"La campaña ‘Paz en la Ciudad' fue un éxito porque estuvo relacionada con tareas que ya existían y que estaban conectadas con mucho trabajo de base de las iglesias y de la sociedad civil", señaló Margot Kaessmann, recientemente electa obispo de la Iglesia Evangélica de Alemania, en una sesión de trabajo del Comité Central del CMI, que se reúne en Ginebra del 26 de agosto al 3 de setiembre. Kaessmann, miembro del Comité Central, integró el grupo de trabajo que dió seguimiento a la iniciativa de crear el Programa para Superar la Violencia tomada en la reunión del Comité Central en Sudáfrica, en 1994. La campaña ‘Paz en la Ciudad' reunió durante 1997-98 a siete ciudades de distintas partes del mundo en una experiencia piloto con el fin de compartir experiencias y tareas por la paz en situaciones de grave conflicto. Las ciudades que participaron fueron: Río de Janeiro (Brasil); Colombo (Sri Lanka); Kingston (Jamaica); Boston (EEUU); Belfast (Irlanda del Norte); Durban (Sudáfrica) y Suva (Fiji). Entre ellas se creó una importante red de intercambio de recursos y de cooperación que fue evaluada como muy positiva al finalizar la campaña.

Kaessmann consideró que hay varios ejemplos para tomar en cuenta a partir de los resultados de esta campaña, que pueden ser de gran utilidad en el desarrollo de la Década. Dijo que las iglesias del CMI no deberían crear nuevos programas sino utilizar initiciativas que ya existen, con raíces locales, con el fin de que las personas se adueñen de ellos y se involucren también con mayor compromiso.Agregó que las preocupaciones que se planteen deberían trascender los límites de las iglesias, buscándose vínculos con la sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales, los estudiosos de las ciencias sociales y otras entidades afines. También destacó que debería darse espacio a la creatividad y al uso de los diferentes medios de comunicación, desde los medios grupales a las nuevas tecnologías, para crear redes de intercambio y de información. Otorgó importancia a los fundamentos bíblicos del trabajo por la paz y consideró que será importante que el CMI desarrolle esos fundamentos "que son parte central del evangelio de Jesucristo y sustento de la ética cristiana" para que sean comprendidos por una vasta audiencia. A esto agregó la necesidad de animar una espiritualidad de la no-violencia.

"El movimiento ecuménico debe trabajar por la paz. En todos nuestros países experimentamos distintos tipos de violencia y las iglesias deben ser desafiadas a tomar iniciativas por la paz en el nivel local, a aprender unos de otros y a dar respuestas que nos permitan actuar de acuerdo al Evangelio", finalizó Kaessmann.