Consejo Mundial de Iglesias COMITÉ CENTRAL Potsdam, Alemania 29 de enero - 6 de febrero 2001 |
Documento No. GS 4 |
Recibido
1. Reunión inaugural
1.1 La Comisión Especial sobre la Participación de los Ortodoxos en el Consejo Mundial de Iglesias se compone de treinta representantes de las iglesias ortodoxas y treinta de las otras iglesias miembros del Consejo. Con el Metropolitano Crisóstomo de Efeso (Patriarcado Ecuménico) y el Obispo Rolf Koppe (Iglesia Evangélica en Alemania) como moderadores conjuntos, la Comisión Especial celebró, del 6 al 8 de diciembre de 1999, en Morges (Suiza), su reunión inaugural, en la que intervinieron el Moderador del Comité Central y el Secretario General del CMI. El Cathólicos Aram I, de la Iglesia Apostólica Armenia (Cilicia) subrayó que "la presencia ortodoxa en el CMI ha ampliado el alcance de la vida y del testimonio del Consejo" y que las iglesias ortodoxas se han visto a su vez enriquecidas por su participación en el compromiso ecuménico. El Secretario General del CMI, Dr. Konrad Raiser, hizo notar que el Consejo, al crear la Comisión Especial, había establecido por primera vez un órgano "con igualdad de participación entre las iglesias ortodoxas, por una parte, y las demás iglesias miembros del CMI, por otra": "nunca antes, en los 50 años de su historia, ha tomado tan seriamente el CMI a sus iglesias miembros ortodoxas como con esta decisión".
1.2 El mandato de la Comisión Especial consiste, en primer lugar, en "estudiar y analizar el conjunto de las cuestiones relativas a la participación ortodoxa en el CMI" y, en segundo lugar, en hacer al Comité Central del CMI "propuestas acerca de los necesarios cambios de estructura, estilo y manera de ser del Consejo".
1.3 En su primera reunión de Morges, la Comisión Especial recibió un documento del Metropolitano Crisóstomo de Efeso, titulado Propuestas ortodoxas preliminares para una participación sin trabas en el CMI. La Comisión destacó cuatro cuestiones de especial interés y nombró un subcomité para el estudio de cada una de ellas, a saber:
1.4 Los Subcomités I y IV se reunieron en Damasco (Siria), el Subcomité II en Vilemov (República Checa) y el Subcomité III en Creta (Grecia).
2. Segunda reunión plenaria
2.1 La segunda reunión plenaria de la Comisión, que tuvo lugar del 23 al 25 de octubre de 2000, se celebró en el St Mark’s Center, de El Cairo, por invitación de la Iglesia Ortodoxa Copta. Los participantes tuvieron así el placer de ser acogidos por el Papa Shenouda III, el cual, en una clara y enérgica exposición, indicó algunas de las dificultades que los ortodoxos en general, y los fieles de su propia iglesia en particular, experimentaban en relación con su pertenencia al CMI. También destacó algunas de las cuestiones que ponían en peligro la unidad y la comunidad de las iglesias, refiriéndose en particular a las de la homosexualidad, la ordenación de las mujeres y la utilización de un lenguaje inclusivo para hablar de Dios.
2.2 El Obispo Rolf Koppe dio las gracias al Papa Shenouda por la hospitalidad de la Iglesia Ortodoxa Copta y por haber encontrado personalmente tiempo para participar en los trabajos de la Comisión. Sus palabras fueron calurosamente apoyadas por el Metropolitano Gennadios, de Sassima, que ostentaba la representación del Metropolitano Crisóstomo de Efeso, ausente.
2.3 Hegoumen Hilarion presentó un resumen de la declaración recientemente aprobada por las iglesias ortodoxas rusas sobre Los principios básicos de la actitud de la iglesia ortodoxa rusa hacia otras confesiones cristianas, e indicó las razones por las que esta declaración se había formulado en ese momento y la importancia que tenía, tanto a efectos de comunicación interna de la propia iglesia ortodoxa rusa como para la comprensión por otras iglesias cristianas de la base sobre la cual dicha iglesia colabora en distintas actividades con otras iglesias cristianas.
2.4 El Metropolitano Irenej, de la Iglesia Ortodoxa Serbia, expuso los cambios políticos habidos en su país y rindió homenaje a la fe y a los compromisos cristianos del nuevo presidente. Se refirió también en términos elogiosos a la actitud equilibrada que tanto el CMI como la Conferencia de Iglesias Europeas habían adoptado en relación con la evolución de los acontecimientos en su país, especialmente cuando algunos organismos, o incluso algunas personalidades eclesiásticas, no se habían mostrado tan ecuánimes. Manifestó asimismo su gratitud a las iglesias y las organizaciones ecuménicas que habían aportado su ayuda y su asistencia en tan difíciles momentos.
2.5 La reunión de la Comisión en El Cairo coincidió con la reunión de la Cumbre Árabe en la misma ciudad y, a este respecto. Gabriel Habib hizo un valioso análisis de la difícil situación que constituía el contexto más inmediato de la reunión y señaló en particular los intentos que se hacían para trasladar del plano político al plano religioso el conflicto árabe-israelí.
2.6 Los observadores de la Iglesia Ortodoxa de Georgia, presentes tanto en Morges como en El Cairo, explicaron la imposibilidad en que, tanto por razones teológicas como eclesiológicas, se encontraba la Iglesia de Georgia de orar en común con otros cristianos.
2.7 La Comisión recibió extensos informes y aprobó por consenso las recomendaciones de cada uno de los subcomités y las reflexiones que acerca de las mismas se habían hecho en reuniones preliminares que, por separado, habían mantenido los dos grupos integrantes de la Comisión Especial.
2.8 La Comisión destacó complacida la notable convergencia de puntos de vista que le permitía continuar su labor en torno a cinco grupos de cuestiones principales, a saber:
2.9 Más allá de estos debates había que tratar de la cuestión esencial: ¿Qué tipo de Consejo necesita el Movimiento Ecuménico para seguir avanzando en el futuro a la luz de la aceptación por Harare del documento EVC? Más de 50 años de vida común no podían darse por perdidos, sino que debían reflejarse en futuras propuestas acerca del Movimiento Ecuménico. Era mucho lo que en estos años se había aprendido y las iglesias no podían por menos de enriquecerse compartiendo unas con otras el camino común hacia la unidad cristiana. La conciencia de esta comunidad subrayaba la intención de permanecer unidas y de trabajar más intensamente por la fidelidad práctica a una común vocación.
3. La condición de miembro
3.1 La Comisión tomó nota del documento sobre la condición de miembro que había sido aprobado por el Comité Ejecutivo y de la decisión de nombrar un grupo que estudiara más atentamente esta cuestión. De conformidad con la decisión del Comité Ejecutivo, ese grupo deberá estar constituido por miembros de la Comisión Especial, y ésta deberá ser mantenida informada de la labor del grupo. La Comisión felicitó al grupo por las partes pertinentes de los informes de los subcomités sobre la cuestión de la condición de miembro.
3.2 A su atenta consideración y decisión se han sometido las siguientes cuestiones:
3.2.2 La necesidad de que los que soliciten su admisión suscriban la Base del CMI en sus dimensiones cristológica y trinitaria y compartan con el Consejo el carácter eclesial de su iglesia.
3.2.3 La conveniencia de que miembros del órgano rector, así como miembros del personal, participen en la investigación preliminar de las solicitudes de admisión.
3.2.4 Los procedimientos actuales de aceptación de nuevas iglesias miembros en el CMI, tomando nota de las observaciones hechas por el grupo que examinó esta cuestión en la reunión de El Cairo.
3.2.5 El estudio de la creación de una categoría de observadores para las iglesias que deseen asociarse, pero menos estrechamente, con el Consejo. Esa exploración debería comprender un estudio de los derechos y las obligaciones de las iglesias que opten por esa categoría.
3.2.6 El estudio de una categoría de miembros que esté constituida por familias de iglesias.
4. Procedimiento de adopción de decisiones
4.1 Se convino en que para la adopción de decisiones debía utilizarse siempre que fuera posible el método del consenso, con objeto de evitar confrontaciones y de facilitar el estudio de las cuestiones en el Consejo. Se trataba de buscar una coincidencia de opiniones sobre una cuestión determinada y de tratar de que el acuerdo fuera lo más amplio posible, pero sin olvidar, por supuesto, que el logro efectivo del consenso podía ser un largo proceso.
4.2 Parte del proceso consistía en conseguir que hubiera un amplio acuerdo sobre las cuestiones que se debatieran en un determinado contexto. El programa del CMI debía estar basado en las prioridades establecidas por las iglesias (de abajo arriba, pues, y no de arriba abajo).
4.3 Los métodos de adopción de decisiones en pequeños grupos representativos de una sola cultura y cuyos miembros estuviesen hasta cierto punto familiarizados entre sí no podían siempre adaptarse a un marco mundial.
4.4 Consenso no significa unanimidad, ni concede a ningún grupo en el Consejo derecho automático al ejercicio del veto.
4.5 En lugar de adoptar un procedimiento que permitiera el paso de un consenso a una forma de proceder por votación, el método de adopción de decisiones, que debería por otra parte adaptarse en función de la cuestión de que se trate, debía estar previamente determinado habida cuenta de que las cuestiones de finanzas, administración y nombramientos, por ejemplo, se resuelven mejor por votación, mientras que las cuestiones de doctrina y los problemas sociales, éticos y políticos deberían resolverse por consenso. Hay cuestiones, además, que pertenecen a varias categorías a la vez: por ejemplo un nuevo programa puede exigir una votación sobre la obtención de los fondos que requiere, pero también el final de un programa puede venir impuesto por la falta de los fondos requeridos para su financiación.
4.6 Algunos problemas provienen de enmiendas de última hora formuladas en la sala. Pero en todo caso los documentos deben ser distribuidos con anticipación suficiente para que las enmiendas se presenten a su debido tiempo, de modo que puedan ser examinadas y evaluadas antes de la adopción del texto definitivo.
4.7 También debía examinarse la posibilidad de crear algún tipo de comité paritario (en otros lugares denominado comité de procedimiento) para todos los asuntos principales del CMI. Algunos lo concebían como un nivel más de gobierno directamente elegido por las iglesias (con inclusión, añadían algunos, de iglesias no miembros). Otros consideraban peligroso este sistema y preferían un comité elegido de entre los miembros del Comité Central o del Comité Ejecutivo, con funciones de asesoramiento. Todos convenían, sin embargo, en que el número de miembros ortodoxos y no ortodoxos de ese comité debía ser el mismo. Su función principal sería controlar los programas y pronunciarse sobre los procedimientos de decisión.
4.8 Una variante más radical de esta propuesta fue la de que, una vez terminada la labor de la Comisión Especial, se estableciera una comisión mixta permanente, de composición paritaria, comisión que tendría su propia secretaría y a la que prestarían conjuntamente sus servicios moderadores designados por cada una de las principales familias.
4.9 También debía investigarse la constitución de quórum dentro de las "familias de iglesias", con el nombramiento de representantes habilitados para actuar a cualquier nivel de gobierno. Y debía examinarse más a fondo la cuestión de la función que habría que atribuir a las votaciones por mayoría calificada -expresión que, por otra parte, habría que definir mejor- en la futura adopción de decisiones.
4.10 Los ortodoxos no eran el único grupo que podía encontrarse en posición minoritaria. Había, en efecto, otros que estaban siempre en minoría.
4.11 Las minorías tenían derecho a hacer constar su oposición razonada a cualquier orientación política a exigir el debido respeto a sus objeciones de conciencia.
4.12 La posibilidad de que la composición de los órganos de gobierno se determinara mediante un proceso de nominación por las distintas familias merecía ulterior consideración, aunque planteaba evidentemente problemas de identificación obligada de los miembros con grupos determinados. Esa metodología podía además exagerar el partidismo de una determinada familia, en lugar de reducir las diferencias entre las distintas tradiciones denominacionales.
4.13 Algunos hicieron notar que el distanciamiento entre los miembros de los órganos de gobierno y las personas que tenían cargos importantes en sus propias iglesias podía poner en peligro las comunicaciones con éstas. También se planteó la cuestión de la medida en que los miembros del Comité Central representaban a sus propias iglesias o tenían responsabilidades más amplias, y se advirtió que eran muchas las iglesias más pequeñas que raras veces o nunca tenían un miembro en el Comité Central. Había que recordar que el CMI era un consejo de iglesias, más que un foro mundial de todo el pueblo de Dios.
4.14 Por otra parte, se expusieron argumentos en favor de una asamblea mucho más reducida, en parte por reducción de los miembros votantes, pero también mediante el ejercicio de una disciplina más rigurosa en cuanto al número de asistentes de otras categorías.
4.15 Se necesitaba un grupo especializado que estudiara la posibilidad de introducir nuevas normas de procedimiento en materia de adopción de decisiones y que presentara al respecto sus propuestas en la próxima reunión plenaria de la Comisión Especial.
5. Culto/Oración común
5.1 Había que tener en cuenta el positivo testimonio de la práctica en el pasado:
5.2 En esta esfera hay que identificar dos tipos de problemas:
5.3 A la luz de esas consideraciones se sugiere que:
5.4 Para cada acto o reunión importantes debería formarse un comité de miembros iguales que, en representación de los ortodoxos y de otras iglesias miembros del Consejo, preparen la oración en común para ese acto o reunión. A este respecto se hizo notar que para otros acontecimientos ya existían acertadas orientaciones al respecto.
5.5 Se propone que un grupo de expertos estudie más a fondo estas cuestiones y presente sus conclusiones finales a la Comisión Especial.
6. Eclesiología
6.1 Adherirse a un consejo de iglesias significa aceptar el reto de darse cuentas unos a otros de lo que significa ser iglesia y expresar claramente lo que se entiende por unidad visible de la Iglesia.
6.2 En este momento concreto, en el que la insatisfacción ante la vida del CMI ha conducido a la formación de una comisión especial, estos esfuerzos eclesiológicos deberían, especialmente en las familias ortodoxas, conducir a la consideración de la siguiente cuestión: ¿hay, en la eclesiología ortodoxa, espacio para otras "iglesias"? ¿Cómo cabría describir ese espacio y los límites del mismo?
6.3 Para las iglesias inmersas en la tradición de la Reforma el reto que supone la formación de una comisión especial lleva consigo la cuestión: ¿Cómo entiende, mantiene y expresa su iglesia su pertenencia a la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica?
6.4 Estas preguntas deberían ser entregadas a un representante de cada tradición de modo que sean interpretadas para la próxima reunión de la Comisión Especial. El grupo prevé que estas investigaciones tendrán en cuenta la labor que, en materia de eclesiología, está llevando a cabo la Comisión de Fe y Constitución.
7. Metodología aplicable a las cuestiones sociales y éticas
7.1 La consideración de las cuestiones sociales y éticas que se plantean en situaciones contemporáneas debe basarse en determinadas formas de relación entre la Escritura y la Tradición, la práctica litúrgica, la reflexión teológica, la evaluación de los problemas del mundo y de la humanidad, y la formulación de juicios morales.
7.2 Cada iglesia tiene el privilegio y la obligación de configurar sus enseñanzas morales, tanto en los casos en que es posible recurrir a la tradición de la iglesia como en aquellos para los que no existen modelos en esa tradición.
7.3 En la situación histórica actual son cada vez mayores las presiones que instituciones y dirigentes seculares hacen sobre las iglesias para que éstas les proporcionen soluciones, de carácter general, para cuestiones morales aisladas. El mundo está desorientado, y no existe entre las gentes acuerdo alguno sobre el bien moral; de ahí esas presiones a que se somete a las iglesias para que pongan remedio a los males morales del mundo. Y esta situación se agrava cuando las iglesias transmiten, si lo hacen, esas demandas de soluciones generales al CMI.
7.4 En la búsqueda de una articulación del juicio moral y de formación de una vida moral creíble en el seno de iglesias cristianas concretas, cabe que una iglesia solicite la asistencia de la comunidad de iglesias del CMI.
7.5 Esa asistencia puede adoptar distintas formas. El CMI puede y debe contribuir con información y análisis teológicos que puedan ayudar a una iglesia a formular y mantener su enseñanza moral.
7.6 El CMI tiene que desarrollar procedimientos para ocuparse de las cuestiones sociales y éticas que, a petición de una iglesia miembro, lleguen a ser objeto de deliberación común. Se necesitan, en efecto, mecanismos para el análisis de esas cuestiones, y procedimientos que ayuden a encontrar un camino común para enfocar los problemas morales, en lugar de ser por el contrario causa de división.
7.7 El grupo recomienda que los órganos competentes del CMI reúnan y pongan a la disposición de la Comisión Especial en su próxima reunión los documentos existentes sobre procedimientos para la selección de temas de común deliberación, de modo que tales documentos puedan ser actualizados.
8. La futura configuración del Consejo
8.1 El Consejo parece inmovilizado en cierta lógica institucional, pese a la revisión del artículo III de la Constitución que, después de Harare, se refiere a las iglesias y a la invitación que deben hacerse unas a otras para el logro de la unidad visible.
8.2
Las iglesias miembros, no el Consejo, son las que enseñan y adoptan decisiones doctrinales y éticas.
Las iglesias miembros, no el Consejo, son las que proclaman el consenso doctrinal.
Las iglesias miembros se comprometen a orar por la unidad y a comprometerse en un encuentro orientado a la formulación de un lenguaje que refleje las resonancias de la fe cristiana común en otras tradiciones eclesiales,
y las iglesias miembros son las encargadas de desarrollar y de alimentar la sensibilidad y el lenguaje necesarios para mantener entre sí el diálogo que de ellas se requiere.
8.4 La Comisión concibe un Consejo que mantenga juntas a las iglesias en un espacio ecuménico
8.5 Concibe un Consejo
8.6 Concibe un Consejo
9. Otras decisiones
La Comisión tiene prevista la celebración de reuniones plenarias en noviembre de 2001 y a finales de mayo de 2002, y piensa prepararse para esas reuniones mediante una intensa labor en pequeños grupos que vayan afinando las propuestas que formulará en el informe definitivo que presentará al Comité Central en septiembre de 2002.
El Cairo, 25 de octubre 2000
3.2.1 La necesidad de que las iglesias miembros reafirmen su conformidad con la Base del CMI en sus dimensiones cristológica y trinitaria.
3.3 La pertenencia al Consejo supone necesariamente compromiso y mutua responsabilidad (con inclusión de contribuciones financieras y hospitalidad).Las iglesias miembros, no el Consejo, son las llamadas a la búsqueda de la unidad visible.
8.3 En un mundo cruelmente dividido, las iglesias han desarrollado distintas culturas eclesiales, pero, al aceptar las disciplinas de la comunidad del Consejo Mundial de Iglesias, están llamadas a reconocer la necesidad de dar testimonio de su fe cristiana, de la unidad en Cristo y de una comunidad que no conoce más límites que los de toda la raza humana.