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29 de mayo de 2001

La aldea de Robinson
Una aldea de montaña vuelve a la vida en Armenia

para Karin Achtelstetter


En la aldea todos lo admiran y lo llaman «Robinson». Robinson fue el primero que regresó a Yeghnadjow. El primero que resistió solo un largo invierno a 2.150 metros de altitud. El primero que se instaló en este pueblo abandonado en la región más septentrional de Armenia, no lejos de la frontera entre Turquía y Georgia.

Fue hace cinco años, y a Nairi - el Robinson de Yeghnadjow - le resulta difícil recordar detalles de ese primer invierno. Al pensar en esos seis o siete meses de invierno le parece que fue una única e interminable noche negra. «No había ni electricidad ni agua, no se veía un alma, pero al menos la casa estaba terminada», cuenta ese hombre que hoy tiene 35 años. Sabía que los inviernos eran largos y fríos y se había preparado interiormente para ello, pero «no había contado con el viento glacial, y ésa fue la primera lección que tuve que aprender.»

Desde que Nairi abrió el camino en 1996, lo han seguido varias familias. Ya son diez actualmente las que han regresado a Yeghnadjow. La aldea, que antes del terremoto de 1988 albergaba a 50 familias, va cobrando vida nuevamente. Entre los escombros de las casas destruidas se destacan los tejados recién terminados y los niños compiten con los perros a quién corre más. Dentro de poco tiempo llegarán más familias.

Yeghnadjow constituye «un experimento social», nos dice Volodya Harutyunian, que trabaja en la Oficina «Shen» de Gyumri. «Shen» significa «aldea próspera» en armenio, y es lo que Harutyunian espera que llegue a ser Yeghnadjow. Para que ello sea posible, se requiere una planificación cuidadosa, tacto y conocer la naturaleza humana. «Actuamos con mucha cautela, ya que queremos formar una comunidad armónica».

Actualmente hay 25 familias en la lista de espera que desean instalarse en Yeghnadjow. Cada año, se reasientan dos familias como promedio. Las familias reciben una ayuda inicial, apoyo para la reconstrucción de sus casas, tres hectáreas de tierra y ganado.

Yeghnadjow es tan sólo un ejemplo de los proyectos agrícolas apoyados por «Shen» y de las actividades coordinadas por la «Mesa Redonda de Armenia» del Consejo Mundial de Iglesias (CMI). La «Mesa Redonda» fue iniciada por la Iglesia Apostólica Armenia y la Iglesia Evangélica Armenia. La existencia desde 1997 de una oficina permanente, encargada de coordinar los esfuerzos de las iglesias que colaboran a nivel internacional y local, se debe a la iniciativa del katholikós Gareguin I, fallecido en 1999, y de la Secretaría para Europa del CMI. La Iglesia Católica Armenia participa en la «Mesa Redonda» desde 1999.

¿Qué requisitos debe reunir una familia para que se la acepte en el Proyecto Yeghnadjow de «Shen»? Una de las condiciones básicas para establecerse en esa aldea, la más septentrional de la provincia de Shirak, es la motivación, dice Harutyunian. «La gente debe tener nociones de agricultura o, al menos, ser originaria de un medio rural, y debe estar dispuesta a realizar trabajos físicos pesados». Según Harutyunian, el programa está dirigido principalmente a personas que quedaron sin techo a causa del terremoto y que todavía viven en las barracas provisionales construidas a toda prisa en aquella época. «Y damos prioridad, sobre todo, a las familias que quieren tener más hijos. En definitiva, esperamos que la aldea crezca y continúe desarrollándose."

Sin embargo, Harutyunian sabe también que las buenas intenciones no bastan. Dos familias regresaron a Gyumri durante el último invierno. La adaptación a la vida en el campo les resultó más difícil de lo que esperaban. A pesar de ello, han decidido hacer un nuevo intento en primavera.

Nairi da a los recién llegados todo el apoyo que necesitan. Su propia familia - Manuschag, su madre, su hermana Susanna, su tío Sergej y su tía Sveta - tiene una función muy importante en la aldea. Reciben a los recién llegados, los acompañan en sus esfuerzos y hasta ponen a disposición el salón de su casa para que sea utilizado como aula, cuando el combustible que provee el Estado a la escuela no alcanza. «Nunca alcanza», dice tía Sveta, que dirige la escuela. Hoy toca matemáticas. En la mesa del comedor, Husik, Michael, Arthasches y Bagrat, se concentran en sus problemas de aritmética, los rostros enrojecidos por el esfuerzo. Y hay razones para ponerse nervioso: la maestra puede mirar los cuadernos en cualquier momento.

En todo caso, el edificio escolar, que quedó casi intacto tras el terremoto, sería demasiado grande para los once alumnos y alumnas que hoy van a la escuela. Cuesta imaginar que, dentro de pocos meses, esas aulas vacías, por cuyas ventanas entra silbando el viento helado, se llenarán de vida y de colores cuando lleguen los 240 niños que pasarán sus vacaciones en Yeghnadjow durante los tres meses calurosos del verano. Tres grupos de 80 niños con diez maestros y maestras se instalarán en la escuela durante un mes. ¿Cómo se ordeña una vaca ? ¿Cómo se planta un árbol ? ¿Cómo se fabrica el queso? Todo esto se puede aprender en la granja-escuela vecina. Es un verdadero acontecimiento para todos: tanto para los habitantes de la aldea como para los niños, que, en su mayoría, provienen de familias menesterosas de Gyumri. Algunos viven en los refugios provisionales o perdieron a su padre o a su madre durante el terremoto.

"A algunos niños les gustó tanto la vida en la aldea", dice Harutyunian, "que han convencido a sus padres que se inscriban en la lista de espera para vivir en Yeghnadjow. Pero sólo conocen la aldea en verano", añade, "y la prueba de fuego es el invierno".

Siete meses de invierno - sobre la mesa del salón de Nairi hay tulipanes rojos - un signo anunciador de la primavera traído de Gyumri. El mejor lugar, el más caliente, sigue siendo al lado del fogón en la cocina.

La naturaleza despierta tímidamente en Yeghnadjow: los primeros crocos violetas comienzan a salir de la tierra. Y un colaborador de "Shen" recuerda: "Nuestros antepasados se colocaban los primeros crocos sobre los ojos para saludar a la primavera".

Este artículo fue redactado durante una visita a Armenia y a Nagorni Karabaj que efectuaron miembros del equipo de "Información" del Consejo Mundial de Iglesias en abril. Es el primero de una serie de artículos que se publicará con ocasión del 1.700 aniversario que celebra este año la Iglesia Apostólica Armenia.

Las fotografías que acompañan la crónica así como otras fotografías de Armenia y Nagorni Karabaj se encuentran en: http://www.photooikoumene.org.

La información sobre los actos del aniversario que celebra la Iglesia Apostólica Armenia se puede encontrar en los sitios Web del Katholikosado de Echmiadzín http://www.etchmiadzin.com y del Katholikosado de Cilicia http://www.cathcil.org.


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