Consejo Mundial de Iglesias
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UN AÑO DESPUÉS DEL HURACÁN MITCH, |
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"Me impresiona todo lo que se ha hecho ya", dijo el Dr. Raiser al Presidente Flores durante una breve reunión que tuvo lugar el 25 de octubre en el Palacio Presidencial. "Los hondureños tienen muchas razones para celebrar la esperanza y los aspectos positivos que han surgido a raíz de esta tragedia." La reunión de Raiser y Flores tuvo lugar al final de la visita de cuatro días que ha efectuado el dirigente ecuménico al país. Raiser informó a Flores acerca de su visita a una comunidad de reasentamiento al norte del país, que acoge a 254 familias que se esfuerzan por reconstruir los hogares que perdieron a raíz de los enoremes corrimientos de tierra ocasionados por el huracán. Se trata de un proyecto conjuntamente patrocinado por la Iglesia Católica Romana y la Comisi ón Cristiana de Desarrollo (CCD), entidad que colabora con el CMI desde hace muchos años. En los primeros días de su visita, Raiser conversó con algunas personas profundamente afectadas por los estragos del Huracán Mitch, que dejaron constancia de la positiva labor que ha llevado a cabo la CCD. "Estábamos hacinados en un refugio. Nuestros hijos no podían dormir; no paraban de llorar y de decir que querían volver a casa", recordó Deliana Ju árez durante una reunión el 22 de octubre en una iglesia pentecostal de Tegucigalpa. "Y les tuvimos que decir que ya no teníamos hogar donde regresar. Nos sentimos impotentes. Ahí fue cuando la iglesia vino a ayudarnos. Estoy muy agradecida a esas personas que, con ayuda de Dios, no dudaron en socorrernos, y nos ofrecieron todo su afecto a distancia, aunque no nos conocían." Juárez, que vive en Tegucigalpa, y cuya vivienda fue arrasada por el huracán, terminó recientemente de construir su nueva casa con ayuda de la CCD, entidad miembro de Acción Conjunta de las Iglesias (ACT) , red basada en Ginebra. Según ella, a raíz de la catástofe las relaciones entre vecinos han cambiado totalmente en la modesta comunidad en la que reside. "De repente tomamos conciencia de que había otras personas, gente que llevaba años viviendo al lado nuestro y que apenas conocíamos. En medio de la tempestad llegamos a ser realmente prójimos", dijo Juárez, añadiendo: "Ahora nos apreciamos realmente y colaboramos de otras formas." "Las personas que me llevaron a conocer la comunidad tienen planes muy realistas, y una verdadera determinación de poner en marcha lo más esencial, y con sus propias manos", dijo Raiser al Presidente. "Están cavando una zanja de ocho kilómetros para conseguir agua potable; han previsto construir una escuela en su comunidad, que permitirá que muchos niños tengan, por primera vez, acceso a la enseñanza. Esa determinación es un enorme recurso que tiene su país. Esas personas tienen unas ganas enormes de labrar su propio futuro, y , por otro lado, están decididas a no depender de la ayuda exterior." Flores expuso a Raiser su desilusión por cuanto gran parte de la ayuda prometida a su gobierno por la comunidad internacional "todavía no se ha concretado". La ayuda prometida "ha suscitado muchas expectativas, pero hasta ahora sólo se ha canalizado al país una pequeña parte de esa asistencia. La mayor parte de lo que usted ha visto, lo hemos hecho con nuestros propios recursos" añadió el Presidente. Flores dijo que a las iniciativas de reconstrucción de su Gobierno "se ha sumado el trabajo de otros sectores de la sociedad. La labor de la iglesia ha sido muy positiva. Los hondureños mantienen intacta su confianza, aunque todavía no han superado la angustia por lo que sucedió." Sin embargo, Flores lamenta que muchas de las organizaciones no gubernamentales que colaboran en proyectos de reconstrucción "no estén utilizando los recursos de forma apropiada. Algunas actúan con fines políticos y otras se preocupan más por su propio sustento que por utilizar los recursos para ayudar a otros." Raiser señaló que que el CMI apoya la labor de la CCD desde hace muchos años, y dijo que la organización "había hecho una contribución muy especial y positiva al desarrollo de Honduras, aportando un verdadero testimonio de vida". Durante su visita, Raiser pudo conversar con personas que representan todos los sectores de la sociedad hondureña, incluso con muchos detractores de las iniciativas de reconstrucci ón que ha emprendido el Gobierno hasta la fecha. "Lo que tenemos es reconstrucción pero no transformación", dijo a Raiser Thelma Mejía, directora del diario El Heraldo, que añadió que la reconstrucción patrocinada por el Gobierno se había centrado en rehacer carreteras y puentes atendiendo a las demandas macroeconómicas del Fondo Monetario Internacional, mientras que al mismo tiempo "el costo de la vida ha subido, el acceso a la atención de salud se ha hecho más difícil y hay mayor escasez de empleos y de tierra". Raiser escuchó también las explicaciones de Gabriela Núñez, ministra de finanzas del país, que ensalzó "el papel importante" de la CCD en respuesta a la destrucción causada por el Huracán Mitch. La ministra lamentó que crisis más recientes en otras partes del mundo, como el conflicto en los Balcanes, hubieran mermado el apoyo de la comunidad internacional al trabajo de reconstrucción en América Central. Según ella, "Hoy hay que competir más por los recursos." Núñez indicó que el Gobierno tiene también que tratar con donantes extranjeros cuyos intereses propios obstaculizan una respuesta apropiada y en profundidad. Mencionó su experiencia con varios gobiernos y dijo que todos querían financiar un puente en una carretera principal, pero ninguno quería financiar puentes importantes en zonas menos transitadas del país. Al final de su visita de cuatro días el 25 de octubre, exactamente un año después de que las primeras lluvias del Mitch cayeran en suelo hondureño, Raiser declaró que el pueblo de Honduras "está trabajando con gran vitalidad, determinación e imaginación para transformar la vida de toda la sociedad". Raiser alabó el propósito de los hondureños de no reconstruir el mismo país que la tormenta había destruido, sino de construir algo nuevo. "He sido aquí testigo del coraje de no aceptar las fuerzas que han pesado sobre la historia del país hasta el presente como algo inalterable ", dijo. "Hay una verdadera voluntad de contribuir a que esto sea una oportunidad constructiva para el cambio." Honduras fue el tercer país visitado por Raiser en su actual viaje por el Caribe y América Central. Anteriormente visitó Cuba y Costa Rica. Una visita proyectada a Haití hubo de ser cancelada cuando el Huracán Irene obligó a cerrar los aeropuertos de la región. Han acompañado a Raiser en su visita el Rev. Israel Batista, secretario general del Consejo Latinoamericano de Iglesias; Marta Palma, secretaria ejecutiva del CMI para América Latina y el Caribe; Hubert Van Beek, secretario ejecutivo del CMI de Relaciones con las Iglesias y la Comunidad Ecuménica; y un grupo de dirigentes ecuménicos de Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Panamá.
El Consejo Mundial de Iglesias es una comunidad de Iglesias, actualmente 337, procedentes de más de 100 paises de todos los continentes y de la mayor parte de las tradiciones cristianas. La Iglesia Católica Romana no es una iglesia miembro pero mantiene relaciones de cooperación con el CMI. El órgano rector supremo es la Asamblea, que se reúne aproximadamente cada sieta años. El CMI se constituyó oficialmente en 1948 en Amsterdam (Paises Bajos). Al frente del personal del CMI está su Secretario General, Konrad Raiser, de la Iglesia Evangélica de Alemania.
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