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25 de septiembre de 2000

Verdaderas heroínas - la vida de las mujeres en Liberia
Karin Achtelstetter


La sala de reuniones de la ACF está decorada con colores brillantes. El bullicio y las alegres conversaciones de las mujeres llenan el espacio. Todas las mujeres volvieron a la ACF para decirnos adiós, a nosotras las cinco mujeres de la delegación de mujeres ecuménicas internacionales. Christiana R. Davies, presidenta de la Asociación Cristiana Femenina (ACF) de Liberia; Lucretia J. Thomas, secretaria general de la ACF; Rosaline Tweh, presidenta en funciones del Comité Directivo de la ACF y todas las otras mujeres con las que hemos hablado durante nuestra estadía en Liberia y que han compartido algo de sus vidas con nosotras: la abogada Elizabeth J. Boyenneh, que, por primera vez en la historia de Liberia, ha iniciado una acción judicial por un caso de violación; Elizabeth, que se ocupa actualmente, durante la difícil paz que se ha instaurado en Liberia, de los niños huérfanos que consiguió salvar durante la guerra; las mujeres de la Alianza Panafricana de Mujeres Cristianas (PACWA) que aportan nuevas señales de paz y esperanza a Liberia y las que colaboran con el Programa para Liberia de la Federación Luterana Mundial destinado a mujeres y ex combatientes traumatizados por la guerra - son todos rostros familiares. Las historias de vida de estas mujeres de Liberia hacen de cada una de ellas una heroína.

Una delegación ecuménica internacional de mujeres visitó Liberia del 27 de julio al 2 de agosto como prueba de la solidaridad internacional con las mujeres de Liberia. El equipo quiso tener encuentros de mujer a mujer, y escuchó los relatos de la propia boca de las mujeres.

La historia de Christiana
Una fiesta de despedida en el local de la ACF. El bullicio y las alegres conversaciones de las mujeres llenan el espacio. Uno de los relatos comienza aquí: es la historia de Christiana, que hizo todo lo que pudo para salvar la sede de la ACF en Monrovia.

El edificio tiene una fachada acogedora pintada de azul y amarillo, una amplia sala de reuniones con algunos escasos muebles, un pequeño círculo de sillas blancas en un rincón y algunas plantas. De momento, parecería que se han olvidado las consecuencias de la guerra y los problemas de la posguerra. "Vengan al primer piso", dice Christiana. Y antes de que pudiéramos llegar a lo alto de la escalera, su historia llega a nosotras a borbotones. Dos veces, durante los siete años de guerra civil, el edificio fue destruido y saqueado: en 1990, inmediatamente después de estallar la guerra, y más tarde, en 1996. "Acabábamos de comenzar la restauración de la casa cuando fue asaltada y saqueada nuevamente" recuerda.

Como en todas partes en Monrovia, el tejado de la casa fue destruido y los saqueadores penetraron robando todo lo que había. Después de terminada la guerra consiguieron algunas sillas a costa de muchos esfuerzos. Hay además una pizarra y una máquina de coser que parecen perdidas en medio de las salas prácticamente vacías.

"Cocina, costura y confección, batik y fabricación de pan"- este programa que cuelga de la pared da testimonio de la nueva vida que ha invadido las salas vacías. Entre 50 y 60 mujeres siguen actualmente cursos aquí. Para muchas, los cursos significan la posibilidad de conseguir un trabajo para subvenir a las necesidades de su familia. También se dan cursos para aprender a escribir y nociones de aritmética, y hay una guardería para los niños pequeños.

La vida ha vuelto al edificio de la ACF, gracias a Christiana y a otras mujeres que no se dejaron amilanar por la destrucción y comenzaron a reconstruir todo de nuevo. Como presidenta de la ACF, ella se encargó de velar por la casa durante la guerra y ahora tiene que defenderla nuevamente, esta vez contra los especuladores inmobiliarios. Christiana sabe que ella nunca ha de abandonar la batalla. "La ACF necesita un local", dice con determinación.

La historia de Karta
Una fiesta de despedida en la ACF. Todas las mujeres que habíamos encontrado fueron a despedirse de nosotras; o casi todas. Las mujeres de los campamentos de refugiados VOA I y Banjor no pudieron venir, pero están con nosotras en nuestro pensamiento y forman parte del grupo. Son mujeres como Karta, una mujer refugiada de Sierra Leone, que encontró refugio en el campamento VOA I.

"K-A-R-T-A S-A-N-N-O-H" Karta escribe su nombre con cuidado en la pizarra. Se da vuelta y sonríe con orgullo a los visitantes internacionales. "Me encanta este programa. Por primera vez en mi vida, puedo ir a la escuela". Sus compañeras de clase asienten con la cabeza. Hay actualmente 25 mujeres que siguen el curso de seis meses para aprender a escribir y a contar que ofrece la ACF aquí en VOA I y en el centro de refugiados de Banjor.

La pizarra está sobre la arena, apoyada contra un sombrero de paja. El entusiasmo de las mujeres ante la posibilidad, al fin, de aprender a escribir y a contar no niega su dura vida como refugiadas. Muchas de ellas están en Liberia desde 1992, y casi todos los días mueren niños en el campamento.

Para Karta y sus compañeras, aprender a escribir y a contar es el primer paso hacia la independencia financiera. A este curso seguirá una formación en algún oficio: costura, teñido de telas y fabricación de jabón son los cursos más populares. Las mujeres podrán vender lo que hacen en el mercado aquí en los suburbios de Monrovia, y, por supuesto, también habrán de hacerlo, cuando puedan finalmente regresar a su casa, dondequiera que sea.

Constura y confección, teñido de telas y fabricación de jabón también cuentan con la preferencia de las mujeres del centro de refugiados de Banjor. James L. Tommy, un formador que contrató la ACF, dice con entusiasmo: "En el Centro de Refugiados de Banjor tratamos a todos de la misma manera y propugnamos la igualdad de derechos a la educación". Los cursos son muy requeridos tanto en VOA I como en Banjor, pero hay limitaciones debidas a la falta de apoyo financiero del exterior. "Sin embargo, continuamos" dice Tommy.

Una fiesta de despedida en el local de la ACF: rostros familiares, relatos de vida de mujeres de Liberia; verdaderas heroínas.

Miembros del equipo internacional ecuménico:
Hélène Yinda, ACF Mundial, Ginebra (responsable del equipo)
Karin Achtelstetter, CMI, Ginebra
Jessica Babihuga Nkuuhe, ISIS, Uganda
Lillian Chirombe, ACF Mundial, Zimbabwe
Ashley Seaman, CMI, Iglesia Presbiteriana (Estados Unidos de América)

Con esta crónica se termina esta serie de seis informes sobre la visita de las cinco mujeres que integraban la delegación ecuménica internacional a Liberia del 26 de julio al 2 de agosto. Las cinco mujeres fueron a Liberia para conocer de primera mano la situación de las mujeres y los niños durante el período de posguerra en Liberia y para expresarles su solidaridad. La visita fue planificada y organizada por el Consejo Mundial de Iglesias (CMI), la Asociación Cristiana Femenina Mundial, la Conferencia de Iglesias de Toda el África (AACC) y la Federación Luterana Mundial (FLM).

Las fotografías sobre Liberia están disponibles aquí o pueden solicitarse por teléfono al número: (+41.22) 791.62.95

Decenio para Superar la Violencia (2001-2010)

En la Octava Asamblea del CMI, celebrada en Harare (Zimbabwe), los delegados que representaban a más de 300 iglesias miembros del CMI proclamaron el Decenio para Superar la Violencia (DSV). La Asamblea declaró que en relación con las cuestiones de no-violencia y reconciliación el CMI "debe elaborar una estrategia de colaboración con las iglesias .....con miras a crear una cultura de la no-violencia". El Decenio, que se iniciará en todo el mundo en febrero de 2001, se basará en las iniciativas que ya existen en el mundo y ofrecerá un foro para intercambiar experiencias y establecer relaciones a fin de aprender unos de otros.

Para más información pónganse en contacto con: la Oficina de relaciones con los medios de información
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