Langerak, quien lleva ya ocho años trabajando en esta área del CMI y que anteriormente desarrolló su ministerio en Costa Rica, reconoció que comienza a verse un cambio de estilo en la tarea de evangelización de algunas iglesias miembros que han decidido tener otro punto de partida: en lugar de invitar a la gente a venir a los templos, han decidido primero ir a su encuentro, compartiendo la Palabra de Dios en su propio contexto y anunciando la esperanza evangélica entre los excluídos, los desempleados, los drogadictos y alcohólicos, o los que están en las cárceles. En esta nueva modalidad, Langerak señala que el momento de alabanza y adoración ha adquirido un nuevo significado, ocupando un lugar central que antes sólo estaba reservado a la predicación.

Durante el padare se compartieron diversas experiencias de evangelización. Siempre están presentes los reparos que tienen las iglesias ortodoxas ante la acción evangelizadora de iglesias y grupos protestantes y evangélicos en Europa del Este, al que consideran proselitismo y condenan por su agresividad. Pero en esta oportunidad los participantes centraron su preocupación en las numerosas experiencias en las cuales las iglesias se manifiestan ante la rápida secularización de la sociedad y buscan dar respuestas cristianas ante el vacío ético, el resquebrajamiento de los valores, el excesivo individualismo y otros problemas propios de la sociedad moderna a los cuales es importante responder con los principios del Evangelio y el ambiente fraternal de la comunidad de fe.

El pastor Héctor Méndez, de la Iglesia Presbiteriana Reformada de Cuba, señaló que en toda tarea de evangelización es importante saber esperar el "kairos" o tiempo de Dios. Relató que en la experiencia cubana, las iglesias desarrollaron una fuerte tarea evangelizadora durante varias décadas, pero que fue recién a partir de los años 90 cuando los cubanos comenzaron a buscar a Dios y a acercarse a las iglesias para escuchar el Evangelio y ser parte de una comunidad de fe. Para Méndez, Dios marca el tiempo para la conversión y las iglesias no deben desesperar, sino trabajar siempre con esperanza y estar preparadas para responder a las necesidades espirituales de las personas y de la sociedad en el momento oportuno.

Más allá de las situaciones compartidas en la sesión del padare, Ana Langerak rescató también la experiencia que están viviendo algunas iglesias europeas que decidieron retomar la tarea de visitación casa por casa en su propio barrio. "Lo interesante de esto, más allá del éxito numérico por las nuevas personas que deciden comenzar a participar de las actividades de la parroquia, está en el hecho de que los antiguos fieles de la iglesia reconocen que la presencia de personas nuevas ha cambiado sus vidas y la dinámica de trabajo en su iglesia y que también la propia experiencia de salir a evangelizar ha renovado su fe".