Cincuenta Aniversario y Octava Asamblea del CMI |
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Crónica mensual no. 8 |
Y en el marco de esos esfuerzos, la tarea de dar a conocer y promover
la tradición y la cultura africanas será un elemento central. Para el pueblo
de Zimbabwe, el Padare, símbolo de la idiosincrasia tradicional, es un
aspecto de fundamental importancia, por cuanto significa consenso a
través del diálogo y el respeto mutuo.
"Dare" es un término shona tradicional que significa lugar especial de
reunión y que, antes de la era del colonialismo, funcionaba a muchos
niveles de la sociedad de Zimbabwe.
En el marco de la familia, el dare era un tiempo y un lugar en el que los
hombres se reunían junto con los hijos varones de la familia. Era un lugar
de reposo, un lugar donde se comía. También era un lugar donde se
recibían consejos y formación, un lugar donde la generación de ancianos
transmitía toda su sabiduría a los jóvenes.
Las mujeres de la familia también se reunían pero en un lugar diferente.
Sus reuniones se conocían con el nombre de "kutandare".
A nivel de la aldea, el Padare también era principalmente una reunión de
hombres que proporcionaba un marco para promover la cohesión de la
comunidad, así como para el asesoramiento de los jóvenes y la toma de
decisiones cuando se producían conflictos.
Hoy esa división de los grupos y de las funciones de cada grupo sobre
la base del género no es algo que merezca nuestra aprobación. Sin
embargo, el pueblo de Zimbabwe reexamina y reivindica hoy otros
aspectos de la tradición shona del Padare.
El dare era un lugar en el que todos los participantes pasaban a ser
iguales. También era un espacio para el consenso; no había prisa para
tomar decisiones pues eso hubiera sido contraproducente para la
construcción de lazos comunitarios.
Según una joven de Zimbabwe que conocí hace poco, el aspecto más
destacado de la tradición del Padare es su potencial para proponer
formas alternativas de promover la paz, la reconciliación, en definitiva, la
cohesión comunitaria.
La Octava Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias,
coincidiendo con el 50 aniversario del Consejo, es una oportunidad única para que los
representantes de las iglesias de todo el mundo vengan a unirse a sus hermanas y hermanos de frica.
Reunidos en Harare, Zimbabwe, del 3 al 14 de diciembre de 1998, todos ellos tratarán de
hacer realidad la promesa del Jubileo, que significa reconciliación, restauración y
renovación, en este continente particularmente azotado por las dificultades.
No es de extrañar que la tradición dare se interrumpiera durante el
colonialismo. Durante ese período, los jefes tradicionales pasaron a ser funcionarios civiles
pagados por el gobierno y responsables ante el gobierno y no ante el pueblo. Los conflictos ya no se
resolvían en el marco de la comunidad sino en los tribunales.
Pero, para el pueblo de Zimbabwe, como para muchas otras sociedades,
los tiempos no están para idealizar las tradiciones ni el pasado. Tampoco
se trata de relegar al olvido las tradiciones sino de respetarlas y
adaptarlas a las nuevas necesidades y circunstancias.
De ahí que las iglesias anfitrionas en Zimbabwe de la Octava Asamblea
del CMI sugirieran que el "espacio abierto" previsto en el marco de la
Asamblea se llamara Padare y que ese espacio plasmara los aspectos
más positivos de la tradición del Padare: igualdad, consenso y
comunidad.
La idea de un espacio abierto no es una novedad en las asambleas del
CMI, pero el hecho de que este espacio se conciba como un Padare
aporta una nueva dimensión a la Asamblea. Al explorar el concepto de
Padare para la Asamblea, el Comité de Planificación no pudo menos que
sorprenderse del potencial de esta tradición en cuanto a un modelo que
podría aplicarse en el mundo. El Padare est un todo un estilo de diálogo y
consulta que busca ser inclusivo y no exclusivo, que promueve la
dignidad y la igualdad de todos y afirma inequívocamente que, en la
búsqueda de unidad y comprensión, el trayecto es tan importante como
el destino, y que la exploración y el diálogo son tan vitales como
cualquier decisión o conclusión.
Como modelo, el Padare es particularmente pujante por cuanto simboliza
el nuevo pensamiento que caracteriza hoy al Movimiento Ecuménico. En
efecto, los últimos debates ecuménicos han puesto mayor énfasis en la
necesidad de promover las relaciones que en la necesidad de una
convergencia estructural y doctrinal. El Padare puede ayudar a
comprender cómo pueden sustentarse las relaciones y la comunidad,
incluso en medio del desacuerdo y el conflicto.
Al basarse en los aspectos más positivos de la tradición shona y al
reflejar la importancia que hoy se concede en los círculos ecuménicos al
diálogo antes que a las decisiones, el Padare promete ser un importante
elemento de la Asamblea, tanto a nivel simbólico como a nivel práctico.
El Padare se desarrollará durante cinco días y abarcará más de 400
actos y celebraciones de toda índole: seminarios, talleres,
representaciones, etc.
El teatro de la Universidad será el escenario de más de 40
representaciones artísticas (teatro, danza, música, poesía). Una de las
muchas representaciones a cargo de nuestros anfitriones en Zimbabwe
será la presentación escénica de la vida de un mártir local.
En el Padare, visitantes y delegados examinarán la cuestión de la
mundialización y la deuda y simbólicamente unirán sus manos a las
muchas personas que en todo el mundo están haciendo campaña para la
condonación de la deuda de los países más pobres hacia el año 2000.
Los niños de Harare, junto a otros niños de todas las regiones del
mundo, invitarán a las iglesias a estudiar de qué formas el trabajo que
realizan en relación con la infancia podría contribuir a dar dignidad y voz
a los niños marginados y explotados del mundo.
Justicia y Paz: cuestiones que se plantean a la iglesia en un mundo
marcado por los conflictos, la violencia y la mundiali construcción de comunidades
reconciliadas.
Unidad: cuestiones relacionadas con el culto, la espiritualidad, la unidad visible de las iglesias
y la eclesiología y la ética.
Avanzar juntos: cuestiones relacionadas con la comunicación en el
Movimiento Ecuménico y con la forma de dar a conocer el Movimiento
Ecuménico; cuestiones relacionadas con el ecumenismo conciliar y con
el entendimiento del único Movimiento Ecuménico.
Aprendizaje: cuestiones que se plantean en las relaciones
interreligiosas y en la formación cristiana y ecuménica por lo que
respecta a la pluralidad cultural y religiosa.
Testimonio: cuestiones que se plantean en la comunicación del
Evangelio: la atención de salud, el testimonio y la evangelización; el
problema del proselitismo.
Solidaridad: cuestiones relacionadas con la preocupación de las iglesias por el medio
ambiente y el desarrollo de comunidades sostenibles
basadas en la justicia; iniciativas concretas de capacitación.
Pero, además de centrarse en cuestiones de justicia y
paz, el Padare también abordará temas en relación con la fe y la unidad, la
oración, el culto, la naturaleza de la iglesia, la misión y la relación entre el
Evangelio y las culturas. A este respecto se llevarán a cabo presentaciones sobre los resultados
de la Quinta Conferencia Mundial de Fe y Constitución celebrada en Santiago de Compostela
en 1993 y de la Conferencia Mundial sobre Misión y Evangelización celebrada en
Salvador, Brasil, en 1996.
Por tratarse de un espacio abierto, el Padare no formará parte de la
estructura oficial de toma de decisiones de la Asamblea. Tampoco
elaborará informes escritos ni formulará recomendaciones. Ahora bien,
es de prever que muchas de las cuestiones abordadas en el Padare
dejarán huella en los participantes, muchos de los cuales son delegados
que participarán en las sesiones administrativas oficiales de la
Asamblea.
Así pues, el Padare, como lugar de encuentro y diálogo, contribuirá a
garantizar que las perspectivas y prioridades futuras de las iglesias
miembros del CMI reflejen genuinamente las preocupaciones de los
cristianos de todo el mundo.
Sobre la base de seis temas principales que
constituirán el marco
conceptual de ese espacio abierto, el Padare también acogerá una gran
variedad de talleres y debates, en particular, un debate sobre el 50
aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las
Naciones Unidas; también será un espacio en el que podrán escucharse
relatos y testimonios de iglesias y comunidades de todo el mundo que, en
medio de la fragmentación y la violencia, se esfuerzan por promover una
cultura de la paz.
La Rev. Myra Blyth es Ministra Bautista del Reino Unido y directora
ejecutiva de la Unidad IV del CMI: Compartir y Servir. También es moderadora del grupo
que se ocupa de la organización del padare. Está disponible para facilitar
más información y para conceder entrevistas.
Periodistas de radio: tomen nota de que, a efectos de esas entrevistas,
hemos instalado una línea RDSI en nuestro estudio de radio utilizando un
Codec CCS M66I de 64K.
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