Este paquete documental contiene mensajes y oraciones de:

  • Su Beatitud Patriarca Irineos Primero, Iglesia Ortodoxa Griega de Jerusalén
  • Su Beatitud Patriarca Michel Sabbah, Patriarcado Latino de Jerusalén
  • Su Beatitud Patriarca Torkom Manoogian, Patriarcado Armenio de Jerusalén
  • Padre Giovanni Battistelli, Custodio de Tierra Santa
  • Su Eminencia Arzobispo Dr. Anba Abraham, Patriarcado Ortodoxo Copto - Santa Sede de Jerusalén y Cercano Oriente
  • Su Eminencia Arzobispo Mar Swerios Malki Mourad, Iglesia Ortodoxa Siria de Jerusalén y Jordania y Tierra Santa
  • Su Eminencia Arzobispo Abba Kewestos, Iglesia Ortodoxa Etíope de Jerusalén
  • Su Eminencia Monseñor Paul Nabil Sayyah, Arzobispo Maronita de Haifa y Tierra Santa
  • Su Gracia Obispo Riah Abu El-Assal, Iglesia Episcopal de Jerusalén y Oriente Medio
  • Su Gracia Obispo Munib Younan, Iglesia Evangélica Luterana de Jordania y Palestina
  • Archimandrita Mtanios Haddad, Patriarcado Católico Griego (Melkita), Jerusalén

    Se ruega a las iglesias miembros y entidades asociadas que informen al CMI sobre la forma en que se utilizarán estos materiales. Toda actividad planificada juntamente con el servicio de Asuntos internacionales, paz y seguridad humana del CMI se incluirá en el programa ecuménico general y se agregará al sitio web del CMI para ser rediseñada en enero de 2002. Para más información sírvase contactar con el equipo de Asuntos internacionales, paz y seguridad humana del CMI: Tel. + 41 22 791 6720, Correo-e

  • Las Iglesias de Jerusalén oran por la paz
    y por el fin de la ocupación ilegal de Palestina

    En el contexto del Decenio para Superar la Violencia: las Iglesias en busca de la reconciliación y la paz (2001-2010), el Comité Ejecutivo del Consejo Mundial de Iglesias, reunido en septiembre de 2001, instó a las iglesias miembros y las organizaciones ecuménicas 'a centrar su atención en 2002 en la intensificación de esfuerzos para poner fin a la ocupación ilegal de Palestina'. Para emprender esta campaña se invitó a las Iglesias de Jerusalén a compartir con la comunidad ecuménica sus oraciones y mensajes de paz.

    El Consejo Mundial de Iglesias les invita a unir sus voces a las de las Iglesias de Tierra Santa orando por el fin de la ocupación israelí y de todas las muertes y el derramamiento de sangre, por restablecer las relaciones rotas y por que seamos instrumentos de paz. Les animamos a utilizar este material en sus servicios litúrgicos desde el 1 de enero de 2002 hasta el Domingo de Pascua, para marcar el comienzo del año 2002 y nuestros esfuerzos colectivos para poner fin a la violencia de la ocupación ilegal de Palestina.

    Con las bendiciones de todos los dirigentes de las Iglesias de Jerusalén, renovemos e intensifiquemos nuestros esfuerzos en el año 2002 para que termine el sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas que viven bajo la ocupación y trabajemos para una paz general basada en la justicia y la seguridad para todos los pueblos de la región.

    CMI, Asuntos internacionales, paz y seguridad humana
    Diciembre de 2001


    Mensaje de Su Beatitud Patriarca Irineos Primero, Iglesia Ortodoxa Griega de Jerusalén

    Nos, Patriarca Ortodoxo Griego de la Madre de las Iglesias, en convivencia con nuestra congregación en Tierra Santa, y en espera de la cercana fiesta de Navidad, experimentamos profundamente el misterio de amor y misericordia de Dios para nuestra salvación por su Hijo hecho carne, Nuestro Señor Jesucristo, nacido en Belén de Judea.

    Al mismo tiempo, experimentamos los fenómenos de violencia, intolerancia, falta de paz y seguridad, y en consecuencia la ausencia de peregrinos en Tierra Santa.

    En estas circunstancias, redoblamos nuestras oraciones a Dios en demanda de la paz, e instamos a ambas partes en conflicto en nuestra región a reanudar las negociaciones de paz para llegar así a una solución final y, al mismo tiempo, definir la condición de los Santos Lugares y los derechos de las comunidades cristianas que viven en torno a ellos.




    Asentamiento israelí en la Orilla Occidental
    Mensaje de Su Beatitud Patriarca Michel Sabbah Patriarcado Latino de Jerusalén

    ¡Saludos de paz desde Jerusalén!

    La oración por la paz es, después del estudio y la acción, una actividad principal del CMI. Me satisface mucho saber que están ustedes preparando el año 2002 para el Final de la Ocupación Ilegal de Palestina. Les envío pues una "Oración por la Paz", que puede utilizarse no sólo para pedir por Palestina, sino también por todo el mundo, porque el tiempo en que vivimos es muy significativo e histórico. Vivimos en una época de profunda aflicción. Los ataques terroristas en los Estados Unidos el 11 de septiembre, seguidos de las campañas antiterroristas, y desde el 7 de octubre la guerra en Afganistán, son algunos de los ejemplos de acontecimientos dramáticos y trágicos en el mundo. El conflicto de Tierra Santa se remonta a cien años, y es hora de poner fin al sufrimiento de los pueblos de esta región del mundo. La situación actual desde el 28 de septiembre de 2000 es el peor período de este conflicto, y debería ser el último. Es de esperar que esta campaña ayude a ambos pueblos y a las tres religiones a descubrir que la paz no puede ser sino el fruto de la justicia.

    Oremos por todas las víctimas de esta violencia, por sus familias, por aquellos que todavía viven bajo la angustia y el temor. Esperemos y oremos por que los pueblos puedan expresar sus temores y por que su ira no conduzca al odio ni a la venganza. La ira y el miedo de la gente provienen principalmente de los sentimientos de inseguridad. Más que nunca, la mundialización de la inseguridad ha llegado a ser una realidad. No hay sistema armamentista, no hay estrategia militar que pueda detener esos tipos de ataques terroristas. La única solución es la justicia social. Aunque la pobreza no sea en sí misma la causa del terrorismo, no podemos combatir el terrorismo con éxito si no ponemos remedio a las crecientes disparidades entre ricos y pobres. Tenemos que reconocer que la desigualdad mundial es fundamentalmente incompatible con la seguridad mundial.

    Sé que esta es la experiencia de mi propia región, en la que prosiguen la escalada y el derramamiento de sangre. Los disparos y los asesinatos de ambas partes en conflicto sólo servirán para intensificar el odio y los actos de venganza. ¿Cuándo estará dispuesta la comunidad internacional -y nosotros con ella- a eliminar los elementos más obvios que engendran las condiciones para el odio y la violencia? La pobreza y otras situaciones de marginación que ahogan las vidas de tantas personas, con la negación de la dignidad humana, la falta de respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales, la exclusión social, las situaciones intolerables de los refugiados, el desplazamiento interior y exterior y la opresión física y sicológica son caldos de cultivo de la violencia.

    Les invito también a rezar con nosotros la oración del Papa en Belén: Oh Niño de Belén, Hijo de María e Hijo de Dios, Señor de todo el tiempo y Príncipe de la Paz, "el mismo ayer, hoy y siempre" (Hebreos 13:8), cura nuestras heridas, fortalece nuestros pasos, abre nuestros corazones y nuestras mentes a "la entrañable misericordia de nuestro Dios que nos visita como la aurora desde lo alto" (Lucas 1:78). Amén.

    Espero que vuestra "oración por la paz" congregue a muchas personas de las tres religiones monoteístas, que deberían coexistir pacíficamente en Tierra Santa. Oremos por una paz mejor y justa en nuestro mundo de hoy.


    Mensaje de Su Beatitud Patriarca Torkom Manoogian, Patriarcado Armenio de Jerusalén

    Nos, como una de las cabezas de las más antiguas Iglesias cristianas tradicionales en Tierra Santa, apelamos al Consejo Mundial de Iglesias para que haga todo lo posible para contribuir a la cesación de la violencia y el restablecimiento de la paz con justicia y la reanudación de las negociaciones entre Israel y la Autoridad Palestina, que se han enfrentado en conflicto armado más de un año, causando la devastación de ciudades, el sacrificio de cientos de vidas inocentes por ambas partes, hombres, mujeres y niños. Nos aflige ver cómo esta Tierra Santa, que es cuna de las tres religiones monoteístas, cristianismo, judaísmo e islam, está siendo desgarrada y, en lugar de amor, se siembra odio entre sus pueblos, y en lugar de paz, las semillas de una guerra perpetua.

    Nos, como fieles seguidores del Príncipe de la Paz, Nuestro Señor Jesucristo, que nació en esta Tierra Santa, en Belén, y que llevó su divino mensaje de salvación primero a los judíos y después a través de ellos al resto de las naciones, tenemos una obligación de procurar la aplicación de este mensaje de amor a nuestros vecinos, cuidando de los afligidos y los necesitados, y reclamando justicia para los que padecen la injusticia.

    Como dirigentes de la Madre Iglesia en Jerusalén y Tierra Santa, hemos adoptado desde 1994 el lema de que esta Tierra Santa debe ser compartida por dos naciones y las tres religiones, que deberán convivir como buenos vecinos, en amor y paz, respetando los derechos humanos, la libertad de culto y de movimientos de todos los ciudadanos y salvaguardando los Santos Lugares de las tres religiones. Sin estos principios básicos no puede haber una verdadera paz, sino perturbaciones constantes, no sólo aquí sino por todo Oriente Medio y en consecuencia en el resto del mundo.

    Por consiguiente, pedimos a nuestras Iglesias cristianas de todo el mundo que consideren con toda seriedad y en conciencia la situación angustiosa de los pueblos sufrientes de esta Tierra Santa, sean palestinos o israelíes, sean cristianos, judíos o musulmanes, y presten su cordial apoyo a la búsqueda de una solución permanente a este problema que se prolonga durante decenios.



    Oración por la paz de la tradición franciscana del Padre Giovanni Battistelli, Custodio de Tierra Santa

    Señor, hazme instrumento de tu paz.
    Que donde haya odio, siembre yo amor,
    Donde haya ofensa, perdón,
    Donde haya duda, fe,
    Donde haya desesperación, esperanza,
    Donde haya oscuridad, luz,
    Donde haya tristeza, alegría.

    Maestro divino, concédeme que yo pueda buscar
    no tanto ser consolado como consolar,
    ser comprendido como comprender,
    ser amado como amar,
    porque es dando como recibimos,
    es perdonando como somos perdonados,
    y es muriendo como nacemos a la vida eterna. Amén



    Funeral de un joven palestino, Jerusalén, 2000
    Oración de Su Eminencia Arzobispo Dr. Anba Abraham, Patriarcado Ortodoxo Copto - Santa Sede de Jerusalén y Cercano Oriente

    Señor Dios Todopoderoso, elevamos a ti nuestros corazones para pedirte piedad. Mira a tus hijos en el tumulto de este mundo agitado, lleno de sufrimiento, dolor, depresión, persecución, violencia, rencor, odio y, sobre todo, injusticia. Señor, ten piedad de nosotros.

    Concede tu paz a nuestra ciudad, la ciudad de la paz, que tanto ha sufrido y sufre todavía de los males de las guerras.

    Recuerda, Señor, a todos los que son perseguidos y torturados; defiéndelos. Recuerda a los afligidos; consuélalos. Hogares para los sin techo, pronta recuperación para los enfermos, y arrepentimiento para los pecadores. Guía a los dirigentes mundiales para que sean justos y comprensivos.

    Oramos por que la justicia y la paz prevalezcan en todas partes. Dios Padre nuestro, concédenos la paz "no la del mundo" sino tu paz celestial perdurable que nos prometiste en lo profundo de nuestros corazones. Danos capacidad para perdonar y olvidar y llena nuestros corazones con amor a todos por la gloria de tu santo nombre. Amén.



    Oración de Su Eminencia Arzobispo Mar Swerios Malki Mourad, Iglesia Ortodoxa Siria de Jerusalén y Tierra Santa

    Del Tesoro Espiritual en el Devocionario Canónico 12 - Súplica al Espíritu Santo

    Divino Consolador, Espíritu de Verdad, tesoro de bondad y fuente de vida; tú que repartes dones y dispensas favores divinos, ven a habitar en nosotros y límpianos de toda mancha. Señor, crea en nosotros un corazón limpio, y renueva en nosotros un espíritu recto, así como el espíritu de templanza y pureza, el espíritu de piedad y santidad, el espíritu de discernimiento y fuerza, y el espíritu de conocimiento y el temor de ti, oh Dios. Permanece con nosotros y entre nosotros, guiándonos, ayudándonos, fortificándonos y confortándonos. Espíritu Santo, compasivo y bueno, dame una fuente de lágrimas para que con ella pueda lavar mi corazón y limpiarlo de su suciedad para que te agrade habitar en él. Enciende en él el fuego de tu amor divino, y renueva y reaviva en mí el espíritu del bien obrar, para que pueda vivir en ti por siempre jamás.

    Amen.



    Alambre de espino en torno a una iglesia de Jerusalén, 2000
    Oración de Su Eminencia Arzobispo Abba Kewestos, Iglesia Ortodoxa Etíope en Jerusalén

    En el nombre del Padre y del Hijo
    Y del Espíritu Santo, un solo Dios, Amén.

    Aquel que ama la vida y ve días apacibles, que refrene su lengua del mal,
    y que de sus labios no salgan palabras engañosas:
         Que renuncie al mal y haga el bien; que busque la paz y la consiga.
    Porque los ojos del Señor están sobre el justo, y sus oídos están abiertos a sus oraciones; pero el rostro del Señor se aparta de quienes hacen el mal.
         ¿Y quién podrá haceros daño si sois seguidores de lo bueno?
         Pero si sufrís por causa de la justicia, sois dichosos; y no les temáis, ni os turbéis;
         Sino santificad al Señor Dios en vuestros corazones; y estad siempre dispuestos a responder a quienquiera os pregunte la razón de la esperanza que está en vosotros, con mansedumbre y respeto;
    Amén.



    Oración de Su Eminencia Monseñor Paul Nabil Sayyah, Arzobispo Maronita de Haifa y Tierra Santa

    Dios Padre de todos, te alabamos por tu creación y con tu creación. Por amor diste el ser a todo y continúas vigilando todo el universo y manteniéndolo con amor. Venimos a ti con plena confianza para pedir perdón por el daño que hemos hecho y estamos haciéndonos entre nosotros y a tu creación, en especial en los tiempos actuales y en varias partes del mundo.

    Señor Jesucristo, tú viniste a traernos paz, para que todos los pueblos puedan tener vida, y tenerla en abundancia. Cuando nos preparamos para revivir los acontecimientos de tu encarnación ayúdanos a recordar vivamente que nos has llamado a ser constructores de la paz y a ayudarnos mutuamente a alcanzar la plenitud de la vida a la que has llamado a todos y cada uno de los seres humanos. Mira solícito a cuantos sufren por hambre, desplazamiento, injusticia, violencia, discriminación, y a todos los marginados en nuestras sociedades. Para Jerusalén y toda tu tierra natal pedimos una especial bendición y oramos por que cuantos tienen el privilegio de vivir allí puedan recordar que son hijos de un mismo Padre que quiere que todos y cada uno de ellos puedan disfrutar plenamente de la vida. Concede a los gobernantes, en Tierra Santa y en cualquier parte del mundo, la sabiduría y el coraje de hacer todo lo posible por traer una paz justa y una reconciliación duradera. No les permitas que utilicen diferentes medidas al cuidar de tu pueblo y de tu creación ni que justifiquen la violencia excesiva al servicio de sus objetivos.

    Espíritu Santo, Dios de Luz, ilumina a todos y cada uno de los seres humanos, en especial a los que tienen la enorme responsabilidad de tomar decisiones que afectan a las vidas de millones de personas en todo el mundo, para que recuerden que la búsqueda del poder, la dominación y las ganancias materiales nunca les dará una dicha duradera. El amor y sólo el amor puede conducir a la felicidad y la paz verdaderas y perdurables y llevar a toda la humanidad y a la creación entera a la plenitud de vida dando así gloria al Creador y Padre de todos. Amén



    Segundo aniversario dela Intifada, 2000
    Oraciones por Tierra Santa de Su Gracia Obispo Riah Abu El-Assal, Iglesia Episcopal de Jerusalén y Oriente Medio

    Padre celestial,

    En la vida y el ministerio de tu Hijo Jesucristo nos enseñaste a convivir; da este sentido de unidad a los pueblos de Tierra Santa en nuestros días.

    En la muerte de tu Hijo en la cruz, nos enseñaste la grandeza de tu amor por nosotros y tu prontitud para perdonar; llevaste nueva esperanza a tu pueblo y un deseo de trabajar por la paz y la justicia; renueva esa esperanza en tu pueblo de hoy y dale un deseo ardiente de encontrar tu paz en este tiempo.

    En la resurrección de Jesús y en la efusión de tu Espíritu Santo mostraste a los discípulos que tenían poder y autoridad para vencer en tu nombre; convence a tu pueblo de hoy de los dones que le has conferido y ayúdale así a transformar su tierra para tu mayor gloria.

    Lo pedimos en nombre de Jesús. Amén.

    Espíritu de Dios Vivo,

    Ven de nuevo a tu Tierra Santa.

    Ayuda a tu pueblo a restablecer relaciones rotas.

    Dale paciencia para derribar las barreras de recelo y desconfianza; capacidad para discernir el prejuicio personal y valor para superar el temor.

    Aliéntalo para respetar la integridad y los derechos de cada persona para que tu reino pueda establecerse en la tierra en nombre de Jesús. Amén.p>



    Oración y Letanía palestina de Su Gracia Obispo Munib Younan, Iglesia Evangélica Luterana de Jordania y Palestina

    "He aquí a Dios mi salvador; estaré seguro y no temeré." (Isaías 12:2)

    Padre celestial, te alabamos por haber enviado a tu Hijo, Jesucristo, a nacer en Belén para ser uno de nosotros. Cuando en esta Navidad de nuevo te damos gracias y alabanzas por el nacimiento de tu Hijo, nos encontramos sumidos en la violencia, el derramamiento de sangre y el odio que parecen no tener fin. Nos sentimos desamparados frente al poder político y militar de este mundo. Miramos en torno y no encontramos salvación en los seres humanos, sino sólo en nuestro Señor encarnado.

    Al unirnos a los pastores de Beit Sahour y a los Magos de Oriente buscando tu salvación en el Santo Niño del pesebre, oramos por que tu presencia sea visible y sentida entre nosotros en estos días de destrucción y muerte.

    Te pedimos que limpies nuestros corazones de sentimientos de rencor y de odio, de frustración y temor. Haz que todos nos volvamos a ti arrepentidos y llénanos de confianza y seguridad en ti, que eres nuestra salvación. Pedimos que todo nuestro sufrimiento nos acerque a ti, y nos haga crecer en fe y confianza en ti, y en amor a todos nuestros vecinos.

    Envía tu Santo Espíritu para que consuele a las familias sufrientes, facilite la recuperación de los heridos y mutilados, y cambie los corazones de todos nosotros para hacernos ver que tu voluntad en Tierra Santa es que palestinos e israelíes convivan en justicia e igualdad. Cambia las mentes de los políticos para que transformen las espadas en rejas de arado.

    Bendice a tu Iglesia para que sea tu instrumento de paz, llevando consuelo a los afligidos, promoviendo la justicia para los débiles y menesterosos y dando testimonio de tu amor a todas las personas.

    En Jesucristo oramos. Amén.

    Dios todopoderoso y eterno, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te glorificamos y alabamos. Eres nuestro único refugio en este mundo turbulento.

          Te glorificamos y alabamos, Dios nuestro.

    Dios misericordioso, en el nacimiento de tu Hijo Jesucristo en Belén te hiciste uno de nosotros, compartiendo y entendiendo nuestra humanidad, nuestros sufrimientos y nuestros problemas.

          Te glorificamos y alabamos, Dios nuestro.

    Te agradecemos que te hayas refugiado en Egipto, identificándote con todos los refugiados y las víctimas del poder político.

          Te damos gracias, Dios nuestro.

    Te agradecemos que hayas crecido en Nazaret y predicado al pueblo en Galilea, extendiendo tu reino de una manera nueva.

          Te damos gracias, Dios nuestro.

    Te agradecemos que hayas sido crucificado en Jerusalén, identificándote con cada persona que sufre y vive bajo la ocupación y la injusticia. En la cruz llevaste el pecado y el sufrimiento de todos los seres humanos y nos reconciliaste contigo y con todos nuestros congéneres humanos.

          Te damos gracias, Dios nuestro.

    Padre nuestro celestial, venimos ante ti con todas las angustias y penas que experimentamos aquí en Oriente Medio.

          Señor, ten piedad de nosotros.

    Oramos por todas las víctimas de la injusticia y la violencia en la actual situación. Oramos también por los responsables de la injusticia y de todas las formas de violencia.

          Señor, ten piedad de nosotros.p> Oramos por nuestros trabajadores que no pueden entrar hasta sus lugares de trabajo. Oramos por nuestra juventud que está perdiendo su esperanza en el futuro.

          Señor, ten piedad de nosotros.

    Oramos por nuestras madres que están hartas de sangre derramada, asesinatos y uso de las armas. Oramos por las familias afligidas que han perdido sus seres queridos. Oramos por la pronta recuperación de los heridos. Oramos especialmente por los que tienen que vivir con una incapacitación permanente.

          Señor, ten piedad de nosotros.

    Jesús, Salvador nuestro, nuestra mirada se dirige a ti, nuestra única ayuda en estos tiempos de congoja

    Señor, escucha nuestra oración.

    Te pedimos que abras los ojos del mundo, y de israelíes y palestinos, a la justicia y la reconciliación. Ayúdanos a ver que la seguridad y la libertad de un pueblo dependen de la seguridad y la libertad del otro.

          Señor, escucha nuestra oración.

    Pedimos por los políticos, para que se den cuenta de que la seguridad y la paz que todos deseamos no vendrán por medio de las armas y la fuerza, sino haciendo justicia de modo que los pueblos puedan reconciliarse y forjar juntos una coexistencia equitativa para el futuro.

          Señor, escucha nuestra oración.

    Señor Jesús, nos has llamado a ser tus seguidores. Danos tu amor para todos nuestros hermanos humanos. Líbranos y libra a nuestros hijos del odio, el rencor y la denegación de los derechos del prójimo; y llénanos de amor, verdad y justicia, para que podamos reconocer y respetar la dignidad y los derechos de cada uno.

          Señor, escucha nuestra oración.

    Señor Jesús, nos has enseñado que el perdón no es el olvido de los derechos de cada uno sino su afirmación. Sabemos que perdonar es ver a Cristo en nuestros enemigos y amarlos como nuestros vecinos. Ayúdanos a nosotros palestinos a verte en los israelíes, y a los israelíes a verte en nosotros. Llévanos a todos a afirmar y respetar nuestra humanidad como don que procede de ti, pues todos hemos sido creados a tu imagen. Danos valor para reconocer mutuamente los derechos humanos, religiosos, civiles y políticos de cada uno.

          Señor, escucha nuestra oración.

    Espíritu Santo, dispensador de vida y de nuevos comienzos, ayúdanos a responder fielmente a la llamada de Dios para ser ministros de reconciliación.

          Ven, Espíritu Santo, renuévanos.

    Ayúdanos a encontrar maneras de alentar a las personas a abrir sus corazones y confesar su parte en las pasadas injusticias y a encontrar maneras de construir un futuro justo y seguro para nuestros hijos. Danos sabiduría y coraje en este difícil empeño. Cuando las presiones de la situación nos lleven a desesperar, ven con tu Santo Espíritu y renueva nuestra fuerza y nuestra esperanza.

          Ven, Espíritu Santo, renuévanos.

    Sostén con tu fuerza a aquellos que, en medio de todas las dificultades, construyen silenciosamente la cultura de reconciliación, justicia y paz. Tal vez no sean muchos ahora mismo, pero recordamos que el trabajo por el reino de Dios entre nosotros empezó con sólo un puñado de personas fieles y entregadas.

          Ven, Espíritu Santo, renuévanos.

    Ven, Espíritu Sanador, y cámbianos y abre caminos para que nosotros cambiemos a otros. Aparta toda injusticia y llena nuestra tierra con una paz justa. Aparta todo el odio y llénanos con amor verdadero.

          Ven, Espíritu Santo, renuévanos.

    Pon fin a la inseguridad y trae seguridad verdadera. Pon fin a la ocupación y trae libertad para todos.

          Ven, Espíritu Santo, renuévanos.

    Dios misericordioso, acepta nuestra oración y nuestra súplica. Tú eres nuestra única fuerza. Nadie puede arrebatarnos el poder de la oración. En nombre de Jesús, nuestro Liberador y Redentor, te rogamos.

          Amen.



    Oraciones ecuménicas por la paz del Archimandrita Mtanios Haddad, Patriarcado Católico Griego (Melkita), Jerusalén

    Letanía de la Paz

    Oficiante.- Oremos en paz al Señor. Coro.- Señor, ten piedad (Kyrie-eleison - repetido tras cada versículo).

    Oficiante.- Por la paz de lo alto y la salvación de nuestras almas, oremos al Señor.

  • Por la paz en todo el mundo, el bien de las santas Iglesias de Dios y la unión de todas, oremos al Señor.
  • Por todas las víctimas de las armas de muerte y la violencia, así como por causantes de esos males.
  • Por todos los niños y los jóvenes, para que podamos darles esperanza para el futuro, oremos al Señor.
  • Por todas las familias afligidas, los desempleados y los que tratan de ayudarlos.
  • Para que tu Santo Espíritu guíe a todos los líderes de esta tierra, especialmente al Presidente Arafat y al Primer Ministro Sharon, para que se sientan inspirados para trabajar por tu paz con tu justicia.

    Así unimos nuestras oraciones

    Padre de bondad, tu amor no tiene límites. Llena nuestros corazones con tu compasión, abre nuestros ojos a tu presencia en el mundo, ilumina nuestras mentes para entender tu voluntad. Toma nuestras manos y obra con ellas. Habla mediante nuestras palabras y dirige nuestros pasos por la senda de la paz, para que Cristo se manifieste en nosotros y el mundo crea. Amén.

  • Acuérdate también, te suplicamos Señor, de tu Santa Iglesia Católica y Apostólica, extendida de extremo a extremo del Universo, y dale paz, tú que la has comprado con la preciosa sangre de Cristo; y establece firmemente este Templo santo, hasta el fin del mundo.
  • Acuérdate, Señor, de nuestro muy devoto gobernante ... , que ama a Cristo, a quien has dado el derecho de gobernar en la tierra. Revístelo con la armadura de la verdad, con la panoplia de la conformidad.

  • Concédele paz profunda e inquebrantable; inspira su corazón con buenos hechos para tu Iglesia y para todo tu pueblo, para que gracias a su serenidad podamos llevar una vida sosegada y tranquila, con toda piedad y sensatez.

  • Bríndanos, Señor, tu amable benevolencia; manifiéstate en nosotros en tu rica munificencia. Concédenos tiempos de moderación y salud. Envía lluvias suaves a la tierra, y hasta a los campos yermos. Bendice la corona del año de tu beneficencia. Haz que cesen los cismas en la Iglesia. Enfría la furia de las naciones; destruye prontamente, por el poder del Espíritu Santo, todo brote de herejía. Recíbenos a todos en tu reino, haciéndonos hijos de la luz y del día, y concédenos tu paz y tu amor, Señor Dios nuestro; pues nos has dado todas las cosas.

  • Habiendo pedido por la unidad de la fe y la comunión del Espíritu Santo, encomendémonos nosotros mismos, y unos a otros, y toda nuestra vida, a Cristo nuestro Dios.

    Coro. A ti, Señor

  • Señor, que bendices a los que te bendicen, y santificas a los que ponen en ti su confianza: Salva a tu pueblo y bendice a su descendencia. Guarda la integridad de tu Iglesia; santifica a quienes aman la belleza de tu casa; glorifícalos en recompensa con tu divino poder, y no nos abandones a quienes ponemos en ti nuestra esperanza. Da la paz a tu mundo, a tus Iglesias y a tus sacerdotes; y a nuestro muy devoto gobernante ..., al ejército y a la armada, y a todo tu pueblo. Pues todo don bueno y todo don perfecto viene de lo alto y procede de ti, Padre de las Luces, y a ti damos gloria, y gracias, y culto, al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

    Coro. Amén. - Bendito sea el nombre del Señor ahora y siempre (tres veces)


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