evaluación realista de la situación ecuménica actual,
mencionando los signos de incertidumbre en relación con el objetivo de la comunidad en el
CMI y las dudas acerca del futuro del Movimiento Ecuménico.
El Secretario General se preguntó qué inspiración y orientación puede
aportar la tradición del Jubileo a nuesto camino común hacia la comunión y
qué lugar le cabe al CMI en ese contexto. Utilizando la imagen de "cautividad institucional",
el Secretario General nos invitó a una profunda reflexión sobre el significado actual de
"espacio ecuménico", una comprensión inspirada principalmente en el programa de
Teología de la Vida. Se trata de una tentativa de superar las limitaciones del ecumenismo
institucional actual, de forma que vaya más allá de la comunidad de las iglesias
miembros en el CMI. Las numerosas posibilidades de aplicar la noción de "espacio
ecuménico" a las diversas actividades y programas del CMI requiere que se ahonde en el
examen de sus consecuencias ecuménicas. Ésta podría ser la tarea, en los
próximos años, de los equipos y grupos básicos de la nueva estructura del
CMI.
Haciendo suya la preocupación expresada por el Moderador acerca de la situación
actual de las relaciones con los ortodoxos, el Secretario General amplió el horizonte y
planteó preguntas acerca del actual enfoque institucional de la condición de miembro,
que refleja opciones hechas en el pasado y evoluciones más recientes. En su informe, el
Secretario General no trató de dar soluciones, sino que simplemente planteó la pregunta
de si existen otras formas de participación aparte de la afiliación institucional.
También planteó la cuestión de si la formación de un foro podría dar
una expresión concreta a la voluntad del CMI de promover relaciones más amplias con
partícipes ecuménicos más allá de su ámbito de influencia. Ambas
cuestiones requieren una reflexión más a fondo y una respuesta, durante y
después de esta Asamblea.
El informe concluye con una referencia a la segunda parte del tema de la Asamblea "con la
alegría de la esperanza", como centro de una visión que puede orientar a las iglesias al
acercarse al siglo XXI, una visión ecuménica suficientemente convincente para inspirar
a la nueva generación.
La Octava Asamblea recibió el informe del Secretario General con aprecio y
gratitud.
El Comité Central presentó a la Asamblea la declaración normativa "Hacia un
Entendimiento y una Visión Comunes del CMI" (EVC) como un hito importante en el camino
de la reflexión crítica sobre la naturaleza y el propósito del Movimiento
Ecuménico en general, y la vocación del Consejo Mundial de Iglesias en particular.
Sobre la base de varios años de constante reflexión teológica por parte de las
iglesias miembros y de las diversas estructuras del Consejo, en el documento EVC se intenta
expresar valores y principios que han estado y seguirán estando en el centro del Movimiento
Ecuménico. En este documento se señalan los cambios experimentados en el contexto
eclesial y mundial desde que se fundó el Consejo Mundial de Iglesias, hace 50 años. Por
último, se presenta un amplio programa para la vida futura del Consejo y sugerencias sobre la
forma en que el CMI, juntamente con otros asociados ecuménicos, podría poner en
práctica ese programa. La declaración EVC se suma así a otros importantes
documentos del CMI que expresan la profunda aspiración del Consejo a la unidad visible de la
Iglesia y la reconciliación de todas las cosas en Cristo.
El título completo de la Declaración, "Hacia un Entendimiento y una Visión
Comunes del CMI", indica que en esta declaración las iglesias miembros todavía no se
atreven a hablar de una visión común o de un entendimiento común.
Esto se puso de manifiesto en las deliberaciones de la plenaria y en los informes del Moderador y el
Secretario General, donde se señalan numerosos aspectos en los que no se ha alcanzado el
pleno consenso, ni en nuestra visión ni en nuestro entendimiento. Por consiguiente, aunque el
EVC es un documento terminado, su recepción en la vida de las iglesias y en el CMI,
así como las aclaraciones, enmiendas y elaboraciones posteriores, constituirán un
proceso dilatado. Así pues, la acción por parte de la Octava Asamblea del CMI
respecto al documento EVC no entraña el pleno acuerdo con todo su contenido sino una
afirmación de que en él se plantean un entendimiento y una visión suficientemente
ricos y prometedores para modelar e inspirar nuestra vida futura juntos, y un compromiso de
formular orientaciones concretas para acciones e iniciativas específicas en los años
siguientes a la Asamblea. Se pide a la Asamblea que inicie este proceso de recepción
examinando las recomendaciones que figuran en el informe del Comité, referentes a la
estructura del Consejo, la necesidad de cuidar el buen estado de las relaciones entre las iglesias
miembros, en particular, pero no sólo, las iglesias ortodoxas, y el deseo de ofrecer un amplio
"espacio ecuménico" en el que las relaciones ecuménicas puedan al mismo tiempo
ampliarse y profundizarse.
Tras el debate de la plenaria queda claro que la recepción del documento EVC entraña
varios desafíos para el CMI y sus iglesias miembros. Es un desafío encontrar un
lenguaje para nuestro entendimiento y visión que sea accesible y estimulante para todos los
bautizados, no sólo para los especialistas. Es un desafío evitar ser arrastrados a una
preocupación institucional que impide ver claramente el compromiso evangélico del
Movimiento Ecuménico con la misión de Dios. Es un desafío para las iglesias
miembros realizar una autocrítica de su compromiso como miembros y de su
participación. Es un desafío encontrar nuevas formas de discernimiento y toma de
decisiones en la vida del Consejo, que mejoren la calidad de sus relaciones en comunidad,
capacitándolo, al mismo tiempo, para una acción clara y decisiva. Es un desafío
buscar formas de compartir el poder en el Consejo, que pongan en evidencia su compromiso con la
justicia, la apertura a todos, la reciprocidad y la participación. Es un desafío cultivar
una espiritualidad ecuménica y una integridad moral que sustenten una comunidad en la que
las voces de todos se oigan con respeto y las preocupaciones de todos se reciban con
comprensión. Es un desafío ser un Consejo Mundial de Iglesias al servicio de la
vitalidad y la coherencia del único Movimiento Ecuménico.
Reconociendo que todavía queda mucho por hacer, pero con profundo aprecio por las
perspectivas que ofrece la Declaración normativa, el Comité afirma que el documento
"Hacia un Entendimiento y una Visión Comunes del CMI" es un hito importante en este
año jubilar del Consejo Mundial de Iglesias, y un punto de partida en nuestro camino juntos
hacia el nuevo milenio.
La Octava Asamblea recibió con gratitud "Hacia un Entendimiento y una
Visión Comunes del Consejo Mundial de Iglesias" e instó al CMI a que lo utilice
como marco y punto de referencia cuando se evalúen y elaboren programas del CMI en el
futuro."
A. Por recomendación del Comité de Examen I, la Octava Asamblea
decidió admitir en calidad de miembros de pleno derecho del Consejo Mundial de
Iglesias a las siguientes iglesias:
[El Comité de Examen presenta estas recomendaciones para examen y decisión
plenamente consciente de que la cuestión de la condición de miembro será uno de
los puntos del orden del día que se deberá examinar más a fondo durante y
después de la Octava Asamblea, a la luz de la declaración normativa "Hacia un
Entendimiento y una Visión comunes del Consejo Mundial de Iglesias" (EVC) y sus
consecuencias.]
En el período posterior a la Asamblea de Canberra quedó claro que las relaciones de las
iglesias ortodoxas con el Consejo habían llegado a una etapa crítica. En efecto, dos
iglesias ortodoxas (calcedonias) han renunciado a su condición de miembro del CMI: la Iglesia
de Georgia, en 1997, y la Iglesia de Bulgaria, en 1998. En sus informes a la Asamblea, tanto el
Moderador como el Secretario General prestaron una atención detenida a la evaluación
de las razones que han llevado a la comunidad del CMI a esta situación crítica.
En una reunión celebrada en Tesalónica en mayo de 1998, las iglesias ortodoxas
(calcedonias) hicieron una primera evaluación de la situación actual y propusieron que
se creara una comisión con el CMI para examinar las formas aceptables de la
participación ortodoxa en el Movimiento Ecuménico y la reestructuración radical
del CMI. Asimismo, en mayo de 1998, en una reunión ortodoxa previa a la Asamblea
celebrada en Damasco, los representantes de las iglesias ortodoxas (calcedonias) y ortodoxas
orientales (no calcedonias) evaluaron la situación ecuménica en la que se encuentran los
ortodoxos. Consideraron la necesidad de un cambio que permita una presencia y un testimonio
más eficaces, junto con una participación más constructiva y comprometida de
los ortodoxos.
El Comité Ejecutivo del CMI ha prestado particular atención a la cuestión de las
relaciones de las iglesias ortodoxas con el CMI, ha suscrito la idea de crear una comisión
especial y ha determinado el alcance de su labor (Comité Ejecutivo, Amersfoort, septiembre
de 1998, Doc. No 7; Comité Ejecutivo, Harare (Zimbabwe), diciembre de 1998, Docs. No 5 y
5.1).
Aunque la necesidad planteada a la Asamblea de crear una comisión especial después de
Harare es una respuesta a la preocupación ortodoxa sobre la naturaleza y la calidad de la
comunidad ecuménica del CMI, está claro que otras iglesias y familias eclesiales tienen
sus propias preocupaciones a veces similares , que tendrán cabida en los trabajos de la
comisión. Por consiguiente, en la labor de la comisión, la comunidad del CMI
seguirá su camino "hacia un entendimiento y una visión comunes" y hará una
contribución a la vida y la visión ecuménica de todas las iglesias miembros del
CMI. Si la labor de la comisión ayuda a que las iglesias, las familias de iglesias y el Consejo
Mundial de Iglesias aborden constructivamente el desafío que enfrentamos, será un
ejemplo vivo y práctico de la nueva actitud fundamental que nos proponemos. Se nos ofrece,
pues, una oportunidad, no sólo de resolver esta crítica situación actual, sino de
hacer una contribución a la búsqueda de la unidad cristiana, una búsqueda no
sólo para alcanzar acuerdos estructurales negociados sino para discernir la voluntad de Dios,
la verdad de Dios y el amor de Dios.
La Octava Asamblea aprobó la creación de la comisión especial
sobre la participación ortodoxa en el CMI, la mitad de cuyos miembros serán
determinados por las iglesias ortodoxas, y la otra mitad, por el Comité Ejecutivo del CMI
tras consultar con otras iglesias miembros.
Por otro lado, la Octava Asamblea:
El Comité estudió el documento sobre relaciones con las Organizaciones
Ecuménicas
Regionales (OER), aprobado por el Comité Ejecutivo en septiembre de 1998, y, en particular,
el
capítulo en el que se tratan esas relaciones desde la perspectiva del EVC. El Comité
también examinó una serie de respuestas escritas por lo que respecta a este sector de
relaciones, con especial consideración de las posibilidades de descentralizar la labor del
CMI.
Durante estos dos o tres últimos años, el EVC ha sido el tema del diálogo con las
OER, en diversos contextos. El proceso EVC ha contribuido a que el CMI se vea como uno de los
diversos protagonistas de un movimiento policéntrico en el que las OER son partícipes
de
pleno derecho. Éstas, a su vez, han comenzado a percibir la importancia de la reflexión
acerca del EVC para ellas mismas. Algunas de las cuestiones que se han planteado en esos debates
son
la ampliación de las estructuras ecuménicas, en particular, con objeto de favorecer la
participación de la Iglesia Católica Romana y las iglesias evangélicas libres y
pentecostales; la interacción entre movimiento e instituciones, la transición a una
generación más joven y la importancia de la formación ecuménica.
En el último capítulo del EVC se afirma que la "relación del CMI con los
consejos
(conferencias) de iglesias locales, nacionales y regionales o con los consejos (conferencias) cristianos
es fundamental para la vitalidad y la coherencia del Movimiento Ecuménico". Esa
relación
incluye la búsqueda de medios concretos para lograr una mejor coordinación de las
actividades, una planificación conjunta de los programas y la toma de decisiones en
común,
habida cuenta de las particularidades de cada región. Las OER también plantearon la
cuestión de su posible representación y participación en las estructuras y procesos
del CMI. En el EVC no se trata específicamente esta cuestión. Ahora bien, ya nadie
pone
en duda la correlación de los programas del CMI y de las OER y, por lo tanto, la necesidad de
coordinarlos. Se trata de ir avanzando hacia un programa ecuménico común, lo que
exigirá no sólo coordinar sino también tomar medidas para integrar las
estructuras
ecuménicas.
La cuestión de las relaciones regionales también es pertinente por lo que respecta a la
propuesta de crear un foro. Sin embargo, los últimos avances en las relaciones del CMI con las
OER, y la búsqueda de una mayor coordinación e integración, no deberían
concluir o interrumpirse si se emprendiera un proceso más amplio encaminado a crear un foro
que
englobe a más copartícipes. Antes bien, los avances presentes y futuros de las
relaciones
entre el CMI y las OER deberían con el tiempo encontrar su lugar en el marco más
amplio
de ese foro.
Desde la perspectiva del EVC, las relaciones con las OER revisten especial importancia. En tres
regiones
(el Pacífico, el Caribe y Oriente Medio) la ICR es miembro de pleno derecho de las OER y en
otras regiones hay una creciente cooperación entre las OER y el organismo católico
romano
regional (por ejemplo Asia y Europa). En varias ocasiones, las OER han planteado la cuestión
de
establecer sus relaciones con la ICR en el marco de las relaciones que mantiene el CMI con esa
iglesia.
Otro aspecto de la perspectiva del EVC en relación con las iglesias que no están
afiliadas
al CMI, es la cuestión de las relaciones con las iglesias evangélicas libres y
pentecostales.
Estas iglesias han creado alianzas y comuniones regionales que, en algunos casos, han crecido
llegando
a constituir organizaciones representativas de índole similar a las OER. Como respuesta a la
exhortación del EVC de "buscar nuevas formas de relaciones a todos los niveles", el CMI y las
OER podrían elaborar un enfoque común que diera cabida a diversas iniciativas
innovadoras.
A la luz de lo que precede, según lo expuesto en el EVC, la Octava Asamblea
exhortó
El Comité recibió un informe del personal en el que se describe el trabajo realizado para
dar cumplimiento a lo expresado por la Séptima Asamblea en relación con la necesidad
de contar con un marco permanente de relaciones con los CNI en su calidad de comunidades de
iglesias arraigadas en un determinado contexto. El Comité examinó una reseña de
la labor de la Tercera Consulta Internacional de Consejos Nacionales de Iglesias, que tuvo lugar en
Hong Kong, en febrero de 1993, titulada Directrices para las relaciones entre los consejos
nacionales de iglesias y el Consejo Mundial de Iglesias, que fue aprobada por el Comité
Central en 1995, y la labor de la Unidad IV en relación con los CNI de África.
Además, se tomó nota de las posibilidades de participación que se ofrecieron a los
CNI en el proceso de reflexión que dio lugar al EVC, en el que se declara que "tanto el CMI
como las OER reconocen que los consejos nacionales de iglesias son partícipes esenciales en
su trabajo, por su tarea de mediación y de coordinación de las relaciones con las iglesias
miembros en un determinado país; y esto debe reconocerse en cualquier esfuerzo para
establecer un marco global que reúna a los diferentes consejos y conferencias de iglesias en un
único Movimiento Ecuménico". A pesar de estas afirmaciones y de la importante labor
llevada a cabo desde la Séptima Asamblea, está claro que aún no se ha dado una
respuesta satisfactoria a la cuestión de una participación más efectiva de los CNI
en el CMI.
La Octava Asamblea apoyó el examen que lleva a cabo actualmente el CMI sobre
su relación con los consejos nacionales de iglesias para tener en cuenta sus experiencias y
colaborar con ellos a fin de ayudar a las iglesias miembros a hacer suyo y hacer efectivo el
compromiso ecuménico a nivel local y nacional en el marco del EVC.
Durante varias décadas ha habido cierto grado de cooperación entre el CMI y varias
CCM, por ejemplo la presencia del CMI en las reuniones de los secretarios de las CCM y el
copatrocinio del Foro sobre Diálogos Bilaterales. Entre otros ejemplos más recientes de
esa cooperación cabe destacar la Acción Conjunta de las Iglesias (ACT) y Noticias
Ecuménicas Internacionales (ENI). Ahora bien, existe una duplicación injustificada de
actividades y proyectos del CMI y otras CCM. Dado que uno y otras están llamados a llevar a
cabo un trabajo ecuménico, es indispensable aumentar el grado de colaboración y de
aprendizaje recíproco.
También es necesario reconocer que, como resultado directo del compromiso común
del CMI y las CMM, se ha progresado en el debate, que ya dura decenios, sobre modelos de
unidad relativos a la comunidad conciliar y la unidad en una diversidad reconciliada; estos
avances han conducido a los conceptos actuales de unidad visible y plena comunión.
Uno de los elementos de este proceso es la importancia dada al "entendimiento que tienen de
sí mismas las iglesias", mencionado por algunas de las CCM, que caracteriza las relaciones
entre el CMI y las CCM. Por la razón antes mencionada, el CMI debe reconocer el
carácter único, desde el punto de vista histórico y eclesiológico, de los
esfuerzos para consolidar las actuales relaciones con las distintas CCM.
En el documento EVC se afirma que la relación entre el CMI y las CCM debe caracterizarse
por la mutua responsabilidad y la reciprocidad y se pide que se encuentre la forma de asociar
más directamente estas entidades a la vida organizada del CMI. Por ejemplo, en el marco de la
propuesta de constituir un foro, ampliamente apoyada por varias CCM, se prevé la posibilidad
de realizar asambleas conjuntas. También se investigó la posibilidad de que las CCM
participen directamente en los órganos de toma de decisiones del CMI. Ninguna de esas
iniciativas se llevarán a la práctica debido al actual marco jurídico y
constitucional en que operan estas organizaciones ecuménicas. Cabe señalar que la
enmienda constitucional propuesta (artículo III) reconoce a los interlocutores
ecuménicos del CMI y considera responsabilidad del CMI mantener "la coherencia de un
único Movimiento Ecuménico"
La Octava Asamblea recomendó la iniciación de un proceso orientado a
facilitar y consolidar las relaciones entre el CMI y las CCM, de conformidad con el documento
EVC. La Asamblea reconoció la fundamental contribución histórica y
eclesiológica que han aportado las CCM al único Movimiento Ecuménico. El
propósito de este esfuerzo es incrementar la cooperación, la eficiencia y la eficacia.
La Asamblea tomó nota con aprecio del trabajo ya realizado por la Conferencia de
Secretarios de las CCM, e instó a que se invite a esa Conferencia a contribuir a ese esfuerzo
en el futuro.
El Comité estudió cuidadosamente la Séptima Relación del Grupo Mixto
de Trabajo (GMT) de la ICR y el CMI, teniendo en cuenta el amplio marco de relaciones
reseñado en el informe del Moderador. El Comité expresó su profundo aprecio
por la expresión tangible del compromiso irrevocable de la ICR con el Movimiento
Ecuménico, que contiene el cordial y estimulante mensaje enviado a la Octava Asamblea por el
Papa Juan Pablo II.
Este informe describe el intenso trabajo realizado por el GMT durante los últimos siete
años. Tanto la Asamblea de Canberra como el Pontificio Consejo para la Promoción de
la Unidad de los Cristianos (PCPUC) habían aprobado y apoyado las siguientes prioridades
para el período 1991-1998: "la unidad de la Iglesia: meta, pasos e implicaciones
eclesiológicas; formación y educación ecuménica: cuestiones éticas
como nuevas fuentes de división: testimonio común en el compromiso misionero:
pensamiento y acción sociales". El informe demuestra que el GMT ha logrado resultados
concretos por lo que respecta a las prioridades establecidas en su mandato. Sin embargo, por razones
de tiempo y de disminución de los recursos financieros y humanos, no pudo cumplir con su
tarea.
La Séptima Relación es un documento descriptivo y de evaluación. Destaca la
importancia de las relaciones entre la ICR y el CMI, considerándolas un factor decisivo en la
búsqueda de la unidad cristiana. El informe subraya algunos ejemplos de cooperación
ecuménica, sobre todo a nivel local. Reconoce que es posible abordar cuestiones morales y
sociales con distintas metodologías, manteniendo al mismo tiempo el espíritu de
fraternidad. Señala que se debe prestar particular atención a la cooperación
ecuménica, especialmente a nivel local. La representación de la ICR en casi todas las
actividades programáticas del CMI, pone en evidencia la creciente cooperación entre las
dos entidades que constituyen el GMT. Por último, el informe presenta algunas sugerencias
para el trabajo futuro. Cuatro son los temas determinados en el informe que están dando
forma al programa ecuménico y que demuestran las posibilidades de contribución del
GMT al actual diálogo ecuménico: a) la unidad de la iglesia como koinonía (en
cooperación con la Comisión de Fe y Constitución); b) la formación
ecuménica; c) la continuación del trabajo de estudio sobre cuestiones morales y sobre el
testimonio común, y el resurgimiento del proselitismo; d) la creciente participación de la
ICR en la vida y el testimonio de los CNI y las OER.
El informe incluye también tres importantes documentos de estudio: a) El diálogo
ecuménico sobre las cuestiones morales: fuente potencial de testimonio común o de
divisiones; b) El reto del proselitismo y la llamada al testimonio común; c) Formación
ecuménica: reflexiones y sugerencias ecuménicas. Para explicar lo que es exactamente el
GMT, el informe incluye un anexo sobre su historia.
El Comité reconoció la positiva respuesta del PCPUC a la Séptima
Relación y expresó su aprecio por las sugerencias relativas al trabajo futuro del
GMT.
La Octava Asamblea aprobó la Séptima Relación del GMT entre la
Iglesia Católica Romana y el Consejo Mundial de Iglesias.
La Octava Asamblea suscribió además las prioridades específicas
sugeridas por el GMT para el próximo período de su mandato (véanse
págs.22 y 23 del informe).
La Octava Asamblea exhortó al GMT a continuar esforzándose por
comprender las dificultades pasadas y abrir el camino hacia nuevas perspectivas y posibles
iniciativas positivas para una futura colaboración en el terreno del "pensamiento y la
acción sociales".
El Comité Ejecutivo subrayó que el desarrollo de relaciones ecuménicas
depende de las repercusiones de los diálogos teológicos. Asimismo, tomó nota
de las amplias consecuencias ecuménicas de las recientes declaraciones de la ICR. En ese
sentido, la Octava Asamblea pidió al GMT que en el período 1998-2005
diera prioridad a las cuestiones relacionadas con: a) la naturaleza, el propósito y los
métodos del diálogo; b) la naturaleza de las organizaciones ecuménicas
regionales y nacionales.
Expresando su reconocimiento por la fundamentada respuesta de la ICR al documento EVC,
la Octava Asamblea pidió al GMT que incluyera en su futuro programa un
análisis de las consecuencias del EVC para la comprensión de la condición de
miembro y otras formas de participación en organizaciones ecuménicas, así
como para los esfuerzos en curso para la ampliación de la colaboración
ecuménica.
Dado que en su Séptima Relación, el GMT ha "destacado el potencial
ecuménico de una "celebración común" del nuevo milenio en todo el mundo",
la Octava Asamblea pidió al Comité Central del CMI que examinara las
posibilidades de celebración ecuménica común en los planos local, nacional,
regional y mundial para el año 2000.
En el amplio contexto de las relaciones con iglesias que no son miembros del CMI, el documento
EVC reconoce que la comunidad del CMI está limitada por la ausencia de muchas iglesias
evangélicas libres. El Comité observa que en el CMI hay algunas iglesias
evangélicas libres, y que entre los fieles de las iglesias miembros hay personas que se definen a
sí mismas como evangélicos libres. Desde la Séptima Asamblea se han venido
estableciendo contactos que comienzan a derribar barreras. Además, el EVC exhorta a buscar
nuevas formas de relación entre el CMI y otras iglesias y organizaciones ecuménicas,
entre ellas las evangélicas libres.
La Octava Asamblea instó al CMI y sus iglesias miembros a continuar buscando
nuevas formas de relación con los evangélicos libres en colaboración con los
numerosos evangélicos libres del CMI y las iglesias miembros, en el espíritu del
EVC.
El Comité consideró la propuesta de formar un grupo mixto de trabajo entre el CMI y
los pentecostales aprobada por el Comité Ejecutivo (febrero de 1998).
La Séptima Asamblea había formulado recomendaciones relativas a las relaciones entre
el CMI y los pentecostales. Desde entonces se han tomado varias iniciativas. Las consultas, visitas y
otros encuentros, han abierto canales de comunicación con importantes sectores de la
dirección del movimiento pentecostal internacional, así como con pentecostales que
participan directamente en las comunidades locales. Estos avances en el ámbito del CMI deben
ser considerados en el contexto más amplio de otras iniciativas, tales como el diálogo
entre la ICR y los pentecostales, que existe desde hace 25 años, el papel del Consejo
Latinoamericano de Iglesias en relación con las iglesias pentecostales de la región, el
ingreso de las Asambleas de Dios de Corea en el Consejo Nacional de Iglesias de Corea y las
discusiones en muchos contextos locales.
La Octava Asamblea aprobó la propuesta que formuló el Comité
Ejecutivo en febrero de 1998, de formar un Grupo Mixto de Trabajo del CMI y los pentecostales, y
pidió al Comité Central que supervisara el proceso.
Sobre la base de las consultas entre el CMI y los pentecostales desde la Séptima Asamblea,
la Asamblea recomendó incluir entre las tareas de este Grupo Mixto de Trabajo:
b) la iniciación de estudios e intercambios sobre temas de interés común,
incluidas cuestiones polémicas;
c) el estudio de formas de participación, en el espíritu del EVC, que no estén
basadas principalmente en la afiliación formal al CMI, y
d) exhortar a las OER y los CNI a estudiar posibles formas de colaboración
El Comité examinó las partes de los informes del Moderador y del Secretario General
que hacen referencia a la idea de un foro; estudió la presentación de Marion Best,
escuchó atentamente el debate en la plenaria y recibió contribuciones por escrito. El
Comité recibió el documento "Propuestas relativas a un foro de iglesias cristianas y
organizaciones ecuménicas", basado en una consulta celebrada en agosto de 1998 que
había sido convocada tras la reunión del Comité Ejecutivo de febrero de 1998 y
que exhortó "a explorar más a fondo la cuestión y a convocar una consulta para
examinar más detenidamente la propuesta (de un foro) con las principales entidades
interesadas". Esta consulta reunió a representantes de la Conferencia de Comuniones
Cristianas Mundiales, de las organizaciones ecuménicas regionales, de los consejos nacionales
de iglesias, de las organizaciones ecuménicas internacionales y de las iglesias miembros del
CMI.
La Octava Asamblea exhortó al Comité Central del CMI a continuar el
proceso de consulta con los dirigentes de las diversas entidades que han expresado su interés
por el foro. En este proceso, la Octava Asamblea recomendó que se preste particular
atención al informe de la consulta de agosto de 1998 en Bossey en la que se
formularon"propuestas relativas a un foro de iglesias cristianas y organizaciones
ecuménicas" (apéndice II).
Insistiendo en que se prosiga el trabajo con miras a propiciar una red de relaciones más
eficaz, funcional e inclusiva entre las iglesias y organizaciones ecuménicas, la Octava
Asamblea ofreció al Comité Central la orientación siguiente a este
respecto:
b) Es preciso que exista una clara distinción entre la naturaleza y el objetivo del CMI y los
del foro.
c) La participación de las iglesias en un foro no puede en modo alguno equipararse a la
responsabilidad y el compromiso ecuménicos que entraña la condición de
miembro del CMI.
d) Es importante tener en cuenta la experiencia positiva de diversos foros que existen actualmente
en algunas regiones del mundo, por lo que habría que considerar la utilidad de los foros en
otros contextos regionales o nacionales.
e) Es evidente que se precisará una pequeña estructura de organización con una
responsabilidad limitada para convocar, organizar, financiar y evaluar el foro. La creación
y el mantenimiento de esta estructura deberá ser una responsabilidad compartida de las
iglesias y las organizaciones participantes.
f) Sobre la base de los criterios de participación estipulados en el punto 9 del
apéndice II, el proceso de invitación debería ser lo más amplio posible y
continuar siéndolo en el futuro, a fin de promover una participación lo más
inclusiva posible.
g) La concepción eclesial específica que de sí misma tiene cada iglesia
miembro y cada familia eclesial del CMI, de las Comuniones Cristianas Mundiales, como el
Consejo Anglicano Consultivo, la Alianza Bautista Mundial, la Federación Luterana
Mundial y la Alianza Reformada Mundial, deberá respetarse cuando se elabore el concepto
del foro.
h) Es necesario fomentar consultas con el Grupo Mixto de Trabajo de la ICR y el CMI, así
como con el Grupo Mixto de Trabajo propuesto del CMI y las Iglesias Pentecostales, para
contribuir a aclarar la posibilidad de participación de estas iglesias en el foro.
i) Deberá determinarse si los foros regionales o nacionales deben considerarse como
alternativa o como complemento del concepto de foro mundial.
El Comité examinó las enmiendas propuestas a la Constitución y el Reglamento
del CMI a la luz del debate general en torno al EVC y sus consecuencias, la presentación en
sesión plenaria de Georges Tsetsis, y varias sugerencias presentadas por escrito.
1. Artículo III. Objetivos y Funciones
La Octava Asamblea aprobó la enmienda propuesta.
2. Artículo V: Organización.
La Octava Asamblea aprobó la enmienda propuesta.
2.2. La enmienda propuesta del artículo V.2.c) 1) confiere la responsabilidad de la
elección de la presidencia colegiada al Comité Central. Aunque el Comité no
llegó a un consenso sobre esta recomendación, reconoció que esta enmienda
procede del Comité Central en un intento de afirmar y reforzar la autoridad moral y espiritual
de los presidentes modificando un procedimiento electoral que se ha politizado y ha resultado
penoso en el pasado. El cambio pretende también facilitar, después de la Asamblea, un
proceso de consulta más amplio y sensible con las iglesias miembros y las OER para la
identificación de candidatos que gocen de amplio prestigio y respeto por su liderazgo
espiritual y su compromiso ecuménico. Para que la plenaria pudiera deliberar sobre esta
enmienda, el Comité recomendó a la Octava Asamblea que aprobara la enmienda
propuesta.
La enmienda propuesta fue rechazada.
2.3. La enmienda propuesta del artículo V.2.c) 4), que se refiere al método de
elección de las comisiones y las juntas directivas y que pasa a ser una atribución del
Comité Central, es de hecho una adaptación a las nuevas estructuras de trabajo del
CMI. Aunque el Comité entiende que las estructuras del CMI deben mantenerse tan flexibles
como sea posible, lamenta que no se hayan mencionado, al menos en el Reglamento, las comisiones
y los grupos asesores ya previstos.
La Octava Asamblea aprobó la enmienda propuesta.
2.4. La enmienda propuesta del artículo V.2.c) 5) especifica la responsabilidad de los
programas y las actividades del CMI de conformidad con la nueva estructura del Consejo y la
función del Comité de Programa (véase el artículo VII del
Reglamento).
La Octava Asamblea aprobó la enmienda propuesta.
3. Artículo VI: Otras organizaciones ecuménicas
La Octava Asamblea aprobó la enmienda propuesta.
4. Enmiendas del Reglamento propuestas por el Comité Central
La Octava Asamblea confirmó las enmiendas siguientes propuestas por el
Comité Central:
La Octava Asamblea recomendó al Comité Central que examine la
posibilidad de que las iglesias y las organizaciones ecuménicas participen en los
órganos rectores, consultivos y asesores del CMI, con el fin de que su participación no
se limite al número fijado de puestos en los actuales Comités, Comisiones, y Juntas
Directivas.
II. Informe del Secretario General
III. Declaración normativa: "Hacia un
Entendimiento y una Visión Comunes del Consejo Mundial de Iglesias"
IV. Solicitudes de miembro
B. La Octava Asamblea aprobó la candidatura de los siguientes consejos nacionales
de
iglesias en calidad de consejos asociados con el Consejo Mundial de iglesias:
(Gereja Kristen Protestant Angkola - GKPA)
(Gereja Kristen Sumba - GKS)
(Eglise Harriste, Côte d'Ivoire)
C. La Octava Asamblea (de conformidad con el artículo XIV del Reglamento del
CMI) reconoció a las siguientes organizaciones como organizaciones
ecuménicas internacionales que mantienen relaciones de trabajo con el Consejo Mundial de
Iglesias:
D. Iglesia Celestial de Cristo de Nigeria - véase apéndice I.
V. Relaciones con las iglesias ortodoxas
VI. Relaciones con las Organizaciones Ecuménicas Regionales
VII. Consejos nacionales de iglesias (CNI)
VIII. Relaciones con las Comuniones Cristianas Mundiales (CCM)
IX. Relaciones con la Iglesia Católica Romana: Séptima Relación del
GMT
X. Relaciones con los evangélicos libres
XI. Relaciones con las iglesias pentecostales
a) la consolidación de las relaciones existentes y la ampliación de las iglesias
miembros del CMI incluyendo a más iglesias pentecostales;
Al hacer esta recomendación, la Octava Asamblea reconoció la importante
contribución de las iglesias pentecostales que son actualmente miembros del Consejo
Mundial de Iglesias.
XII. Propuesta de un foro de iglesias cristianas y organizaciones
ecuménicas
a) es necesario que el CMI examine atentamente la naturaleza y el alcance de su función con
otros copartícipes en la labor de preparación del foro.
XIII. Enmiendas a la Constitución y al Reglamento
En la enmienda propuesta se reflejan varias convicciones derivadas del proceso de reflexión
sobre el EVC. Se afirma que el CMI está constituido por las iglesias para servir al
Movimiento Ecuménico; se recuerda el legado ecuménico, especificando que el CMI es
el heredero y la continuación de los movimientos mundiales; se pone en el centro de la
vocación común la preocupación por la unidad visible en una sola fe y en una sola
comunión eucarística, subrayando la importancia de que las iglesias se exhorten unas a
otras para alcanzar esta meta; se describen las posibilidades ofrecidas a las iglesias dentro de la
comunidad en la búsqueda de la koinonía en la fe y la vida, el testimonio y el servicio; y
se recalca la función del CMI en los esfuerzos para fortalecer el Movimiento
Ecuménico único, sustentando las relaciones con las organizaciones ecuménicas
en las esferas local, nacional y regional.
2.1. La enmienda propuesta del artículo V.1.c) 3), con respecto a las funciones de la
Asamblea en la determinación de la política del CMI, consiste en la inserción de
una sola palabra (general).
La enmienda propuesta del artículo VI.1. con respecto a las funciones de la Asamblea en la
determinación de las políticas del CMI consiste en la inserción de una sola
palabra (internacionales).
Estas enmiendas se proponen incorporar las disposiciones ya adoptadas por el Comité Central
para garantizar que las principales directrices propugnadas por el EVC queden reflejadas en las
estructuras del CMI. Por otra parte, armonizan el Reglamento con la Constitución (si se
adoptan las enmiendas propuestas).
La Octava Asamblea recomendó al Comité Central que prosiga la
reflexión sobre el entendimiento y los criterios de admisión de miembros a la luz de la
evolución de la situación, de las experiencias y de los debates a diversos niveles.
En su informe provisional a la Asamblea(Documento núm. RC-I.1), el Comité de Examen recomendó la postergación de la decisión sobre la admisión de la Iglesia Celestial de Cristo como miembro de pleno derecho, para proceder a un ulterior estudio.
El Comité de Examen I formó un Subcomité que se reunió con los dirigentes de la Iglesia Celestial de Cristo presentes en la Octava Asamblea; también participó en esta reunión uno de los integrantes de la delegación del CMI que visitó la Iglesia Celestial de Cristo de Nigeria en septiembre de 1998. El punto principal que requería aclaración era la posición de dicha iglesia respecto a la cuestión de la poligamia. Al igual que muchas otras iglesias africanas independientes, la Iglesia Celestial de Cristo acepta a las personas polígamas que se hayan convertido, pero en el documento PL 1.1 se informa que también los integrantes del clero pueden seguir siendo polígamos.
Tras esa reunión, el Subcomité informó al Comité de Examen I que, aunque en el pasado la iglesia admitía a pastores polígamos, en 1986, se había decidido que los nuevos pastores debían ser monógamos y que esta norma se estaba aplicando estrictamente a todos los postulantes para el ministerio. Sólo unos pocos ministros del período anterior pueden seguir ejerciendo su liderazgo espiritual. Además, el Subcomité tuvo la posibilidad de conocer mejor otros aspectos de la vida de la Iglesia Celestial de Cristo y sus motivos para solicitar la afiliación al CMI y llegó a la convicción de que la afiliación ayudaría a esta iglesia en sus esfuerzos para proclamar y practicar el mensaje del Evangelio en el ámbito de la cultura africana.
El Comité de Examen I tomó conocimiento con satisfacción del informe del Subcomité y decidió recomendar que la Octava Asamblea admitiera a la Iglesia Celestial de Cristo en calidad de miembro de pleno derecho del CMI.
El resultado de la votación para aprobar la candidatura de esta iglesia fue negativo. Sin embargo, la votación fue impugnada por cuanto se consideró que el procedimiento no había sido conforme a las disposiciones de la Constitución. Los asesores jurídicos del CMI reconocieron la legitimidad de la impugnación y la invalidez de la votación. El Secretario General invitó a la Asamblea a remitir el asunto al Comité Central con miras a un nuevo proceso de consulta con la Iglesia Celestial de Cristo en lugar de proceder a una nueva votación sobre la cuestión.
La Octava Asamblea decidió remitir la cuestión al Comité Central.
2. Se señalaron en la reunión los grandes cambios de la situación mundial, así como los avances principales en las relaciones entre las iglesias y entre las organizaciones ecuménicas. Los esfuerzos por hacer progresar la unidad de los cristianos adoptan hoy muchas formas, tienen muchos protagonistas y se ordenan en torno a muchos centros. Sin embargo, esta diversidad plantea cuestiones urgentes sobre la manera de afianzar la integridad del movimiento frente a las tendencias a la fragmentación y la competitividad, en especial habida cuenta de la disminución de los recursos. Es necesario crear una red de relaciones más eficaz, más firme y más inclusiva, que permita un serio diálogo sobre las diferencias de entendimiento entre los interlocutores y que favorezca un discernimiento más claro y una obediencia más fiel por parte de todos.
3. En la consulta se formuló la propuesta de crear un foro de iglesias cristianas y organizaciones ecuménicas con la esperanza de que las iglesias y las estructuras ecuménicas encontraran en ella un camino de progreso para el futuro más inmediato.
Finalidades y objetivos
4. El foro propuesto es posible gracias a la unidad que ya no es dada en Cristo. Es un imperativo, por nuestra fe común en un Dios de reconciliación cuya iglesia se sabe llamada a ser el pueblo reconciliado y reconciliador de Dios.
5. El foro tiene por objeto ayudar a establecer relaciones más pertinentes y más abiertas a todos. No será una voz que hable en nombre de los organismos participantes, sino que será un espacio que dará a estos organismos, más allá de las limitaciones de las estructuras actuales, la posibilidad de tener nuevos pensamientos, nuevos sueños y nuevas visiones.
6. Procurando ser receptivo a los carismas que el Espíritu da al pueblo de Cristo, el foro tendrá un estilo abierto y sujeto a un mínimo de reglas y estructuras. Una condición para la participación es, por consiguiente, la disposición a aceptar a otros participantes como interlocutores de buena fe en un diálogo cuya finalidad es reforzar la obediencia de todos a Cristo.
7. Las reuniones ocasionales del foro serán también oportunidades para el culto, el examen de asuntos de interés común para los cristianos y el desarrollo de un mejor entendimiento mutuo. No se conciben como instancias de adopción de decisiones, iniciación de programas o producción de documentos. Podrían, en cambio, conducir a nuevas formas de cooperación.
Participación
8. Se trata de un foro, no de una organización, por lo que la cuestión que hay que considerar es la participación, no la afiliación.
9. La participación se basará en la confesión del Señor Jesucristo como Dios y Salvador según las Escrituras y en el empeño de cumplir juntos la vocación común para la gloria del Dios uno, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Debe caracterizarse por el deseo de los participantes de comprometerse mutuamente a obedecer a Cristo.
10. Los participantes serán principalmente representantes de organismos eclesiales y organizaciones ecuménicas de relieve internacional. Algunos participantes serán también personas que representen a sectores determinados comprometidos con nuestra vocación común, y que sean responsables ante ellos.
11. Entre los participantes previstos en el foro cabe destacar a católicos romanos, ortodoxos, evangélicos libres, pentecostales y otras familias representadas en la Conferencia de las Comuniones Cristianas Mundiales, así como organizaciones ecuménicas regionales, organizaciones ecuménicas internacionales y el Consejo Mundial de Iglesias.
12. Uno de los criterios de participación es la disposición para escuchar, hablar y responder junto con otros miembros de la familia cristiana al llamamiento de Dios. Los participantes deben respetarse mutuamente y respetar la manera en que los demás se entienden a sí mismos.
Dimensión, proceso y contenido de las reuniones del foro
13. El foro es un concepto que se expresará de varias maneras, en particular, las reuniones internacionales. Una vez que se haya arraigado la idea, el foro podría reunirse adoptando diversas formas y en distintos lugares.
14. La reunión inicial debería congregar como máximo entre 150 y 250 participantes, según las respuestas que se reciban a las invitaciones. El objetivo es dar cabida a una participación máxima. Se empezará por pedir a los organismos participantes, antes de la reunión, que presenten cuestiones y problemas para el debate.
15. Habrá un equilibrio entre el tiempo destinado a reuniones plenarias y a reuniones de grupos, dejando lugar para la celebración y la espontaneidad. El culto será parte integrante del foro. La reunión debe reflejar la conciencia que tienen los participantes de las fuerzas históricas que los llevan a unirse y debe dar oportunidades para un debate a fondo.
16. La peculiaridad radicará en el estilo de la reunión, que promoverá un franco diálogo de intercambio sin ceñirse a documentos ni recomendaciones. No habrá votaciones.
17. Se podrían adoptar disposiciones para que un grupo de "oyentes" ayude a discernir y formular las ideas recogidas en la reunión.
Financiación y calendario
18. Se prevé que los participantes sufraguen sus gastos. Con el fin de lograr la máxima participación, el comité organizador recaudará fondos para que pueda disponerse de una modesta suma destinada a subsidios.
19. La primera reunión del foro podría celebrarse ya en el año 2001.
Organización
20. Un reducido comité de seguimiento, constituido en la consulta de agosto de 1998, dará continuidad a la labor realizada hasta el momento. También podría ser el grupo básico del comité de organización de la primera reunión del foro.
21. El comité de seguimiento debe analizar las respuestas a esta propuesta y preparar la primera reunión del comité de organización antes de octubre de 1999. El comité de seguimiento tendrá que reunirse antes de mediados de 1999.
22. El comité de seguimiento podría establecer un grupo reducido de eminentes personalidades que gocen de gran credibilidad entre los cristianos y las iglesias, para que actúe como órgano invitante. No es indispensable que este grupo se reúna. Las invitaciones para participar se cursarían entonces con la firma y bajo el patrocinio de estas personas.
23. El comité de seguimiento invitará al comité de organización a reunirse con los dirigentes de los organismos que, en su respuesta a la propuesta inicial enviada tras esta reunión, hayan expresado su interés por el foro.
24. El comité de organización estará integrado por representantes de organizaciones ecuménicas de relieve internacional que actualmente colaboran a distintos niveles, así como de otras entidades que representen a la comunidad más amplia y que demuestren interés, como las iglesias pentecostales, la Comunidad Evangélica Mundial y la Organización de Iglesias Africanas Independientes. Por otro lado, se ha subrayado la importancia de una fuerte representación de la Iglesia Católica Romana.
25. Entre las tareas del comité de organización cabe destacar:
a) recibir y evaluar las respuestas que contribuirán a elaborar el orden del día;
b) velar por que el programa sea inclusivo;
c) encargarse de la logística y el presupuesto del foro;
d) recaudar fondos para los gastos generales así como para poder otorgar pequeños subsidios a quien pueda necesitarlos;
e) preparar un procedimiento para evaluar la primera reunión del foro.
Comités
de la Asamblea
Octava Asamblea y 50 Aniversario |