Octava
Asamblea
Consecuencias
de la declaración normativa:
Propuestas más
amplias relativas a los cambios institucionales
Marion Best
En su análisis de las respuestas recibidas en relación con el proceso EVC, publicado en el número de julio de The Ecumenical Review, Peter Lodberg concluye subrayando que "el Comité Central tuvo que aprobar un texto de tono conservador y mesurado que por sí mismo no dará lugar a cambios fundamentales en la vida y el futuro inmediato del CMI", añadiendo inmediatamente después, y con razón, que "el Comité Central hizo lo único que podía hacer para estar en consonancia con las iglesias". 1
En el prefacio del documento EVC, el Comité Central explica que, al aprobar este texto, no se arroga la autoridad para tener la última palabra sobre el CMI y el Movimiento Ecuménico. Antes bien, el Comité Central reconoce que "parte de la esencia de la comunidad que las iglesias forman en el Movimiento Ecuménico es continuar debatiéndose con esas diferencias en un espíritu de comprensión mutua, de compromiso y de responsabilidad." 2
Como consecuencia del proceso de reflexión, las iglesias y las organizaciones ecuménicas se debaten hoy con una serie de puntos específicos por lo que respecta al actual perfil institucional del CMI. Las discusiones en torno a cuestiones relativas a la declaración normativa EVC, de las que se da cuenta en los informes del Moderador y del Secretario General a esta Asamblea, ponen claramente en evidencia la necesidad de continuar ese debate. A ese respecto, muchos piensan inmediatamente en las iglesias ortodoxas (calcedonias) y en la reunión de Tesalónica del pasado mes de mayo. Ahora bien, tampoco deben olvidarse las propuestas y recomendaciones concretas como las recientemente formuladas por las iglesias nórdicas en la Conferencia de Lambeth o por comuniones cristianas mundiales; y cabe esperar otras tantas.
Así pues, estamos adentrándonos en la importante fase de las consecuencias institucionales de la declaración normativa. ¿Cuáles son los principales ámbitos que requieren atención? ¿Cuáles son las aspiraciones de las iglesias por lo que respecta al futuro perfil institucional del CMI?
Me gustaría referirme a una serie de esferas que requerirán mayor atención en el curso de los próximos años. Qué duda cabe que los resultados de este esfuerzo colectivo pueden influenciar decisivamente e incluso remodelar la actual estructura del CMI y es evidente que la Asamblea es el órgano más apropiado para dar las instrucciones y orientaciones necesarias en esa tarea.
a) Composición del CMI - Criterios para la condición de miembro. En el centro del proceso de reflexión estaba el entendimiento de lo que significa ser miembro del Consejo. 3 Las enmiendas propuestas al Reglamento son un resultado concreto de ese proceso y reflejan una nueva concepción de la condición de miembro del CMI. Sin embargo, parecería que el debate sigue abierto. La cuestión que se plantea con frecuencia es si existen formas alternativas de ser miembro o de participar en el CMI que permitan apoyar a las iglesias en sus esfuerzos para "ser iglesias", en lugar de centrar su atención en los vínculos orgánicos con una organización ecuménica. En los aportes de las iglesias al proceso de reflexión se han formulado propuestas respecto al actual entendimiento de la condición de miembro; algunos abogan firmemente en favor de la participación y no de la condición de miembro, otros apuntan a la necesidad de reexaminar la condición de miembro para incluir a la Iglesia Católica Romana; sin embargo, otros exhortan a una reflexión común que nos lleve a una solución "más allá de la condición de miembro". A su vez, algunas iglesias se preguntan si el carácter puramente formal de los criterios para la condición de miembro es apropiado para una "comunidad de iglesias".
b) Cuestiones que preocupan a los ortodoxos. Entre las iglesias que plantean cuestiones fundamentales en relación con la pertenencia al CMI están las iglesias ortodoxas. ¿Debe la condición de miembro entenderse únicamente como un acuerdo institucional con derechos y responsabilidades? ¿No deberían las iglesias miembros reexaminar las actuales formas de representación en el CMI, considerando la posibilidad de una participación que permita una contribución cualitativa a la comunidad y que tenga en cuenta criterios eclesiológicos antes que reglamentos y disposiciones estructurales? En relación con esas cuestiones, los ortodoxos han expresado su preocupación por los actuales modelos de toma de decisiones, preocupación a la que se han sumado otras muchas iglesias miembros, en particular las iglesias miembros del Sur. Lo que se propone es estudiar formas de adoptar un procedimiento de toma de decisiones por consenso, a saber, sin votación por mayoría, lo que plasmaría mejor el espíritu de comunidad y permitiría la elaboración de un programa aceptado por todos.
Habida cuenta de estos importantes puntos, las iglesias ortodoxas han pedido la formación de una comisión tras la Asamblea para examinar la "participación de los ortodoxos en el Movimiento Ecuménico y una reestructuración radical del CMI.".4 Esta recomendación fue ratificada por el Comité Ejecutivo en su reunión de Amersfoort (septiembre de 1998) y ahora se somete a examen y decisión de la Asamblea.
c) Modelos de consejo. Es evidente que toda propuesta de "reestructuración" del CMI apunta a la necesidad de examinar detenidamente la historia del Movimiento Ecuménico y la reciente evolución del ecumenismo institucional en los planos regional y nacional. Al repasar la historia del CMI se descubre que se había considerado seriamente la posibilidad de un modelo de organización basado en las "familias confesionales", modelo que se descartó en aras de la actual estructura del CMI basada en la representación por iglesias nacionales. Por consiguiente, convendría reflexionar sobre las razones que en esa fecha indujeron a la adopción de la actual estructura y sobre la pertinencia actual de la misma. En torno a esa misma cuestión también han tenido lugar debates en el marco del Grupo Mixto de Trabajo entre la ICR y el CMI así como en el marco de los debates sobre las iglesias y las relaciones ecuménicas. ¿No sería esencial estudiar de nuevo los resultados de esos debates? Mientras tanto, algunas organizaciones ecuménicas han sentido a su vez la necesidad de reevaluarse y reestructurarse. Por citar sólo unos pocos ejemplos, el Consejo de Iglesias del Oriente Medio optó por un modelo basado en "familias de iglesias", incluyendo entre sus miembros a la Iglesia Católica Romana; las iglesias de Gran Bretaña e Irlanda se decidieron por el modelo "Asociación de Iglesias"; las iglesias canadienses han formado "coaliciones ecuménicas" y han optado por la constitución de un foro. Por otro lado, sería conveniente recordar los debates en curso y las experiencias de los "consejos de iglesias" o de "consejos de consejos".
El fomento de la participación y la representación de las iglesias en las organizaciones ecuménicas así como la promoción de las relaciones entre iglesias y organizaciones ecuménicas en el marco del "único Movimiento Ecuménico" parecen ser el principal hilo conductor de este debate en torno a distintos modelos de organizaciones ecuménicas. ¿Qué contribución específica podría aportar el CMI al debate? ¿Podría el CMI aprender de otras experiencias? ¿Qué pasos son necesarios para emprender seriamente la tarea de hacer que las estructuras institucionales del CMI sirvan y reflejen mejor la realidad de esa "comunidad de iglesias"?
d) Relaciones con las Organizaciones Ecuménicas Regionales (OER) y las Comuniones Cristianas Mundiales (CCM). La posibilidad de representación y participación en las estructuras del CMI y en sus procesos de planificación programática y de toma de decisiones también ha sido planteada por interlocutores ecuménicos como las OER y las CCM. ¿Cómo traducir el deseo de promover las relaciones con todos los partícipes del Movimiento Ecuménico en formas concretas de cooperación estructural? 5 ¿De qué forma podría implicarse más directamente a las OER y las CCM en las estructuras de los órganos decisorios del CMI? ¿Es momento de emprender un proceso de reflexión sobre la posibilidad de una nueva configuración en la que se vinculen más directamente las expresiones estructurales mundiales y regionales del Movimiento Ecuménico?
Esas preguntas apuntan al hecho de que parte del "programa inconcluso" del EVC es profundizar en toda la esfera de las relaciones con los copartícipes del único Movimiento Ecuménico.
e) Foro de iglesias cristianas y organizaciones ecuménicas. Hoy se invita a todas las iglesias y organizaciones ecuménicas a reflexionar sobre la reorientación de su labor y a evaluar juntas qué instrumentos serían necesarios en el futuro para estar al servicio del "único Movimiento Ecuménico". El concepto de foro de iglesias y organizaciones ecuménicas fue propuesto como una de las formas en que los partícipes del Movimiento Ecuménico, estructuralmente relacionados con el CMI o no, podrían reunirse a efectos de diálogo y cooperación. Esta propuesta surgió en el curso de una consulta que tuvo lugar en Bossey en agosto de 1998, tras un proceso de consultas con la participación de iglesias, organizaciones ecuménicas, familias confesionales y asociaciones ecuménicas.
El objetivo del Foro propuesto es contribuir a promover relaciones más estrechas, más inclusivas y conceder atención prioritaria a cuestiones relativas a la unidad de los cristianos y el testimonio común con objeto de intercambiar puntos de vista e información y de establecer una orientación común. Todos los que contribuyeron a la formulación de esta propuesta eran plenamente conscientes de que el Foro no podía ser una nueva organización con su propia administración ni aspirar a establecer sus propias directrices; antes bien, debía ser flexible y abierto, expectante y depender del menor número posible de reglamentos y estructuras. El Consejo Mundial de Iglesias sería uno de los copartícipes y no el organizador del Foro. El objetivo no es que el CMI pase a ser el Foro.
El Foro se concibe como una reunión ocasional en cuyo marco se celebraría el culto y se estudiarían cuestiones de interés para los cristianos con miras a llegar a un entendimiento mutuo antes que como una oportunidad para tomar decisiones e iniciativas programáticas o para elaborar documentos.
Esta propuesta se presentará a las iglesias miembros y a las organizaciones ecuménicas para examen y observaciones. Estamos en una etapa muy temprana de la propuesta por lo que lo que podría hacer esta Asamblea es exhortar al CMI a continuar el proceso de consultas con todos los organismos ecuménicos concernidos.
Cedo, pues, la palabra a todos ustedes para que expongan sus puntos de vista. También los invito a presentar sus observaciones por escrito al Comité de Examen I cuya labor consiste en examinar detenidamente todas las contribuciones que se presenten en el curso de la Asamblea y dar orientación para que la Asamblea tome las decisiones apropiadas.
1. Peter Lodberg, Common Understanding and Vision: An Analysis of the Responses to the Process, en The Ecumenical Review 50 (1998), 3, págs 268-277.
2. Prefacio al documento EVC, en Guía de Trabajo de la Asamblea, pág, 110.
3. Documento EVC, punto 3.7, en Guía de Trabajo de la Asamblea; págs. 121 y 122.
Evaluación de New Facts in the Relations of Orthodoxy and the Ecumenical Movement, Tesalónica, Grecia, 29 de abril-2 de mayo de 1998, en 4. Orthodox Reflections On the Way to Harare, edición a cargo de Thomas Fitzgerald y Peter Bouteneff, CMI: Ginebra, 1998, págs 136-138.
5. Documento EVC, capítulo 4, Guía de Trabajo de la Asamblea, págs 126-129.
Plenaria deliberativa sobre el Entendimiento y la Visión Comunes del CMI (EVC)
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