(Basada en Isaías 53)
Oh Dios, estamos horrorizados; su apariencia no parece más la de seres humanos, son despreciados, desechados, están abrumados de dolores y habituados al sufrimiento. Ante ellos apartamos el rostro, tan despreciados que los tenemos por nada.
¿Soportaron ellos nuestros sufrimientos? Como ovejas, andamos errantes, siguiendo cada uno su propio camino. Angustiados, afligidos, ni siguiera abren la boca, trastornados, Arrancados de la tierra de los vivientes: ¿acaso por la rebelión de tu pueblo? aunque nunca hayan cometido violencia.
¿Acaso es menester quebrantarlos con el sufrimiento
Oh Dios, escúchanos. |