Marion Best se graduó como enfermera en la Universidad de British Columbia y durante 25 años desarrolló su profesión en el Royal Columbian Hospital de Nueva Westminster. En esta ciudad se casó con Jack Best, escribano de profesión, con quien tuvo cuatro hijos, un varón y tres mujeres. En 1975 Marion dejó su profesión y se capacitó en educación de adultos. En 1977, junto con su esposo ingresaron a trabajar al Centro de Educación Continuada de Naramata, perteneciente a la Iglesia Unida de Canadá. Mientras ella dictaba cursos, su esposo trabajaba en el área de administración y relaciones públicas. En 1987 Best comenzó a realizar tareas como asesora dentro de su iglesia, en el área de planeamiento estratégico. En 1994, fue elegida moderadora de la Iglesia Unida de Canadá, cargo que ocupó durante un período de tres años. Al finalizar su mandato, decidió retirarse aunque continúa involucrada en numerosas tareas de manera voluntaria.

Parte del interéres de Marion Best por el diálogo ecuménico e interreligioso proviene también del hecho de que su hija mayor a los 26 años decidió abrazar la fe judía. Su experiencia congregacional y familiar la interesó en participar en 1985 del Programa de Capacitación de Líderes Laicos del Consejo Mundial de Iglesias por un período de cuatro meses, dos de los cuales pasó en Africa. "Viví cuatro de esas semanas en Tanzanía y esa experiencia me puso en contacto con el mundo ecuménico por primera vez. Fue algo muy significativo para mi vida", reconoce Best. En 1986 fue invitada a moderar el comité de Diálogo entre Iglesias y entre Confesiones de su iglesia nacional.

La intensa labor en su iglesia la llevaron a ser delegada de la Iglesia Unida de Canadá a la VII Asamblea General del CMI en Canberra, Australia. Allí fue electa miembro del Comité Central y del Comité Ejecutivo. Entre 1991-98 fue la moderadora de la Unidad II de trabajo del CMI sobre "Misión, Educación y Salud" y desempeñó un papel importante en la organización y desarrollo de la Conferencia Mundial de Misión y Evangelización que se realizó en Salvador, Bahía, Brasil, en diciembre de 1996.

"Siempre me preocupó el tema de la justicia, sobre todo el de la justicia distributiva", señala Best. "Pienso que en las iglesias se corre el peligro de realizar sólo actos de caridad. Pero nuestra acción debe ir más allá. Debemos responder a las necesidades urgentes, pero también trabajar para cambiar actitudes, políticas y estructuras. Durante mis años como moderadora fijé claramente mis ideas al respecto y traté siempre de tomar una posición comprometida con este tema". Best reconoce que en el desarrollo de su tarea tuvo bien clara la imagen de otra mujer que fue la primer moderadora mujer de la Iglesia Unida de Canadá: la Dra. Lois Wilson.

En la VIII Asamblea General del CMI, en Harare, Zimbabwe, Best fue reelegida como miembro del Comité Central y del Comité Ejecutivo. "La elección como vicemoderadora del Comité Central fue una verdadera sorpresa. No la esperaba", señala con una sonrisa tranquila, sabiendo que ahora tiene tiempo para dedicarse a esta responsabilidad.

No obstante, la actividad ecuménica en los foros internacionales no la aparta de la actividad ecuménica a nivel local, donde además de las tareas en su congregación mantiene una activa red de información ecuménica por Internet en la que ha incluído a personas de todas las edades e incluso gente que estuvo en Harare en calidad de visitas. "Creo que es importante mantener el interés de estas personas en el ecumenismo. Es bueno que las personas aprendan más sobre ecumenismo y el significado de vivir en un mundo diverso y pluralista", señala Best.

Tampoco tanta actividad internacional la aparta de disfrutar de sus doce nietos, ni de acompañar a su madre Edith, que tiene 95 años, ni de la gran huerta que rodea a su hogar en Naramata, a poco menos de diez minutos del lago de Okanaean, que tiene ochenta millas de longitud. En la huerta comparte actividades con su marido, también retirado, que se encarga principalmente de cuidar de los 180 árboles frutales que tienen en su propiedad. Ambos se han especializado en la preparación de fruta seca y también congelan verduras, que luego consumen durante el año. Las largas caminatas, la natación en el lago y la práctica de ski a campo traviesa son sus deportes favoritos. "Pero lo que más disfruto es cuando mis doce nietos, diez de ellos varones, vienen a pasar las vacaciones con nosotros. Es un placer estar con ellos", agrega esta diligente mujer para quien la familia y las amistades ocupan un lugar central en esta etapa de su vida.