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22 de octubre de 1999

UN AÑO DESPUÉS DEL HURACÁN, EL SECRETARIO GENERAL DEL CMI INICIA UNA VISITA POR HONDURAS


Véase Comunicado de prensa del CMI del 8 de octubre de 1999

Una delegación ecuménica internacional inició, el jueves 21 de octubre, un viaje de cuatro días por Honduras con una visita a una aldea rural de reasentamiento que acoge a cientos de familias que tratan de construir sus hogares para reemplazar a los que fueron destruidos con el paso del Huracán Mitch hace casi un año.

"Escuchen atentamente las palabras del profeta Isaías", dijo el Dr. Konrad Raiser, secretario general del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) a los habitantes de la aislada aldea de Buen Samaritano, situada al norte de Honduras cerca de la frontera con Guatemala. "Las casas que describe Isaías son moradas en las que todos podrán vivir sin temor a que sean arrasadas o a que los echen de sus hogares. Son hogares en los que la gente vivirá en paz, en medio de campos de los que cosecharán el fruto de su labor".

Buen Samaritano es una nueva aldea en la que 254 familias procedentes de siete aldeas rurales tratan de construir su nuevo hogar. El Huracán Mitch, que ocasionó la muerte de más de 5000 personas en Honduras y dejó a miles de personas sin hogar, arrasó sus viviendas.

La construcción de viviendas en Buen Samaritano es una iniciativa patrocinada conjuntamente por la Iglesia Católica Romana y la Comisión Cristiana para el Desarrollo (CCD), entidad que colabora con el CMI en América Central desde hace muchos años y que ha proporcionado asistencia a unas 120.000 personas víctimas de los estragos del Huracán Mitch. Raiser, primer secretario general del CMI que visita el país, vino a Honduras por invitación de Noemi Espinoza, presidenta de la CCD.

" Hemos sentido la solidaridad y la presencia del Consejo Mundial de Iglesias no sólo desde el Huracán Mitch sino muchos años antes del desastre", declaró Espinoza en su bienvenida a Raiser y la delegación ecuménica durante una conferencia de prensa que tuvo lugar en el aeropuerto internacional de San Pedro Sula. "El personal del CMI ha estado siempre con nosotros, en las luchas y dificultades de todos estos años."

Espinoza afirmó que, tras el paso del Huracán Mitch, iglesias de otras partes del mundo habían apoyado generosamente la labor de rehabilitación en el país, y el hecho de que el secretario general del CMI visitara el país era una oportunidad para que la CCD "dé a conocer el rostro humano que representa toda esa solidaridad".

Raiser dijo que el propósito de su visita era "escuchar personalmente el testimonio de personas que están luchando por hacer frente a las secuelas que ha dejado el huracán y se esfuerzan hoy por reconstruir su vida".

El teólogo alemán también afirmó que deseaba "decir a todas esas personas, que no están solas en su lucha". A ese respecto, Raiser se refirió a una "red ecuménica de solidaridad y apoyo mutuo" que se ha creado entre iglesias de todas las partes del mundo para responder a las necesidades de las víctimas de Mitch. La CCD es miembro de ACT Internacional-Acción Conjunta de las Iglesias, red mundial de más de 75 iglesias y organismos de cooperación que depende administrativamente del CMI y la Federación Luterana Mundial. A raíz de Mitch y en su calidad de representante local de ACT, la CCD fletó aviones con comida y medicinas a comunidades aisladas del país y se ocupó de las víctimas que se alojaron en iglesias evangélicas de Tegucigalpa.

Sin embargo, según Raiser, no puede decirse que el Huracán Mitch haya sido un desastre puramente natural. "Los efectos del huracán no habrían sido tan dramáticos si en Honduras hubiera otro nivel de desarrollo, si ésta fuera una sociedad en la que las personas se preocupan unas de otras y de la naturaleza", dijo Raiser.

"Las catástrofes como Mitch son un espejo que refleja la sociedad humana", declaró Raiser, añadiendo: "la reconstrucción no sólo implica que las cosas vuelvan a ser como antes sino enmendar los errores que magnificaron los efectos del desastre natural".

El dirigente ecuménico pudo comprobar cómo se ha puesto en marcha esa transformación durante su visita a Buen Samaritano, donde Marina Rivera, representante de las mujeres de la comunidad contó a Raiser que a raíz de la situación de urgencia, los miembros de la comunidad se habían vuelto "más pacientes y más compasivos unos para con otros. Mitch nos ha permitido sentir y expresar solidaridad unos con otros".

Rivera fue una de las personas de la comunidad que relató lo que habían vivido el año pasado. Gran parte del testimonio que aportaron los miembros de la comunidad fueron canciones y poesías que los propios agricultores habían compuesto. En ellas se habla de hambre y de muerte y también del largo proceso de reconstrucción. En una exposición de dibujos de los niños de la comunidad se aprecia claramente el terror de la tesmpestad pero también se refleja la esperanza de construir una nueva comunidad.

Raiser calificó de "positiva y alentadora" su visita a Buen Samaritano. "Aunque las personas con las que conversamos nos contaron la angustiosa situación por la que han pasado, nadie se quejó", dijo Raiser. "Están determinadas a seguir viviendo normalmente como comunidad."

Acompañan a Raiser en la visita a Honduras Marta Palma, secretaria ejecutiva del CMI para las regiones de América Latina y el Caribe; el Rev. Israel Batista, secretario general del Consejo Latinoamericano de Iglesias y Huibert van Beek, secretario ejecutivo del CMI de Relaciones con las Iglesias y la Comunidad Ecuménica.

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