NO
UTILICEN MÁS A NIÑOS COMO SOLDADOS: DEJÉMOSLOS VIVIR
La Octava Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias, que se celebró en Harare (Zimbabwe), en 1998, aprobó una declaración sobre los niños soldados que dice: “ La participación de los niños en conflictos armados viola principios humanitarios fundamentales, expone a los niños al riesgo de morir o de ser heridos, amenaza su salud física, mental, emocional y espiritual y los empuja hacia una cultura de violencia.” La utilización de los niños como soldados destruye vidas, familias y el entramado social de las comunidades. Las condiciones de violencia y de pobreza se perpetúan cuando los niños son obligados a abandonar la escuela y sus familias para participar en los conflictos. Esta manera de proceder viola el derecho internacional, que ha establecido los 18 años como edad mínima de reclutamiento para todas las formas de servicio militar. Deben tomarse medidas para garantizar que esta norma se haga respetar en todo el mundo, a fin de que quienes la infrinjan sean llevados ante la justicia y se devuelva la esperanza a los niños atrapados en ese ciclo de violencia. |
“Los
niños son nuestro futuro. Aceptar la utilización de niños
soldados en los conflictos es aceptar la destrucción de nuestro
futuro...” |
El
problema
La expresión “niños soldados” se aplica a varones y niñas menores de 18 años –que pueden tener hasta 7 años- que actúan como combatientes de primera línea, cargadores, espías, mensajeros, guardias, sirvientes y esclavos sexuales de las fuerzas armadas o de grupos rebeldes armados. Actualmente se calcula que hay 300.000 niños reclutados como soldados en todo el mundo. Sólo en África participan en combates unos 120.000. En el plano mundial, son muchos los conflictos del pasado y del presente en los que ha sido y es fundamental la participación de los niños. Algunos grupos armados y gobiernos consideran a los niños como reclutas “baratos” y “sustituibles” que pueden ser adoctrinados para cometer atrocidades o incluso operaciones suicidas. El número insuficiente de adultos en los conflictos prolongados hace que los niños sean candidatos potenciales al reclutamiento. La proliferación de armas pequeñas, que pueden ser manejadas fácilmente por los niños, contribuye al problema. Con frecuencia los niños son raptados de escuelas o campamentos de refugiados por grupos rebeldes o se los coacciona para que se unan a ellos con promesas de comida o dinero. Algunos se unen para escapar a la implacable situación pobreza y a la discriminación social. Los niños soldados se enfrentan con la extrema violencia de la guerra moderna y con el peligro de lesiones, muerte, desnutrición y uso de drogas y alcohol. Las niñas son particularmente vulnerables a la explotación sexual, que les acarrea entre otras cosas la infección por el VIH/SIDA. La vivencia de la horrenda violencia, a la que se suma la separación de la familia y de las estructuras sociales, tiene consecuencias duraderas, en particular la adicción, el trauma psíquico y la discapacidad física. Los niños soldados que tienen la suerte de sobrevivir a un conflicto o de escapar se enfrentan con un largo camino de reintegración a la vida comunitaria normal. Muchos quedan insensibilizados a la violencia y tienen dificultad para adaptarse a una vida sin armas. A menudo se enfrentan con el rechazo de la familia y los amigos por los actos que se han visto obligados a cometer. Rehabilitar a los niños que han sido soldados y ayudarlos a vivir como ciudadanos de provecho es un proceso difícil. “Los niños no son sustituibles.
Pertenecen a su escuela y a su familia. Se trata de su derecho. Y es nuestra
responsabilidad asegurar que se les protege contra los horrores de la
guerra.” La respuesta internacional La comunidad internacional ha respondido a esta situación urgente y se ha comprometido a prohibir el empleo de niños soldados. En 1996, las Naciones Unidas publicaron un informe, El impacto de los conflictos armados en los niños, en el que se traza un plan de acción para proteger a los niños en situaciones de conflictos armados. La respuesta del Secretario General de las Naciones Unidas fue designar a Olara Otunnu, de Uganda, como su Representante Especial para los niños en los conflictos armados. Desde 1998, la utilización de niños soldados está prohibida en el derecho internacional humanitario, penal y laboral. El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional y el Convenio sobre la prohibición de las peores formas de trabajo infantil de la Organización Internacional del Trabajo tratan de la cuestión de los niños soldados. El 25 de mayo de 2000, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño. Con su entrada en vigor el 12 de febrero de 2002, los Estados partes se comprometieron a hacer respetar la edad mínima de 18 años para todas las formas de reclutamiento militar. Las organizaciones no gubernamentales, entre ellas las iglesias miembros del CMI, formaron la Coalición para poner fin a la utilización de niños soldados con el objetivo de hacer presión en favor del Protocolo Facultativo. La respuesta del CMI En las comunidades asoladas por conflictos, las iglesias desempeñan un papel insustituible por lo que respecta a atender a las necesidades físicas, emocionales y espirituales de todos. Proporcionan un lugar seguro a los niños que han sido soldados y ayudan a su rehabilitación con apoyo físico y espiritual. En el plano mundial, las iglesias pueden ayudar a crear conciencia sobre la situación de los niños soldados. Como voz moral de la sociedad, las iglesias deben seguir impugnando la cultura de violencia que permite el reclutamiento de niños por las fuerzas armadas. Se debe exhortar a todos los gobiernos a que firmen, ratifiquen y apliquen el Protocolo Facultativo (hasta la fecha sólo 110 países lo han firmado y 27 lo han ratificado). De estos Estados, Canadá, Nueva Zelandia y el Reino Unido han declarado su intención de permitir el reclutamiento voluntario a los 17 años de edad. Las entidades no estatales no son partes en este tratado, pero deben responsabilizarse de la aplicación de esta norma. En el contexto del Decenio para Superar la Violencia: las iglesias en pos de la paz y la reconciliación (2001-2010) , las iglesias deberían unirse para exhortar a los gobiernos a poner fin a la práctica moralmente inicua del reclutamiento de niños. |
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Un
desafio para las iglesias
Maneras concretas de participar: “Obligar
a los niños a combatir en las guerras de los adultos es un acto
de crueldad que todas las sociedades civilizadas deberían considerar
inaceptable.” |
¡ADHIÉRANSE
A LA RED PAZ A LA CIUDAD! Informen al Consejo Mundial de Iglesias sobre el trabajo que ustedes hacen para que otros puedan conocerlo y unirse a ustedes. Dígannos cómo nuestro Programa puede ayudar a informar sobre ese trabajo y a ponerlos a ustedes en relación con otros que tienen experiencia práctica. ¡ Programa
«Demilitarización, désarme y prevención de
conflictos armados» |