La Octava Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias
será una de las reuniones de cristianos más representativa que se haya nunca celebrado,
con representantes de organizaciones y grupos ecuménicos, delegados de las iglesias
miembros, observadores y visitantes de todo el mundo. Los cinco días del Padare -lugar de
reunión para reflexionar juntos siguiendo la tradición shona de Zimbabwe - darán
oportunidades de participación mucho mayores que cualquier otra asamblea anterior del CMI.
El Padare será un espacio único en el que podremos sentir, celebrar y sustentar la
comunidad que se ha ido conformando y consolidando en el Movimiento Ecuménico.
A pesar del desconcierto que puedan sentir los participantes ante la cantidad de actividades, no cabe
duda de que se sentirán enriquecidos por el encuentro de tantas formas y expresiones
diferentes de la fe cristiana, que han ido tomando forma a lo largo del camino que han recorrido las
comunidades cristianas a través de la historia. El Padare será una oportunidad para
comprender la manera en que el Espíritu ayuda a la comunidad de fe a trascender los
horizontes individuales. Los lazos en esta comunidad no son de origen étnico, nacional o
cultural ni están dictados por la raza, el género, la clase, sino que son los lazos de
quienes están llamados por Jesucristo y bautizados en su muerte y resurrección por el
Espíritu Santo. Y nos sentiremos interpelados por la diversidad de contribuciones. Para
muchos, se tratará de una experiencia diferente en la que compartirán el mismo espacio
con personas que no conocen y que representan contextos culturales, experiencias y realidades muy
diferentes de las suyas. Algunos podrán sentirse tentados a tratar de dominar y controlar el
espacio (para sentirse más "en casa"); otros tomarán distancia, condenando,
quizás, a los que no son "como nosotros". En cualquiera de estos dos casos, se perderá
la oportunidad de entablar un diálogo en el que sea posible explorar y poner a prueba las
opiniones, las prácticas y las convicciones unos de otros.
Es importante que todos los que deseen participar en el Padare estén preparados para esa
reunión de cristianos con convicciones que pueden ser divergentes y, a veces, opuestas a las
suyas. Este espacio de diálogo y de debate, previsto en el Padare, requiere una actitud de
humildad y respeto para con los otros, que puede definirse mejor quizás diciendo que se trata
de una disposición a emprender una jornada de fe en común. La Octava Asamblea
será otro lugar de reunión y un alto en la peregrinación ecuménica que
comenzó cuando Jesús atravesó las fronteras de las comunidades judías y
continuó cuando los apóstoles se vieron obligados a cambiar sus opiniones
fundamentales atendiendo al llamamiento del Espíritu Santo a los pueblos de todas las
naciones a formar la comunidad de la Iglesia (Gá. 2:11-14; Hch 10, 11, 15). Confiando en la
orientación del Espíritu, pudieron dar un nombre y hacer frente a lo que los separaba.
Con la profunda pasión que les inspiraba la fe en Cristo, se interpelaron unos a otros, sin evitar
la confrontación, para poder discernir lo que tenían que hacer y a dónde
tenían que ir. Sin embargo, ellos no hostigaron, ni persiguieron, ni oprimieron a los otros.
Inspirándonos en el testimonio bíblico (en particular la narración acerca del
primer concilio de los apóstoles del que se da cuenta en Hechos 15) y en la larga experiencia
de diálogo y de encuentro en las conferencias ecuménicas y en las anteriores asambleas
del CMI, es posible identificar un cierto número de indicadores básicos para la jornada
en común de los cristianos, las iglesias y los grupos ecuménicos. Estos indicadores
pueden ser útiles para los participantes en su preparación para el Padare:
Al interpelarnos unos a otros, debemos
Al vivir nuevas oportunidades juntos, debemos
Al aceptar las obligaciones que conlleva el estar juntos, debemos
Como los participantes pueden considerar, a veces, que atravesar las fronteras culturales,
confesionales y lingüísticas - esencial en el Padare - es más perturbador que
enriquecedor, el Comité Ejecutivo ha propuesto la formación de un Grupo Asesor del
Padare, integrado por delegados en la Asamblea y otros participantes. Las obligaciones y
responsabilidades del Grupo Asesor del Padare son: